Northgate es una empresa especializada en el renting de vehículos comerciales ligeros (los derivados de turismos sin plazas ni ventanas traseras o las típicas furgonetas). El 70% de su flota es este tipo de vehículo, pero el 30% restante son turismos, así que conocen el sector en toda su extensión. Su director comercial, Eduardo González de la Rocha, nos habla de ello.
PREGUNTA. Con todas las circunstancias que se están viviendo en los últimos años, desde una pandemia a una guerra, ¿cómo ha afectado todo ello al ‘renting’ de comerciales ligeros?
RESPUESTA. A todas las empresas de renting nos han afectado las circunstancias de los dos últimos años. Pero nosotros, además de estar especializados en el renting de comerciales ligeros, estamos también especializados en una fórmula que se llama renting flexible, que, frente al renting tradicional, significa que no tenemos ataduras temporales en el contrato: cuando se nos contrata un vehículo y se devuelve a los tres meses, no tiene ninguna penalización por devolución anticipada, como sí sucede con los contratos de renting fijo, que suelen tener una duración de tres o cuatro años, y si se quiere cancelarlo anticipadamente hay que pagar una penalización que puede llegar al 50% de las cuotas pendientes.
Nuestro ‘apellido’ empresarial es Northgate Renting Flexible y eso consiste en pagar por lo que uses: si necesitas devolver toda la flota o parte de la flota, liquidamos los ajustes de kilómetros que pueda haber, pero no hay
un compromiso de duración con nosotros. Al principio de
la pandemia, cuando todos nos tuvimos que marchar a casa el 14 de marzo, nos asustamos mucho, porque podía suceder que nos devolvieran los 50.000 vehículos que tenemos alquilados… porque el contrato lo permite.
P. ¿Y qué pasó?
R. Por suerte, no fue así, porque, al ser vehículos de empresa, muchos siguieron trabajando: los que no eran servicios esenciales eran proveedores de servicios esenciales. Mantuvimos nuestras 26 delegaciones abiertas porque teníamos que seguir dando servicio. Esa es otra diferencia con respecto al renting tradicional, que todo el servicio posventa lo tenemos integrado: talleres de mecánica, chapa y pintura, vehículo de sustitución, etcétera y se da directamente en nuestras delegaciones, no lo tenemos subcontratado con terceros, como suele suceder con los operadores de renting. En 2020 comenzamos a crecer y nos ha ido bastante bien hasta que se ha producido el problema de los microchips. De hecho, nuestro año fiscal, que va desde el uno de mayo hasta el treinta de abril, va a ser un año fiscal record en cuanto a crecimiento de flota alquilada, mejor incluso que cualquier año anterior a la pandemia. El problema actual es que los fabricantes no producen todos los vehículos que necesitamos y estamos contrayendo la oferta.
P. En estas circunstancias, ¿qué va a pasar en el ‘renting’ de comerciales ligeros en el futuro a corto plazo? ¿Cómo cree que acabará este año?
R. El que tiene un coche no lo devuelve, porque se queda sin herramienta de trabajo y medio de transporte, pero eso no es problema; el problema lo tenemos con los clientes que nos demandan vehículos: el que ya tiene cinco y necesita un sexto, o el nuevo cliente (nosotros captamos todos los meses una media de quinientos CIF nuevos). Estamos salvando los muebles, porque el ‘renting’ flexible favorece también que nuestro cliente no necesite un coche a estrenar, sino que puede trabajar con uno de meses de nuestra flota. Y como el mantenimiento es propio, tenemos cintura para satisfacer mejor que otras empresas las necesidades de los clientes.