Cortos, largos, planeados, sin rumbo… No es el cómo, el cuánto, ni el dónde. Ni siquiera —a veces—, el con quién. Lo que de verdad hace de un viaje inolvidable es cuánto fue capaz de cambiar la manera en la que vemos las cosas. Si hay un año en el que esa necesidad se hace más palpable que nunca, es este. No solo porque el mundo entero se está transformando hacia no se sabe muy bien dónde, sino porque la abstinencia obligada de los últimos 15 meses de pandemia agudiza las ganas de volver a experimentar la vida al máximo.
Entre enero y marzo de 2021, hubo en todo el mundo 180 millones menos de desplazamientos de turistas internacionales en comparación con el primer trimestre del pasado año. Estas cifras de la Organización Mundial del Turismo (OMT) constatan la resaca del Covid 19 que convirtió el 2020 en el peor año para el ramo a nivel mundial, con un descenso global del 73% de llegadas de turistas internacionales.
¿La buena noticia? El sector al pleno, que aterrizó en Madrid hace unas semanas para participar en la edición especial de FITUR 2021, lo tiene claro: a pesar de la falta de unidad y comunicación en los protocolos de seguridad, los viajes se están recuperando rápidamente y lo seguirán haciendo durante este año. Porque se puede viajar por el mundo si sabes a dónde y cómo. Estas son sólo 10 de las muchas opciones para atreverse en 2021.
Descansar en una villa del siglo XII en Gozo (Malta)
Alejada de los circuitos del turismo de masas se encuentra la ciudad de Xaghra, en la isla de Gozo, donde es posible dormir resguardado entre los gruesos muros de antiguas mansiones convertidas villas privadas. La arquitectura de la ciudad te transporta siglos atrás y te convierte en cómplice de las historias fenicios, romanos, griegos, árabes, turcos, españoles, franceses e ingleses. Durante sus 6.000 años de historia por sus 67km2 todos estos pueblos dejaron su huella en esta isla verde situada al norte de Malta, cincelada con forma de lágrima por el viento, el mar y el sol.
El país, reabierto al turismo el pasado 1 de junio, solo requiere de una PCR negativa con 72 hrs de antelación para visitarlo.
Sentirte Darwin en las Islas Galápagos (Ecuador)
Perdidas en el Océano Pacífico, a 972 km de la costa ecuatoriana, el Archipiélago de las Galápagos es el único lugar del mundo donde puedes pasear entre piqueros, lobos marinos e iguanas que, lejos de salir huyendo, se quedan observándote como si de una rara especie más te trataras.
Ese es el espíritu de las Galápagos, descubrir la singular vida silvestre que inspiró al científico a desarrollar la teoría que cambió nuestra manera de ver la vida (la de la evolución). Unas islas únicas, diferentes entre sí y donde el hábitat natural puro permanece inquebrantable.
Está abiertas a los turistas, pero hay aportar el certificado de vacunación o una PCR negativa hecha en las 96 horas previas. También se requiere una prueba de antígenos para el vuelo interno hacia las islas. Y en Quito y en Guayaquil, las autoridades piden rellenar un formulario de “Declaración de salud del viajero” y la acreditación de un seguro de salud obligatorio.
Saborear el coñac más antiguo del mundo en Armenia
Dice la historia que este aguardiente de vino ya se destilaba en esas tierras en la época de los babilonios. El coñac Ararat —que recibe el nombre del monte situado en la frontera entre Armenia y Turquía— desprende aroma a frutos secos, especias, chocolate negro y vainilla. El secreto está en su elaboración, a través de variedades locales de uva con propiedades únicas, gracias al microclima del valle de Ararat, y un antiguo método de doble destilación y envejecimiento en barricas de roble armenio.
La experiencia de la cata del coñac va unida a historias y leyendas como aquella que dice que durante la conferencia de Yalta, Stalin le ofreció a Winston Churchill una copa de Ararat para acompañar su cigarro y al mandatario inglés le encantó. A partir de entonces, Churchil recibía un cargamento de coñac Dvin cada mes. En una ocasión el primer ministro notó que la calidad de su entrega de coñac se había deteriorado e informó a Stalin. Se descubrió que el maestro de coupage, Margar Sedrakyan, había sido exiliado a Siberia, y su ausencia se dejó notar en la calidad de la producción. Stalin le ordenó al maestro que regresase a su trabajo y le proporcionó todas las condiciones necesarias para retomar a su vida normal.
En estos momentos, se puede llegar a Armenia con una PCR negativa realizada en un máximo de 72 horas antes del viaje.
Visitar el desierto del Namib (Namibia)
El Namib, declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 2013, está considerado el desierto más viejo del mundo. Se tiene constancia de que ya existía durante la Era Terciaria, hace 65 millones de años, cuando se extinguieron los dinosaurios. Con una superficie aproximada de 81 000 km², su nombre en lengua nama significa «enorme».
Curiosamente la región, que cuenta con el río Orange, siempre con agua y en otros tiempos plagado de hipopótamos, es considerada la más abundante del mundo en especies de plantas suculentas. Y es que Namibia, la joya de África Austral, es un país único en contrastes inmerso en la naturaleza salvaje que ofrece al viajero la combinación perfecta entre aventura y exclusividad.
Este país es uno de los destinos menos afectados por el Covid 19, debido a su baja densidad de población. Está abierto al turismo y sus autoridades sanitarias tan solo exigen una PCR negativa a la llegada o certificado de vacunación.
