Carmen Hijosa, asturiana y diseñadora textil, ha desarrollado un tejido sostenible convertido en la mejor alternativa del cuero en la elaboración de calzado. Piñatex, nombre que recibe su creación, resulta de las fibras desechadas de esa fruta tropical y cuenta ya con una cartera de más de 3.000 clientes repartidos por todo el mundo.
El sector textil ha caído rendido a los encantos del invento de Carmen Hijosa, ahora también empresaria de Piñatex. Este tejido reúne todo el atractivo que las marcas demandan para crear calzado sostenible, sin daño al medio ambiente –tampoco animal– y bajo la demanda de un consumo responsable. Por ello, firmas de primera línea como Chanel, Hugo Bossy la cadena H&M, son algunas de las decididas a hacerse eco de los beneficios de incorporar este tejido procedente de las hojas de piña a sus talleres de producción.
Vinculada al lujo en el sector textil desde sus primeros pasos profesionales, y tras haber vendido su propia marca en Liberty y Harrod’s, ahora, a sus 66 años, puede presumir de ser la artífice de un tejido convertido en panacea para la industria.Si antes, el lujo sólo era calidad y exclusividad, Hijosa enseña una nueva acepción del término: sostenibilidad. Hacer de la moda una obra de arte digna de admiración pasa por crear algo que vaya más allá del sentido de la estética, que llegue a la conciencia social y que tenga más que ver con la responsabilidad que con lo bello –sin que un logro suponga renunciar al otro–. De esto se dio cuenta en los años noventa, cuando comenzó un largo viaje de consultoría por muchos países y descubrió el impacto tan negativo que tenía el uso del cuero en la elaboración de calzado. Fue entonces, la sostenibilidad no era más que una quimera para los centros de producción textil, el punto de inflexión que necesitaba para investigar alternativas a este material que produjera menos daño al planeta.
Hijosa dedicó plena dedicación a este estudio y se licenció en Diseño, especializándose en el conocimiento de fibras naturales. Las muchas investigaciones que hizo le llevaron a Filipinas, donde dio con el que después sería el ingrediente principal de su invento: los filamentos de las hojas de la piña. En ellas descubrió un buen sustitutivo del empleo del cuero en la elaboración de calzado. Hijosa pensó que podrían ser una buena base para un zapato si con esos filamentos de las hojas desechadas de la fruta se formara una malla densa a través de un proceso industrial, replicando así la mencionada malla de colágeno de las fibras.
Dicho y hecho. Nace así Piñatex, un tejido conseguido de tal proceso, ahora patentado, que tardó en ver la luz una década. Un descubrimiento convertido en proyecto que ya cuenta hasta con una startup, Ananas Anam (fundada en 2013), con más de 15 trabajadores y de importante dedicación a I+D.
Entre sus clientes hay más de 3.000 empresas que confían ya en los beneficios de sustituir el cuero por Piñatex; desde grandes firmas de proyección internacional, hasta marcas de autor y/o de carácter vegano. Todas ellas involucradas en la producción y el consumo de prendas y complementos sostenibles y en sintonía con el mantenimiento del medioambiente.
Un éxito sin precedentes que ha conseguido postularse como el proyecto español finalista del European Inventor Award 2021, nominado por la Oficina Europea de Patentes (EPO) y en la categoría SMEs (Pymes) de dichos premios. Los ganadores se anunciarán en una ceremonia realizada como evento digital el próximo 17 de junio.