Sara Aagesen (Madrid, 49 años) ha cumplido un año como Vicepresidenta Tercera y Ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfica, máxima responsable de una de las materias en las que más énfasis ha puesto el presidente Pedro Sánchez. Como ella misma reconoce en esta entrevista para Forbes, su nivel de reconocimiento por el ciudadano no es tan alto como el de otros compañeros del consejo de ministros, “seguramente por tener yo un perfil más técnico y llevar relativamente poco tiempo”.
Madrileña del 76, de padre danés y madre española, Aagesen afronta para el resto de legislatura ese doble reto: dar una respuesta eficaz a las urgencias de su ministerio y ser un altavoz más visible de las soluciones que ya se están implementando. El recuerdo de la Dana de Valencia, el apagón eléctrico en todo el país, la ola de incendios, los récords de temperatura el pasado verano…

Tras más de un año de su paso de secretaria de Estado a Vicepresidenta Tercera, ¿qué es lo que más le ha costado en esta transición a la primera línea?
La vida familiar siempre se resiente cuando se aumenta la visibilidad. Si pienso en algo más concreto, pienso en los debates en el Congreso y en el Senado, que, en vez de centrarse en el legítimo control al gobierno sobre elementos importantes de mi cartera, en numerosas ocasiones terminan en descalificaciones y palabras gruesas. Se hace duro, especialmente duro. Quieres debatir sobre contenidos concretos, sobre propuestas, sobre medidas, sobre soluciones, pero parece que no hay espacio para ello. Esto creo que genera una gran desafección en la sociedad.
¿Como lleva que aún nos cueste tanto escribir y pronunciar bien su apellido?
He terminado por acostumbrarme (risas). Pero bueno, ahora que comienzo mi segundo año como vicepresidenta, ¡confío en que eso cambie! En danés es todavía mucho más complicado.
Encontrándonos en estas fechas, ¿cómo es la navidad en su casa? ¿Tiene alguna tradición heredada de la familia paterna, o es típicamente española?
Pues es una mezcla de ambas cosas. No sé cuál de las dos es más fuerte. Pero tengo que confesar que mi especialidad son las canciones populares danesas… En las cenas siempre terminamos cantando y bailando alrededor del árbol. Así que diría que, por lo menos, la parte más ruidosa es la danesa (risas). Además, tengo una casa con unos elfos muy traviesos que no paran hasta la llegada de la Navidad. Para mí estas fiestas son un tiempo para estar con la familia y disfrutar.
La Dana, la ola de incendios, los récords de altas temperaturas, las inundaciones que han afectado a varias zonas del país… ¿Encuentra motivos para el optimismo en este contexto climático? ¿Puede decirnos algo que se esté haciendo bien actualmente en ese sentido?
Soy una persona optimista y me llevo dedicando al cambio climático casi toda mi vida. Suelo centrarme en la posibilidad de actuar, de transformar para mejorar, siendo consciente de las dificultades existentes.
La ciencia nos advierte que estos episodios serán más frecuentes y más intensos. Y además, la ciencia nos recuerda que aún estamos a tiempo de reducir su escala y sobre todo de estar mejor preparados.
Lo que hemos vivido en 2024 y 2025, la dimensión de los desafíos enfrentados en inundaciones, incendios, en temperaturas, lo que nos recuerda es que España es un país especialmente vulnerable por su situación geográfica y tenemos que actuar unidos y acelerar los esfuerzos. La emergencia climática ya no es un escenario futuro: es un riesgo presente para España.
Desde el Ministerio hemos publicado recientemente la Evaluación de Riesgos e Impactos derivados del cambio climático en España y hemos identificado hasta 141 riesgos e impactos climáticos que afectan a múltiples sectores, entre otros, la salud, la economía y la biodiversidad.
Estos efectos ya tienen un impacto real: pérdidas de miles de millones de euros cada año, daños personales, daños al sector agrario, forestal, turístico y a las infraestructuras.
Hemos hecho cosas bien en estos años, impulsando la transición ecológica, la descarbonización, mejorando el conocimiento científico del cambio climático para que sea guía de nuestras decisiones, impulsando una modernización de políticas que no se habían realizado en décadas en España.
Pero tenemos que acelerar las soluciones y sobre todo, que se impulsen las medidas necesarias desde todas las administraciones, desde todos los actores sociales, desde todos los grupos políticos. La ciencia marca el camino, pero la acción política debe ir más rápido.
Por eso, necesitamos un Pacto de Estado frente a la Emergencia Climática en España con luces largas, que perdure más allá de los ciclos políticos.
El Pacto de Estado por la Emergencia Climática es seguramente el objetivo más ambicioso que afronta. ¿Ve posible llegar a un acuerdo con las Comunidades Autónomas, teniendo en cuenta que algunas de ellas están derogando políticas climáticas?