Escalar las montañas más antiguas de Irlanda
Muchos de los acantilados del Geoparque del Burren y los Acantilados de Moher (en especial los que miran al mar cerca de Ailladie, en Fanore) son populares entre los escaladores y espeleólogos. Situado en el condado de Clare, Burren nombre en gaélico significa «lugar pedregoso». Desde luego, es la mejor definición para este rincón mágico y calizo donde conviven plantas alpinas y mediterráneas con más de 60 especies de caracoles endémicos y mariposas.
Pasear estas rocas nutridas por las leyendas ancestrales —que se esconden bajo los dólmenes, tumbas megalíticas, fortificaciones y cruces celtas que salpican el camino por este Parque Nacional y Patrimonio de la Unesco— te trasporta a escenarios de película. No en vano, Irlanda ha sido el escenario de grabaciones como Harry Potter, Brave Heart, Salvar al Soldado Ryan o Stars Wars: Episodio VII – El despertar de la fuerza.
El país está abierto a los turistas internacionales que vayan con certificado de vacunación.
Pasear por la ciudad troglodita de Vardzia (Georgia)
Hoy varios monjes cuidan de este místico lugar nacido en el S.XII, en Javakheti, en la región de Aspindza, a 1.300 metros sobre el nivel del mar. Una de las ciudades-cueva más bellas del mundo, donde es posible sumergirse en lo más profundo de la montaña rocosa a través de pasadizos secretos mientras el aire se va haciendo cada vez más denso. Imaginar, a cada paso, la forma de vida de las miles de familias que la habitaron es una descarga de adrenalina para los sentidos.
Alrededor de 300 salones han sobrevivido al paso de los siglos, así como las tuberías de irrigación que todavía proporcionan agua potable, 15 iglesias talladas en la piedra y 28 bodegas con sus vasijas de arcilla. Además, explorando sus galerías es posible encontrarse con un retrato del Rey Jorge y su hija Tamar, vinculados a la historia del Monasterio de Vardzia, declarado Patrimonio Mundial de la UNESCO en 2007.
En cuanto a las restricciones sanitarias, Georgia tiene abierta la entrada a los viajeros internacionales que aporten una PCR negativa en inglés o el certificado de vacunación, siempre y cuando hayan pasado 14 días desde la última dosis.
Ver amanecer y atardecer en el Salar de Uyuni (Bolivia)
En época de lluvias se convierte en el espejo natural más grande del mundo. En temporada seca es una placa infinita de un blanco impoluto, bajo un cielo azul que deslumbra. Se viaje cuando se viaje, el Salar de Uyuni es uno de los espectáculos de la naturaleza más extraordinarios que se pueden visitar en 4×4. Ya sea desde la propia población de la destartalada Uyuni, como desde la ruta que llega desde el desierto chileno de Atacama o desde Tupiza, junto a la frontera Argentina.
Es ésta última opción la menos transitada y la más atractiva para aquellos que desean perderse entre dos y cuatro días explorando el Altiplano andino, entre llamas, guanacos y flamencos; en lagunas bermellón o verde esmeralda y poblados aislados donde las mujeres chichas (indígenas quechuas) cocinarán al fuego algo para comer pero no esperes que se sienten contigo a la mesa. El premio final es la llegada al salar, de madrugada y tras pernoctar en un hotel de sal, para poder ver amanecer desde la Isla Incahuasi, un espectáculo tan magnífico que solo permite escuchar el silencio de este ecosistema único en el mundo.
De momento se puede viajar a conocerlo, pero los viajeros deberán hacer una cuarentena de 10 días al llegar, contar con una PCR negativa y rellenar un formulario de localización.
Bonus: dos destinos que pronto volverán a abrir
Abrazar Baobabs en Madagascar
Si algo impresiona es llegar a la base de un baobab, intentar abrazarlo y mirar hacia el infinito. Es en ese momento cuando comprendes la grandiosidad de este icónico árbol de unos 30 metros de alto y (algunos de ellos) 800 años. Según cuenta la leyenda, crece al revés porque los dioses lo plantaron bocabajo a modo de castigo para frenar su crecimiento y poder.
A unos nueve kilómetros de la avenida, también se puede ir a ver a los baobab amoreux o baobabs enamorados. Son dos árboles de la especie Adansonia za, endémica de la isla, que crecieron entrelazados entre sí y que, según se cuenta en Madagascar, reencarnaron el amor imposible entre una joven pareja de dos aldeas próximas.
Cerrado al turismo hasta el momento, las autoridades malgaches prevén abrir la entrada al turismo internacional este verano.
Asistir al rezo matutino en el Valle de Gangtey
Pocas sensaciones son tan impactantes como llegar al monasterio de Gompa (Bután), enclavado entre picos de más de 6000 metros de altitud de la cordillera del Himalaya, sobre un verde tan brillante que parece imposible. Asombra también pasear por las aldeas, dónde los penes gigantes decoran los marcos de las puertas, mientras te mece el rezo matutino de los monjes a las 5:00 am. Compartir el fervor, la paz y la felicidad que trasmiten con sus cánticos y lecturas es uno de los mejores recuerdos que uno se puede traer a casa del país conocido como el más feliz del mundo.
Cerrado hasta ahora al turismo internacional, se prevé que Bután abra sus puertas a los viajeros en breve.