Una de las muchas revelaciones de la polémica entrevista del príncipe Harry y Meghan Markle con Oprah Winfrey fue que la familia real había retirado al matrimonio la asignación, una vez hubieron abandonado sus labores como “trabajadores” de Palacio. Con todo lo que ello implica, por ejemplo, la seguridad.
Con la prensa sensacionalista acosando a Markle, la duquesa de Sussex se sintió especialmente inquieta por el hecho de que Archie, el hijo de la pareja, no recibiera la protección oficial de la que sí goza el resto de la familia real.
Después del “Megxit”, Harry y Meghan se instalaron en Los Ángeles. Allí, Tyler Perry les ofreció su casa y su equipo de seguridad mientras ellos se acoplaban a su nueva vida alejada de la realeza.
Sin embargo, y a pesar de las quejas, es obvio que los Sussex tienen un patrimonio elevado. Formado principalmente por la herencia de la madre de Harry, Lady Di, el dinero que ganó Meghan trabajando como actriz y los acuerdos millonarios que han firmado con Netflix o Spotify. En total, unos 200.000 millones de dólares según el portal Celebrity Net Worth.
Llegados a este punto, la pregunta parece evidente: ¿qué problema tiene la pareja en pagar su propia seguridad? ¿Cuánto puede llegar a costar realmente una vigilancia las 24 horas?
Entre los 2 y 3 millones de dólares al año
La factura de seguridad del príncipe Harry y Meghan Markle oscila entre los 2 y 3 millones de dólares al año.
La pareja y sus hijos necesitan protección las 24 horas del día. Para que su mansión de Santa Bárbara sea segura, habrán de combinar guardias de seguridad y dispositivos electrónicos.
Además, necesitarán un equipo que explore los lugares a los que planean ir antes de llegar, así como una legión de escoltas. No solo eso: mantener a los paparazzi y a los fans lejos de ellos también es una prioridad, por lo que será fundamental disponer de un equipo que monitoree las redes sociales, se mantenga en contacto con la policía local sobre cualquier amenaza potencial y contratar a personas que se parezcan a Harry y Meghan para despistar a los periodistas.
Además, cuando salgan de casa, su equipo de seguridad tendrá que inspeccionar el aeropuerto, el hotel o el local antes de que lleguen. Tendrían que viajar en una caravana de coches con un coche de cabeza y otro de cola, lo que les daría varias vías de escape en caso de que hubiera un problema que amenazara su seguridad.