Creo que no nos podemos permitir darle la espalda al problema. La mayor parte de las competencias en políticas forestales, de emergencias, de adaptación a los efectos del cambio climático son precisamente autonómicas. Necesitamos su actuación para proteger a las personas. Desde los Ministerios sentamos las bases pero la implementación es mayoritariamente autonómica. Hemos recibido muy buenas propuestas de algunas Comunidades Autónomas al Pacto de Estado y estoy convencida de que estamos llamados a avanzar todos conjuntamente.
Consenso, unidad, colaboración, son palabras necesarias para abordar la emergencia climática.
Sobre todo porque la sociedad nos lo exige. Hemos llamado a un proceso participativo para el pacto de Estado y han participado más de 1.300 actores con casi 4.000 propuestas, en muy pocos meses.
Científicos, administraciones, organizaciones sociales, ambientales, empresariales y sindicales; sectores agrario y pesquero, jóvenes, mujeres, entidades rurales y urbanas, academia, profesionales de la emergencia, colectivos vulnerables, tercer sector… Es reflejo de un país que entiende la magnitud del desafío y quiere formar parte de la solución. La sociedad reclama acuerdos amplios frente al desafío climático.
Derogar políticas climáticas en estos tiempos en España, además de una irresponsabilidad, sería fallar a la sociedad española que nos pide avanzar. Derogar medidas climáticas sería fallar a los territorios y a las generaciones futuras.

Tras el reciente apagón en España, ¿qué lecciones cree que debemos aprender para reforzar la resiliencia del sistema eléctrico y evitar futuros incidentes? ¿Puede volver a suceder con el sistema actual?
A pesar de todo, creo que tenemos que reiterarlo: contamos con un sistema energético puntero que fue capaz de responder en tiempo récord a un evento imprevisible como el ocurrido el pasado 28 de abril.
En menos de 50 días fuimos capaces de emitir un informe, que luego ha sido validado por el mayor comité de expertos en análisis de sucesos en sistemas eléctricos en Europa, que nos ha permitido diagnosticar qué ocurrió y qué medidas son necesarias para reforzar el sistema.
Ha quedado claro que lo que necesitamos es, en primer lugar, mayor supervisión del sistema eléctrico, para comprobar que todos los agentes, y todas las tecnologías cumplan adecuadamente sus obligaciones. Por eso las medidas que hemos puesto en marcha empiezan por la supervisión.
Además, tenemos que seguir innovando, de modo que todas las tecnologías puedan aportar lo que necesite el sistema –control de tensión como se identificó que se necesitaba el 28 de abril, pero pueden ser otras prestaciones en el futuro– en función de sus capacidades.
Las renovables están demostrando ya que pueden aportar control de tensión, tras el cambio normativo por parte de la CNMC el pasado verano. De hecho, parece que pueden hacerlo mejor que otras tecnologías tradicionales.
En cuanto al futuro: no hay nada que nos indique que pueda volver a ocurrir un cero como el vivido el 28 de abril.
¿Cuál debería ser el papel de la energía nuclear en el mix energético español para garantizar seguridad y sostenibilidad?
La hoja de ruta que trazamos en nuestro Plan Integrado de Energía y Clima, que es el documento que rige nuestra política energética, garantiza la seguridad y la sostenibilidad e incorpora el cierre nuclear escalonado que pactaron las propias empresas. Un plan que ha contado con numerosa participación y ha sido muy bien valorado por la Comisión Europea.
Desde el gobierno hemos impulsado esta hoja de ruta que significa avanzar hacia un sistema 100% renovable por motivos económicos, queremos electricidad asequible, geopolíticos, queremos ser garantes de nuestra seguridad energética, y ambientales, necesitamos descarbonizar nuestra economía. Una agenda de oportunidades.
¿Cómo puede España aprovechar mejor sus recursos renovables para liderar en Europa?
España ya está demostrando su liderazgo energético gracias a las energías renovables. Hemos logrado costes energéticos, más competitivos que nuestros socios europeos, y eso está atrayendo ya nueva industria y la electrificación de la industria existente, nuevas fábricas de componentes y equipos para la transición energética, además de menores emisiones. Todo ello, mientras España sigue siendo la economía desarrollada que más crece, con un crecimiento del PIB del 2,9% en 2025, lo que nos sitúa en una muy buena posición este año que estrenamos.
Pero siempre podemos seguir mejorando, asegurando, por ejemplo, que se refuerzan los beneficios para el territorio de los proyectos renovables o con productos innovadores como la agrivoltaica, que hemos impulsado con programas de ayudas recientes.
¿Qué impacto cree que tendrá la electrificación masiva (vehículos, calefacción) en la estabilidad del sistema y cómo se puede gestionar?
