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Los Juegos Olímpicos de Barcelona ’92 fueron la mayor demostración de excelencia para el deporte de élite español. Antes, la sequía de metales había sido el denominador común de la carrera olímpica. Después de los Juegos de París (1900) —primera competición y primer oro—, pasaron 20 años hasta la siguiente medalla: fueron dos en los de Amberes (1920), una en Ámsterdam (1928), otra en Los Ángeles (1932), una más en Londres (1948)… Los Juegos de la capital catalana dispararon a los atletas españoles al estrellato. Un total de 22 metales —13 de oro, siete de plata, y dos de bronce— con los que se superó, por primera vez en la historia del deporte español, la decena.

La delegación formada por 430 deportistas (301 hombres y 129 mujeres) se convirtió para la sociedad en una suerte de héroes. Con la voluntad de incentivar su esfuerzo y victoria en esos Juegos (y también en los anteriores, los de Seúl ’88, que finalizaron con cuatro medallas para España), la entidad bancaria La Caixa creó la conocida como Libreta Campeones. El proyecto, impulsado en 1988, prometía «contribuir económicamente a la pensión de los deportistas españoles que obtuviesen éxitos deportivos entre los JJ OO de Seúl y Barcelona ’92 (incluidos los de invierno de Albertville, donde Blanca Fernández Ochoa —fallecida en 2019— se alzó como la primera mujer en conseguir una medalla olímpica para España, haciéndose con el bronce).

El objetivo de la Libreta Campeones no era otro que proteger económicamente a los atletas una vez retirados del deporte, que, argumentaba por entonces la entidad, «en la mayoría de los casos no quedaba asegurada». Una idea que acabó por convertirse en el proyecto privado más importante en la historia del deporte español: 50 millones de euros invertidos en premios de entre 30.000 y 600.000 euros. La libreta pagaba batir el récord de España a 30.000 euros, el oro individual a 600.00 euros, la plata a 420.000 y el bronce a 300.000. En el caso de que la victoria fuera de equipos, la medalla dorada recibía 1.2 millones, la plata 800.000 y el bronce 600.000. Además, el título mundial valía 120.000 euros y el europeo, 60.000.

A esta tarjeta, dorada y con motivos olímpicos, se podía optar si se había conseguido la consecución de récords absolutos (nacionales, europeos o mundiales); medallas de oro, plata y bronce, o la cuarta y quinta plaza en los Juegos Olímpicos. En total —calcula La Caixa—, 240 atletas cumplieron estas condiciones. Aunque había un pero: la libreta solo se activaría una vez su dueño hubiese cumplido los 50 años. Ahora, casi tres décadas después de Barcelona ‘92, quedan un total de 40 beneficiarios a la espera de recibir su parte.

Uno de ellos es Pep Guardiola, exfutbolista y actual entrenador del Manchester City, quien se alzó con el oro junto a la Quinta de Cobi —la selección española de fútbol—, tras derrotar a Polonia. El pasado 18 de enero cumplió la mitad de siglo, por lo que pronto debería contar con ese reconocimiento económico prometido por el banco catalán. Los primeros en recibirlo fueron Masa Rodríguez, la conocida ex jugadora de hockey, que ingresó 83.000 euros del oro por equipos, y José Luis Doreste, el atleta de vela que se llevó la única medalla de oro de Seúl en 1988. Ambos alcanzaron los 50 años en 2007.

Según los últimos datos ofrecidos por CaixaBank, ya se han entregado 676 libretas —cada deportista recibe una por cada medalla o récord—, lo que significa una destinación de un total de 23,4 millones de euros, y quedan pendientes 26,6 millones para los próximos atletas que soplen las velas. En total, ocho de cada diez medallistas ya han recibido la compensación económica.

De los que quedan, dos la Quinta de Cobi —además de Guardiola—, Kiko Narváez y Alfonso Pérez (ambos cumplirán 50 años en 2022). Del equipo de hockey, Nargore Gabellanes, Silvia Manrique y Maider Tellería tendrán que esperar hasta 2023. El boxeador Faustino Pérez, que llegó a Barcelona como uno de los más jóvenes de la historia, lo hará en 2025. La ex tenista Arantxa Sánchez Vicario la recibirá el año que viene por sus dos medallas —bronce en las individuales y plata en equipo, junto a Conchita Matínez, otra gran referencia de la raqueta española—. Y la más joven del palmarés, la gimnasta Carolina Pascual, será la última que cobre en 2026. El único que no pudo beneficiarse de ello fue Jesús Rollán, portero de la selección de waterpolo, que se suicidó a los 37 años.

Cuánto cobran los medallistas de Tokio 2020

Aunque la Libreta Campeones murió con Barcelona ’92, existen otras becas como las ADO, otro compromiso que la misma entidad bancaria firmó con el Comité Olímpico Español (COE) y el Consejo Superior de Deportes a partir de Seúl ’88 con el objetivo de poner a disposición de los deportistas los medios necesarios para una buen rendimiento en Barcelona ‘92, que sirviera posteriormente como una base económica sólida para garantizar la alta competición a partir de entonces.

En Tokio 2020, los 383 deportistas españoles clasificados se repartirán cerca de 10 millones de euros, prácticamente los mismos criterios generales abarcados en las Olimpiadas de Río 2016. En cifras, por ejemplo, la beca por clasificarse para los Juegos está dotada en 8.000 euros, mientras que los campeones olímpicos españoles de deportes individuales obtendrán 94.000 euros, los subcampeones 48.000 y los medallistas de bronce 30.000. Si el equipo es de tres integrantes o más, el oro está premiado con 50.000 euros, la plata con 29.000 y el bronce con 18.000. Un reconocimiento al esfuerzo físico y mental —como ya ha demostrado Simone Biles— que supone rendir al 100% y afrontar la inabarcable presión de unos Juegos Olímpicos.