Tuvieron que pasar siete años para que la que empezase como una start up acabara convertida en una empresa internacional, con más de 3.000 empleados en todo el mundo, más de 10.000 puntos de venta distribuidos en 77 países, 22 oficinas y sedes en los 5 continentes. Muy pocos años si tenemos en cuenta que, a día de hoy, Foreo ya es conocida como la marca sueca de tecnobelleza más famosa del globo por llevar tratamientos fáciles profesionales a la comodidad del hogar. Hablamos con Filip Sedic, ingeniero e inventor sueco de origen bosnio y CEO de la firma, del enorme descubrimiento que ha supuesto Foreo para la industria cosmética y de la importancia y necesidad de la tecnología para alcanzar la excelencia en belleza.
Cuenta con hasta 200 patentes internacionales a su nombre, ¿cómo se llega a esa cifra?
Es una cuestión de trabajo duro y mucho esfuerzo, de llevar más de 30 años de experiencia de I+D (investigación y desarrollo). Sólo así se puede llegar a conseguir algo como Foreo, innovador, radical… No es una empresa de belleza, es mucho más, se trata de innovación, así que somos una empresa de innovación en la industria de la tecnología aplicada a la belleza.
Foreo nace como una marca de tecnobelleza que acerca los tratamientos fáciles de más alto nivel a la comodidad del hogar. ¿Puede decirnos el origen de esta idea?
Nace de la necesidad de dar respuesta a la demanda de tratamientos efectivos para el cuidado de la piel del rostro. Durante muchos años, unos 50 aproximadamente, ha habido más tecnología de la que hay ahora, pero la gente se ha aburrido de falsas promesas de productos que luego no dan los resultados que prometen. Siempre era lo mismo: mucha palabrería pero poca sustancia. La gente dice “queremos resultados en nuestra piel”. La tecnología y la ciencia están cambiando el mundo de una manera que ningún político lo ha hecho nunca.
La marca ofrece belleza de lujo al alcance de las rutinas diarias de cuidados, ¿cómo puede afectar a las clínicas especializadas en estos tratamientos? ¿Se pueden complementar los tratamientos de las clínicas y el de Foreo o quedarían sustituidos?
Si existe la posibilidad de cuidarse la piel en casa, que la hay, supone que las clínicas tienen que mejorar, se ven obligadas a ello para adaptarse al ritmo al que funciona la belleza. Si esto ocurre, el usuario se beneficia de ambas realidades: la de Foreo y la de asistir a clínicas especializadas. Hasta ahora, cuando comprábamos un bote de crema, lo usábamos y se acababa, íbamos a por otro. Esto hacía que consumiéramos muchos al año, pero con Foreo no pasa porque es para diez años.
Uno de los beneficios más destacados de la marca está en la tecnología BEAR, que viene a ser como un tonificador facial o un entrenador personal del rostro, ¿qué supone BEAR en el mundo de la belleza?
Se trata de una auténtica revolución en formato dispositivo inteligente de microcorrientes que eleva a otro nivel la rutina facial anti-edad y tonifica la piel del rostro que actúa a nivel general y también en las zonas más sensibles como ojos, cejas y la zona de la boca. Su nivel de descarga se adapta a la resistencia de cada piel y proporciona la cantidad perfecta de electricidad para que el tratamiento sea eficiente y seguro en cualquier momento. Su eficacia es tan beneficiosa para la piel que es uno de los mejores tratamientos que existen y es revolucionaria porque se adapta en tiempo real a las condiciones de la piel.
Igual de importante es hablar de FAQ, el último lanzamiento de la firma, dirigido a las pieles más maduras. ¿Cuáles son los principales beneficios de este dispositivo? ¿Qué grado de efectividad tiene?
No se trata de un dispositivo nuevo, es una marca nueva. FAQ es algo único. Es la primera marca creada para la necesidad de los consumidores de luchar contra la edad y el paso del tiempo. Es únicamente antiaging, su sentido de actuación va dirigido a combatir esa realidad que aparece en el rostro llegada cierta edad. Con este lanzamiento es la primera vez que se usa de manera muy concentrada el poder de la radiofrecuencia.
FOREO ha revolucionado la industria de la belleza casera, ¿qué será lo próximo en la marca?
La idea es seguir revolucionando esta industria con productos más fáciles de usar para tratamientos que podamos hacernos en casa. Nuestros investigadores continúan trabajando para que la marca dé lo mejor de sí, sobre todo, en el campo del envejecimiento. Es importante educar al consumidor antes de usar un producto y esto es algo único que Foreo está haciendo.
Recientemente se ha sabido que Foreo cuenta con 460 mil millones de falsificaciones, un 2,5% del comercio mundial de la marca. ¿Cómo se ha afrontado esta situación de crisis?
No conozco la cifra exacta de volumen de falsificación, pero cuando empezamos, hace ya siete años, nadie estaba convencido con lo que estábamos haciendo, por supuesto, no se hablaba ni de éxito. Ni siquiera mi esposa estaba convencida, y eso que le gustaban mucho los productos que estábamos creando. Todo este problema llegó cuando Foreo fue reconocida por la industria de la belleza, cuando empezó a tener un nombre y hueco en este sector. Y ya en 2018 pasamos a ser la marca más copiada del mundo y seguimos siéndolo en 2020. Esas falsificaciones fueron las que nos reconocieron como marca original, como base a imitar.
Además del daño empresarial que ocasionan estos fraudes, ¿cómo de dañino es el efecto de estos productos para la salud de la piel al no contar con una tecnología testada y certificada?
Muy dañino. Nuestros productos tienen dos años de garantía y son seguros para la piel, las imitaciones no están testadas porque ningún laboratorio acepta probar productos falsos. No saben nada de tecnología y puede suponer un daño irreparable para la piel si se aplica mal en las fórmulas. Cuando te compras un bolso de Louis Vuitton falso haces un daño empresarial a la marca, pero no tiene efectos sobre ti; sin embargo, cuando usas un producto para la piel que no está avalado científicamente puede haber consecuencias tremendas por los componentes que se usan. La piel corre peligro y puede lastimarse. El consumidor es un inversor (no solo compran y gastan dinero, invierten en sí mismos), no hay que hablar de consumidores sino de inversores.