Una de las lecciones del pasado mes de abril es que tenemos una red eléctrica muy mallada, muy completa, donde hay mucho campo para su utilización. De hecho, varias de las medidas propuestas son precisamente electrificar: pasar consumos de movilidad, térmicos o industriales a electricidad. Esto, no sólo nos ayudará a tener redes eléctricas funcionando con mayor carga y menores dificultades de control de reactiva, sino también acelerar la descarbonización y la sustitución de combustibles fósiles importados por renovables autóctonas.
Por último, hay una ventaja adicional: estas nuevas cargas eléctricas (recarga eléctrica, climatización, descarbonización industrial) pueden ser más gestionables. Es decir, nuevas cargas eléctricas que contribuyan a una operación más óptima del sistema.
¿Cuál considera que es el mayor reto para acelerar la transición energética en España de cara a los compromisos adquiridos para 2030?
Hemos avanzado en la transición con pasos de gigante estos años, pero por supuesto que queda trabajo por hacer. Tenemos un mix eléctrico que es renovable en un 57%, y esto es una tendencia que sólo irá al alza, además avanzado en el almacenamiento.
Esté era un primer paso, ahora estamos en la década de la electrificación, y vemos como los próximos pasos son electrificar el resto de demandas. Permitir aprovechar ese potencial renovable también en los vehículos, en la climatización, en la industria. Y además, hacerlo con y para el territorio, generando beneficios y oportunidades.
Y también estamos avanzando. Vemos cómo sale más a cuenta recargar que repostar. Cómo salen a la venta más vehículos eléctricos y cada vez más competitivos. O cómo aprovechando los costes competitivos de las renovables, estamos viviendo una verdadera reindustrialización en nuestro país. Además, hemos creado instrumentos innovadores para el acceso a las redes incentivando las oportunidades locales.
¿Qué importancia le conceden desde su ministerio al auge de la desinformación y los bulos? ¿Se puede proteger la verdad sin entrar en confrontaciones?
Debería ser así, desde luego. La ciencia no debería estar sometida a discusión, pero el negacionismo climático nos demuestra que, desgraciadamente, vivimos en un momento donde la verdad se ha convertido en un bien a proteger.
De hecho, el último informe de riesgos elaborado en el Foro Económico Mundial, señala la desinformación como uno de los principales riesgos globales a corto plazo. Necesitamos responder rápido ante el avance de la desinformación, nos jugamos mucho, atenta contra valores fundamentales como la democracia.
La desinformación climática es terriblemente dañina, porque afecta a la percepción del riesgo y busca retrasar una acción que es más urgente que nunca. En el Ministerio estamos decididos a combatir esta lacra, por eso hemos trabajado en medidas especificas para luchar contra la desinformación que pondremos en marcha en los próximos meses.

En esa línea, ¿qué le parece la estrategia de compañeros de gobierno como el ministro Óscar Puente?
Cada ministro debe tener su estilo propio. Óscar es un excelente ministro y un estupendo compañero.
¿Cómo explica que haya calado entre amplios sectores de la sociedad el descrédito a una institución como la AEMET? ¿Qué se puede hacer para combatirlo?
La instrucción judicial llevada a cabo por la jueza que investiga lo sucedido en la DANA es muy clara. La jueza lo ha constatado textualmente en sus autos: “cualquier relato que apunte a que faltó información es un relato de ficción”.
La AEMET es una agencia de referencia, con profesionales rigurosos que han recibido ataques injustificados. Es necesario proteger a los que nos protegen. A estas alturas, todo el mundo sabe que desde la AEMET se actuó con diligencia y profesionalidad.
Desde el Gobierno de España, seguiremos trabajando para combatir la desinformación y los ataques de odio que, por desgracia, cada vez son más frecuentes y la AEMET, desde luego, ha sufrido ambas cosas.
¿Qué calendario maneja actualmente? ¿Trabaja con vistas al final de la legislatura o se ponen plazos más cortos?
Mi calendario y el de todo el gobierno es 2027 y más allá.
Estoy trabajando con ilusión y responsabilidad en todas las iniciativas que nos habíamos propuesto cuando tomé posesión y en adicionales también como las relacionadas con el Pacto de Estado frente a la Emergencia Climática. Tenemos mucho trabajo por delante y máxima vocación para llevarlo a cabo.
Además, por la naturaleza de la transición que estamos impulsando, nuestro calendario mira necesariamente al medio y largo plazo, esto nos permite anticipar oportunidades.
Y en lo personal, ¿dónde se imagina cuando acabe la legislatura? Por establecer una comparación, su predecesora en el cargo, Teresa Ribera, no tenía un perfil político y acabó haciendo campaña en elecciones. ¿Podría seguir sus pasos?
Solo pienso en los próximos pasos como titular de este ministerio y siempre con la brújula de la Ciencia. En sacar adelante una agenda clave para el presente y el futuro de este país. Para su sostenibilidad, competitividad y prosperidad. Para que estemos mejor preparados ante los desafíos que, como en el caso de la emergencia climática y la equidad territorial afectan especialmente a España. Estoy centrada en esto al cien por cien.
