Trabajaba como coach de actores cuando le propusieron ser coordinadora de intimidad por primera vez. Fue en el rodaje de Objetos (Jorge Dorado, 2022). «Como buena vasca que soy me formé a conciencia y un mes después volvieron a ofrecerme otra película», cuenta Maitane San Nicolás (Bilbao, 38 años). Desde entonces, no ha parado. Lleva dos años y medio desempeñando una profesión que no existía, para la que tuvo que formarse a contrarreloj y que todavía tiene detractores y escépticos.

El trabajo de una coordinadora de intimidad consiste acompañar a los actores y actrices en las secuencias de desnudos o sexo para garantizar que se ruedan de forma adecuada y que los intérpretes las consienten, así como garantizar que las zonas genitales no sean mostradas y no entren en contacto, nos explica Maitane en la coctelería The Dash, donde nos hemos dado cita para realizar la entrevista.

Maitane San Nicolás en el set de rodaje de Cristo y Rey (David Molina y Manu Gomez, 2023). Foto: Sofia Boriosi

Se trata de fijar límites y frenar abusos de poder en el set -si los hubiera- permitiendo que el reparto delegue en ella cualquier incomodidad sin verse afectado por la presión del grupo o las prisas del ultimo momento: «Decir no a un director es muy complicado», asegura esta experta. Las actrices, como siempre, están más expuestas y vulnerables aunque esta situaciones también afectan a los hombres que igualmente tienen pudor e inseguridades.

«Les quito la preocupación de cómo se les ve y eso les permite fluir emocionalmente», continúa Maitane. Se trata de una labor de mediación con los directores para contrarrestar la vulnerabilidad de mostrarse físicamente: «No tienes que salir perfecto pero tu exposición debe adaptarse al contenido y a lo que esperas».

La figura de los coordinadores de intimidad surge en Estados Unidos a raíz del Me too, un movimiento que surgió en octubre de 2017 a raíz del reportaje de The New York Times donde se contaban las acusaciones de abuso sexual contra el productor de cine Harvey Weinstein. Tras el escándalo, el sindicato de actores creó protocolos para que hubiera escuelas y coordinadores cualificados. Es una práctica que está especialmente integrada en el mundo anglosajón –USA, Reino Unido y Australia– y se está extendiendo al resto del mundo, aunque todavía no es obligatoria en todos los países, incluido España.

Maitane recalca la necesidad de establecer un diálogo con el director y una implicación positiva de la producción. Le interesa constatar que su trabajo ni estorba ni censura ni resta naturalidad, sino facilita y garantiza el bienestar emocional de los actores y les permite gestionar mejor las secuencias de intimidad. Reivindica la posibilidad de comenzar el proceso desde el guion y terminarlo en la postproducción para poder actuar como consultora de las secuencias de intimidad.

Concluye destacando que una parte esencial de su trabajo es emplear un lenguaje neutral, así como trabajar la inclusión y la diversidad.