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Clubhouse: ¿quién matará a la estrella de la radio?

Ana Maiques, emprendedora y CEO de Neuroelectrics, aprovecha las salas de ciencia para profundizar en su negocio.
Ana Maiques, emprendedora y CEO de Neuroelectrics, aprovecha las salas de ciencia para profundizar en su negocio.

Es difícil suponer que Rohan Seth y Paul Davison, cofundadores de Clubhouse, imaginaron que coparían titulares de noticias alrededor del mundo o se encontrarían en el foco de fondos de capital riesgo como Andreessen Horowitz (culpable de los 100 millones de dólares inyectados a la plataforma en enero de 2021), cuando lanzaron esta nueva red social, en marzo del pasado año. Se basa en la creación de salas o rooms de discusión donde se genera debate y se suceden reflexiones sobre infinidad de temáticas, de forma inmediata y efímera.

Política, economía, negocios, tecnología, entretenimiento o bienestar son solo algunos hot topics explotados por perfiles de todo el mundo. Y de todos los sectores. En Clubhouse es posible charlar –si el límite de audiencia de la sala lo permite– con personalidades tan influyentes como el fundador de Tesla, Elon Musk, la periodista Oprah Winfrey, o asistir a un concierto en vivo (por echar una mirada al panorama patrio) del cantante Iván Ferreiro.

Carlos Blanco, inversor, fundador de Encomenda VC y Nuclio, cree que focalizar la atención en el audio permite usarlo en formato radio-oyente: “Otros tipos de redes sociales requieren tu atención absoluta para poder interactuar”. La app ha conseguido democratizar las conversaciones y hacerlas más accesibles que nunca. Eso sí, sólo en dispositivos iOS hasta el próximo mes de abril, y con un consumo importante de tráfico de datos. Su invitación es exclusiva y directa, por lo que, en cierta manera, el anfitrión adquiere una responsabilidad sobre el comportamiento que el nuevo usuario lleve a cabo dentro de la plataforma.

“En un mundo dominado por la edición de los vídeos y la repetición de tomas, esto es puro directo. No hay posibilidad de recular ni de ponerse un filtro que nos mejore”, explica el creador de contenidos y formatos audiovisuales Xavi Martínez, quien vaticina prescriptores llegados del mundo del podcasting o la radio, un ecosistema que ya formará parte de su naturaleza.

Emilio Márquez, fundador y moderador del club de debates y negocios La Latina Valley, contempla Clubhouse como una oportunidad para influencers ya establecidos: “Pueden ser capaces de crear un contenido más profesional y ampliar su público. No creo que Clubhouse resulte un competidor para redes gigantes como Youtube o Twitch”, opina.

El efecto FOMO de no ser de los primeros

Aquí la herramienta para conseguir seguidores es la dialéctica: el valor de lo que se dice, pero también de lo que hay detrás de las palabras, sin obviar la tonalidad y el manejo de las habilidades sociales de los moderadores.

Se valora la capacidad de crear un ágora de comunicación sin emoticonos, recursos visuales o comentarios de texto, en un entorno sin prejuicios que, sin embargo, no se libra del pánico escénico que imponen miles de personas conectadas de forma global.

Su agilidad hace que sea igual de importante desarrollar un sentido crítico con respecto a las opiniones difundidas en la app, muy especialmente cuando provienen de personas con miles de seguidores. Ana Maiques, emprendedora y CEO de Neuroelectrics, traslada que es necesario encontrar la sala correcta e identificar el auténtico valor: “He logrado participar en rooms de ciencia y tecnología muy concretas sobre mi negocio que han dado lugar a colaboraciones reales, mientras aprendía de otros temas con gente de todo el planeta”, cuenta.

Valor que resultará más complicado de encontrar a medida que crezca la comunidad de usuarios de forma exponencial, como ya está ocurriendo: cientos de personas se unen cada día atraídas por el efecto FOMO (el miedo a estar perdiéndose algo).

Clubhouse: ¿quién matará a la estrella de la radio?
Ana Maiques, emprendedora y CEO de Neuroelectrics, aprovecha las salas de ciencia para profundizar en su negocio.

Juanjo Rengel, CEO de Soy Pitita y locutor freelance, ha creado el primer morning show en español dentro de la plataforma y lo ha llamado Club Morning. Rengel cuenta que conoció el fenómeno a través de un profesional del marketing digital y por varios artículos que informaban sobre el crecimiento de la app. “Crear una sala para hacer radio en directo y abrir el micrófono a los oyentes, saludar a artistas que ya están dentro e intentar pasar dos horas divirtiéndome con ellos a primera hora del día me ha servido para volver a tener ilusión por el medio”, confiesa.

Ya vale 1.000 millones de dólares

Parte de los usuarios de Clubhouse son los venture capitalists o inversores de capital de riesgo, que siempre están buscando nuevos proyectos en los que invertir. Por lo que resulta interesante que las startups llamen su atención creando rooms sobre la empresa o el producto que desarrollen y participando en otras de temática afín. Carlos Blanco está convencido de que podrá ser un canal para la captación de deal flow (posibles inversiones del enorme flujo de talento y empresas que se mueven en la red). “Tiene potencialidad como, por ejemplo, plataforma de formación a emprendedores para transmitir buenas prácticas o enseñarles cómo tienen que captar inversión, aunque todavía no se cuál va a ser el modelo de negocio. Creo que en pocos meses la app obtendrá una ronda de inversión que la ascenderá a valoración de unicornio”, comenta el inversor sobre la red social, que alcanzaba los 1.000 millones de dólares en su última valoración.

Los expertos coinciden en señalar que lo que viene para Clubhouse pasa por la monetización de contenidos, opciones de donaciones por parte de los oyentes y los ajustes necesarios para la inevitable llegada de las marcas.

Fuentes de la propia red social han difundido a lo largo de las últimas semanas que la compañía se encuentra en búsqueda de perfiles de desarrolladores y programadores, así como que pretenden habilitar nuevas funcionalidades, por ejemplo, para la búsqueda de salas. También se están focalizando en la posibilidad de crear una suerte de navegación privada, es decir, que determinados usuarios (algunos perfiles con gran cantidad de audiencia) puedan entrar de manera silenciosa, de modo que se eviten colapsos por redirección masiva de tráfico. En un solo año la app indaga en las medidas necesarias para poder asimilar su propio éxito.

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