Fue en 1948 cuando Ferry Porsche (el hijo del ingeniero automovilístico Ferdinand Porsche, fundador de Volkswagen) desarrolló el primer deportivo Porsche, el mítico Porsche 356/1, acontecimiento del que ahora se cumple el septuagésmo quinto aniversario. Muchas cosas han sucedido desde entonces, pero la marca es referente ineludible en el automovilismo y, en concreto, en el segmento de lujo. Su último reto ha sido evolucionar hacia la electromovilidad, con un modelo que representa a la perfección esa evolución tecnológica manteniendo incólume su ADN deportivo, el Porsche Taycan.

Lo más curioso es que Porsche es, precisamente, de las poquísimas empresas pioneras en la fabricación de vehículos eléctricos que han llegado hasta nuestros días –en realidad, el primer coche eléctrico data de 1834, mientras que el motor de combustión interna, más complejo que un motor eléctrico, no llegó hasta 1861; los primeros vehículos automóviles datan de finales del siglo XVII y se movían con vapor–, y se da la circunstancia, además, de que el primer automóvil de Porsche, antes incluso de que la marca existiese, fue eléctrico, el Egger-Lohner P1 (un diseño del joven ingeniero Ferdinand Porsche para el fabricante austríaco de carruajes Jabob Lohner), que se construyó en 1898 y capaz de alcanzar 34 km/h y recorrer un máximo de 79 kilómetros (y cinco horas de duración) con una carga, en su batería ¡de 500 kilos de peso!

125 años después de aquel lejano antecesor, Porsche está viviendo una nueva era eléctrica. Aunque sólo cuenta actualmente con un único modelo eléctrico, el Taycan, que comenzó a venderse en 2019, este no tiene nada que ver con aquel primitivo antecesor de 1898. En su versión más deportiva, el Taycan Turbo S, ofrece 761 CV de potencia y una aceleración de 0 a 100 km/h en solo 2,8 segundos, con una autonomía oficial homologada de 500 kilómetros. Pilotarlo es más parecido a subirse a un Fórmula 1 (o a un avión de combate) que a un sencillo utilitario de los que circulan masivamente por las grandes ciudades del mundo.

Y aunque Porsche sólo comercialice actualmente un único modelo eléctrico, este ya representa un considerable 11% de las ventas de Porsche. Y la empresa de Stuttgart ha fijado como objetivo para 2030 que el 80% de sus coches nuevos funcionen exclusivamente con propulsión eléctrica. Es indudable que la tecnología eléctrica es el futuro (al menos, el inmediato), dado que proporciona mucha potencia y cada año se alargan más las autonomías.

Para celebrar estos dos acontecimientos, el citado 75º aniversario del primer deportivo Porsche y el incuestionable éxito de ventas del Taycan –que en sus primeros cuatro años de producción ha superado ya holgadamente las 100.000 unidades vendidas–, el fabricante de Stuttgart está potenciando su programa Sonderwusch (“petición especial”, en alemán).

Mediante este programa, el comprador puede rediseñar el coche conforme a sus deseos más extremos, para crear, en estrecha colaboración con el equipo Sonderwunsch, un ejemplar exclusivo de fábrica y confeccionarlo prácticamente a medida, desde la personalización de la pintura en carrocería y ruedas hasta la configuración particular de los componentes (como, por ejemplo, un pomo único para la palanca de cambios, un alerón trasero que recuerde a los de los coches de carreras, vinilos exteriores exclusivos o personalización del equipo de música con el que vaya equipado el coche), con todo tipo de combinaciones de materiales en el interior, poniendo a disposición del cliente tejidos inusuales y tipos de cuero individualizados.

Eso sí… para llevar a buen puerto un proyecto tan ambicioso hay que concederle el tiempo necesario, ya que se trata de un reto de personalización que involucra equipos de diseñadores, ingenieros y especialistas que acompañarán el desarrollo del ejemplar exclusivo de fábrica hasta un máximo de tres años.