Madrid. Interior. Día.
O Madrid. Exterior. Noche.
Podría ser el comienzo de casi cualquier película de Pedro Almodóvar. A continuación, podría pasar casi cualquier cosa: un colchón en llamas, una tórrida secuencia de doblaje, una performance de Pina Bausch o una estampita del Sagrado Corazón. Lo demás es historia. Historia del cine. Marcada por esa personalísima narrativa del desgarro, el rojo intenso, el amor trágico, las heroínas cotidianas y el devenir de la vida.
Otro Pedro, Pedro Sánchez Castrejón –una letra ‘r’ le separa del Presidente del Gobierno– (Madrid, 1982), recorría el centro de Madrid para acudir a un curso de escritura creativa cuando de pronto reconocía en las calles de La Latina las localizaciones de La flor de mi secreto. Este publicista experto en branded content lo supo al instante: Madrid es la verdadera chica Almodóvar.
Desde entonces, este escritor, gestor cultural, experto en branded content y cinéfilo impenitente ha creado el mapa del Madrid de Almodóvar con 272 referencias; ha escrito Todo sobre mi Madrid. Un paseo por el Madrid de Almodóvar (La Librería); ha diseñado la ruta turística que recorre las principales localizaciones de las películas de Almodóvar y acaba de inaugurar Madrid, chica Almodóvar, la exposición que podrá verse en la Sala 1 de exposiciones del Conde Duque desde el 11 de junio al 20 de octubre de 2024.
El escenario no podía ser otro: la fachada del Conde Duque fue el lugar escogido para el manguerazo más icónico de la historia del cine: Carmen Maura –que interpretaba a Tina Quintero en La ley del deseo (1987)– era regada por un basurero que cumplía su orden: ‘¡Riégueme!’
Agustín Almodóvar, hermano y productor del director manchego, bromeó sobre homenajear esta mítica secuencia como se conmemora cada año La salida de los obreros de la fábrica Lumière en Lyon, primera película de la historia (1895). Lo hizo en la inauguración de la exposición, en la que estuvo acompañado, entre otros, de Eva Siva, la Luci de Pepi, Luci, Bom (1980) y otras chicas del montón.
Castrejón también hizo su propia reivindicación: bautizar a la confluencia de las calles Alcalá y Gran Vía como la esquina Almodóvar. Desde este centro neurálgico se puede adivinar el resto de un recorrido único y fascinante: el Convento de las Recogidas de Santa María Magdalena (calle Hortaleza, 88) que ocultaba los rugidos de Entre tinieblas (1983); el taxi-cabaret forrado de leopardo de Mujeres al borde de un ataque de nervios (1988); las plazas de Chueca y la Plaza de la Villa como los referentes underground y perniciosos de la ciudad en Átame (1989); una desierta Plaza Mayor que representaba el corazón abandonado de Leo (Marisa Paredes) en La flor de mi secreto (1995); el Madrid de contrastes entre La Ventilla y la Plaza de Alcalá de Carne trémula (1997); la maternidad de O´donell donde empieza todo en Hable con ella (2002); el Café Moderno de la Plaza de las Comendadoras de Madres paralelas (2021) donde una consumición es un descubrimiento…
«No te ensañes conmigo. Soy muy vulnerable. Y muy imperfecta»
Decía Rita Quintero (Carmen Maura) en La ley del deseo.
Madrid es como ella: imperfecta y un poco insidiosa, pero profundamente eléctrica y muy enamoradora. Nunca fue la misma ciudad desde que los tacones de Marisa Paredes, Cecilia Roth, Loles León, Bibiana Fernández o Rossy de Palma retumbaban. Despide la reflexión una que tiene la fortuna de haber nacido en la ciudad de sus sueños; y de los Pedros.