A menudo abreviada y conocida como Zegna, esta casa de moda de lujo italiana fue fundada por Ermenegildo Zegna en 1910, en Trivero (Piamonte). Desde un primer momento y hasta ahora, sigue siendo una de las pocas firmas que quedan en manos de la familia fundadora, sin pertenecer a ningún conglomerado multinacional.
Desde el mismo momento de su fundación, Zegna se configuró como una marca textil dedicada al lujo masculino, tanto en prendas como en complementos. Y puede que su estricta especialización y la creación de su propio nicho hayan sido razones suficientes para alcanzar el éxito del que disfruta. Hoy, es una de las empresas más conocidas de Italia y la marca de ropa masculina más grande del mundo por cifra de negocio, que ahora prepara su salto a bolsa en Estados Unidos.
La firma italiana que comenzó su andadura en la industria textil con el sueño de crear los tejidos más bellos del mundo, se ha convertido en uno de los negocios familiares dinámicos más conocidos del país mediterráneo. La segunda generación, encabezada por Angelo y Aldo Zegna, fue la responsable de crear prendas de lujo que más tarde se convirtieron en prendas prêt-à-porter (además de la inauguración de la primera boutique de la marca en París, en 1980).
Actualmente, la empresa la dirige la tercera generación de la familia. Gildo Zegna se erige director general; Paolo Zegna, presidente; y Anna Zegna, presidenta de la Fundación homónima. Una incipiente cuarta generación ya trabaja con los más veteranos en continuar el legado iniciado hace 111 años, y lo hace desde el punto de vista de la innovación.
Con un enfoque internacional desde los inicios, tanto su fundador como la marca naciente fueron unos adelantados a su tiempo. Aunque el tiempo haya pasado y las tendencias, en materia textil y tecnología, hayan contribuido a hacer de Zegna una marca adaptada a las necesidades del consumidor, hay cosas que nunca cambian. Su liderazgo sigue siendo familiar y, junto a Armani, mantienen el podium de firmas gestionadas en manos de las generaciones de la familia fundadora.
La mente brillante para los negocios de Ermenegildo Zegna no se limitaba a su campo industrial específico. Consciente de que la calidad que buscaba para sus productos iba de la mano de una relación positiva con el territorio y la comunidad a nivel local. Una visión que hoy se traduce en un hecho histórico: su entrada en bolsa en la ciudad neoyorquina. La operación se realizará de la mano de Investindustrial Acquisition Corp, una Spac respaldada por fondos vinculados a Investindustrial, y con una valoración de 3.200 millones de euros.
Este salto supone para la familia Zegna una enfatización del éxito de la estrategia de la italiana. La marca mantendrá una participación mayoritaria en la compañía, que ronda el 62% y su valoración total estimada de 3.200 millones de dólares se traduce en una capitalización de 2.500 millones de dólares.
Se trata de una paso hacia el futuro de una empresa que ha experimentado muchos cambios —todos positivos— en los últimos años. Actualmente, la marca suma 296 establecimientos en 80 mercados, como fruto de la expansión internacional que Gildo y Paolo Zegna iniciaron al ponerse al frente de sus respectivos puestos. Más de 500 tiendas en más de 100 países. Esas son las credenciales de Zegna, que se suman al aumento de compras y alianzas.
Desde 2018, la compañía ha liderado varias sinergias con el fin de seguir posicionando Zegna en el mercado y llegar a nuevos públicos, como el más joven. Esto lo consiguió tomando el control de Tham Browne.
La entrada en bolsa está prevista para septiembre (2021) y se espera de ella un mayor conocimiento de la firma en el contexto americano. Su presencia allí deberá de representar el 15% de las ventas de ropa y accesorios este año. De cumplirse estas previsiones, la italiana utilizará los ingresos obtenidos para impulsar las ventas digitales y empezar a considerar adquisiciones.
Cada movimiento empresarial de Zegna en su ascenso en el reconocimiento de la industria se complementa de un mantenimiento cuidadoso y estricto de sus valores centenarios. El fundador, que comprendió la belleza del entorno natural y el bienestar de las personas, consiguió que la empresa pudiese aspirar a tener un éxito a largo plazo. Su deseo era hacer de su ciudad, y de todo el mundo, un lugar mejor. La familia Zegna ha mantenido viva la idea de que la calidad de los productos sólo puede florecer cuando se cuida una “cultura de la belleza”, una filosofía que debe respetar el entorno y a las personas que viven en él.