La semana pasada, Elon Musk sorprendió al mundo con un nuevo proyecto: un robot con forma humanoide (el Tesla Bot) capaz de realizar tareas extremadamente complejas, en palabras del fundador de Tesla. A modo de broma, Musk aseguró que, aunque pueda recordar a las peores películas de terror en las que los robots se hacen con el control de la civilización, «el Tesla Bot estará configurado de tal manera que sea posible huir de él. Lo más probable es que cualquiera pueda con él».
De lo que no parece tan evidente que se pueda escapar es de su entrada en el mercado laboral y de las implicaciones que esto pueda tener en la pérdida de puestos de trabajo. Y ante esto, el magnate propone una solución: la renta básica universal, que consiste en entregar a los ciudadanos una cantidad de dinero suficiente para cubrir sus necesidades básicas.
La idea de Musk no es nueva. De hecho, se ha hablado de ello desde hace siglos (ejemplo de ello son pensadores como Tomás Moro o Stuart Mill y economistas como James Tobin). En 2016, él mismo hablaba abiertamente sobre el tema en una entrevista con la CNBC: «Existe una gran posibilidad de que terminemos con un ingreso básico universal, o algo así, debido a la automatización. Sí, no estoy seguro de qué más se puede hacer. Creo que eso será lo que pase», apuntaba, mientras añadía que «la gente tendrá tiempo para hacer otras cosas, cosas más complejas, cosas más interesantes».
Cinco años más tarde, lo reitera. «Esencialmente, en el futuro, el trabajo físico será una elección. Por eso creo que a largo plazo será necesario un ingreso básico universal«, aseguraba durante la presentación del Tesla Bot. Y en esta creencia, el excéntrico fundador de Tesla tampoco está solo.
Durante un discurso en la Universidad de Harvard (EE UU) en 2017, el CEO de Facebook Mark Zuckerberg, habló a los alumnos sobre la necesidad de explorar la renta básica universal como una forma de que a nadie le faltara el dinero necesario para vivir.
«Estamos en el momento de definir un nuevo contrato social para nuestra generación. Debemos tener una sociedad que mida el progreso no por las métricas económicas como el PIB, sino por otras formas en la que muchos de nosotros tengamos un papel importante en la vida. Deberíamos explorar ideas como la renta básica universal para asegurarse de que todo el mundo tiene un cojín para probar nuevas cosas«, dijo.
Ese mismo año, aunque a través de Twitter, Stewart Buttefield, el multimillonario cofundador de Slack, decía que la renta básica universal ayudaría a impulsar el emprendimiento. «No tiene que ser mucho, pero darle a la gente una pequeña cantidad a modo de red de seguridad desbloquearía una gran cantidad de espíritu empresarial. Si alguien no puede permitirse el lujo de correr riesgos, generalmente no los correrá».
Otro que no duda en apoyar la medida es Richard Branson. De hecho, el fundador de Virgin Group ha hablado varias veces sobre el tema. Branson considera que las innovaciones tecnológicas da lugares a muchas oportunidades y riquezas, pero que también pueden generar el riesgo de que se pierdan puestos de trabajo. «Habrá que experimentar con ideas como la de la renta básica en los próximos años», aseguró en una publicación en su blog.
Para Branson la manera de financiar esta medida sería a través de los beneficios que genera la industria de la tecnología. «Si la inteligencia artificial crea mucha más riqueza, lo mínimo que el país debería poder hacer es que gran parte de esa riqueza creada garantice que todos tengan una red de seguridad«.
Como Branson, Sam Altman, presidente de Y Combinator, defensor de su aplicación —»si cada vez más trabajadores van a ser reemplazados por robots, se necesitarán nuevas fórmulas para distribuir la riqueza»—, también considera que la manera de conseguir implementar con éxito esta medida es usando el dinero que generan la robótica y la inteligencia artificial.
En una línea similar, el columnista de Bloomberg, Leonid Bershidsky se planteaba en un artículo de 2018 que alguien como Jeff Bezos, fundador de Amazon (conocida, entre otras cosas, por sus triquiñuelas para pagar la menor cantidad de impuestos posibles en los países en los que opera) y hombre más rico del mundo (por aquel entonces su fortuna rondaba los 150 mil millones de dólares, ahora asciende a los 181.500 millones), podría ser la clave para la financiación de una renta básica universal.
Pero Bezos parece estar más ocupado con otros asuntos como sus viajes al espacio y su labor filantrópica (al volver de las estrellas donó al chef José Andrés 100 millones de dólares), y —a diferencia de otros magnates— jamás se ha pronunciado abiertamente sobre esta cuestión.
Andrew Ng, cofundador de Coursera, dijo a través de su cuenta de Twitter que el progreso debía ayudar al 100% de las personas, no solo al 10%. Y para ello, era más necesaria que nunca «una renta básica universal que ayudara a limitar las diferencias de algunos y mejorar la educación para dar ventajas a todos».
Alguno de estos empresarios incluso ha llegado a participar en proyectos piloto para poner en práctica esta idea. Es el caso de Pierre Omidyar, fundador de eBay, que donó cerca de medio billón de dólares a través de su fundación a desarrollar GiveDirectly a un proyecto de renta básica para reducir la pobreza en Kenya.
Pero no todos los grandes magnates del mundo creen que la renda básica sea una solución. De hecho, uno de los más conocidos, Bill Gates, fundador de Microsoft y quinto hombre más rico del mundo, no es de sus grandes defensores. Aunque Gates reconoce que puede que en un futuro sea necesario y viable, considera que actualmente los estados no tienen la capacidad para dar una renta básica universal a sus ciudadanos.
Además, según dijo durante una entrevista en Reddit, en su opinión el progreso de la industria de la tecnología no hará que haya menos puestos de trabajo, sino que se transformarán los que hay y se crearán otros distintos. Y en otra entrevista con Quartz, añadió que en caso de que los robots robasen puestos de trabajo a las personas, los estados debían cobrarles impuestos.