La conclusión de este arranque del 2023, sin los rusos y sus empresas, sin los chinos y las suyas, ha sido unánime: hay que acostumbrarse a gestionar las empresas con incertidumbre.
ANDRÉS RODRIGUEZ
Publicado enOpinión
¿Son los mejores ‘influencers’ los mejores?
Publicado enOpinión
El pueblo contra Instagram
Publicado enOpinión
Economía de guerra
Publicado enOpinión
¿Qué es ser mejor?
Publicado enOpinión
La movida valenciana se resiste al olvido
Publicado enOpinión