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Álvaro Cebrián (El Ganso): «Este virus nos va a cambiar a todos, incluso nuestros hábitos»

Álvaro Cebrián, cofundador de El Ganso, ha contando a Andrés Rodríguez, presidente y editor de Forbes España en un nuevo #ForbesLive cómo está afrontando la marca la actual crisis sanitaria, social y económica provocada por el coronavirus.

El Ganso, con 500 empleados y tiendas en España, Francia, Portugal, México y Emiratos Árabes, fabrica parte de su producción en Europa y parte en Asia. Fue precisamente este último mercado quien puso a la firma en alerta. “Los proveedores asiáticos empezaron a avisarnos de lo que pasaba. Nos ha pillado un poco por sorpresa, porque un mes antes de empezar todos, estábamos en las ferias de moda”, explica Cebrián.

En cuanto a su actividad, continúan fabricando la moda de otoño y han aplazado las entregas. En opinión de Cebrián, esta situación va a volver al origen de su estilo de venta. “Cuando empezamos, vendíamos la ropa de verano en verano y la de invierno, en invierno. Pero éramos los raros. Creemos que se van a ajustar los tiempos y que esto va a volver”.

El Ganso es una marca principalmente masculina –aproximadamente el 85% de la producción es para hombre–, aunque busca su espacio en la moda de mujer: “Es una marca que nació masculina. Somos dos hermanos que hacían la ropa que querían llevar. Cuando eres una marca de ropa masculina, es complicado ser bueno haciendo ropa femenina. Estamos potenciando y luchando para desarrollar la mujer, pero todavía nos sigue costando llegar a este segmento”, asegura el directivo.

Funciones definidas

Los hermanos Cebrián han definido bien sus funciones dentro de la compañía: “Mi hermano se encarga de la parte digital y RRHH, y yo me encargo del producto y la distribución junto con nuestro hermano pequeño. De la parte financiera se encarga EY, nos da tranquilidad que estamos en buenas manos”.

El fondo de capital riesgo de Louis Vuitton (LVMH) se hacía en 2015 con el 49% de Acturus Capital, la sociedad matriz de El Ganso, un movimiento que Cebrián considera no acertado. “LVMH entró con un 49% de capital en un momento de ebullición. Creo que no fue en el momento apropiado. Tienes que ser tu mismo siempre, en lo bueno y en lo malo. Cuando te asocias tienes que elegir muy bien el socio para seguir siendo tu mismo. Si hubiéramos esperado un poco quizás hubieran sido las cosas mejor. Hemos aprendido mucho de ellos, pero perdimos flexibilidad y valentía”, subraya el ejecutivo.

Por otro lado, el ejecutivo asegura que el cliente cambia y “no puedes vivir siempre del éxito del pasado“, porque “el equilibrio está en el mix entre tradición y evolución. Si sólo haces cosas nuevas puedes fracasar”. Cebrián considera que una empresa de moda “debe ser valiente” y hay que tener los ojos puestos “en la evolución y el cambio”.

Colores internacionales

La firma de moda empezó en 2011 una expansión internacional que le llevó a Francia, Portugal, Inglaterra, Bélgica, Alemania, Chile y México, entre otros países. “Fundamentalmente estamos fuertes en Francia, un país que con nuestra moda ha sido muy agradecido, igual que Portugal. Tuvimos años de muchísimas ventas en Londres, pero llegó el brexit y todo cambió. Al final, por varias razones –bajada de ventas o incremento de impuestos–, tuvimos que cerrar allí“.

En este sentido, Cebrián matiza que El Ganso siempre ha sido más neoyorkino que londinense. “Nueva York es lo británico modernizado, un estilo desenfadado. Londres siempre es más tradicional, más hermético, más formal. Nunca nos hemos visto como british“.

En relación a los planes a corto y medio plazo, El Ganso lo tiene claro: “Pensar más en marca y rentabilidad, no tanto en abrir tiendas“.

Venta online como pilar fundamental
El Ganso, antes de esta situación, destinaba muchos recursos a la parte online de la compañía, porque lo considera la clave de cualquier negocio y, especialmente, de esta crisis. “En online intentamos reflejar la creatividad de las tiendas“.
Pero, lo importante para Cebrián, es que este virus “nos va a cambiar a todos, incluso nuestros hábitos”. En su opinión, “esto nos va a hacer valorar todo mucho más y nos hará menos exigentes. Disfrutaremos más de lo pequeño, de dar una vuelta por Gran Vía en agosto, por ejemplo”.

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