Iggy Azalea es la última celebridad en unirse a OnlyFans. Este servicio de contenidos por suscripción, antes dominado por trabajadoras del sexo que buscaban potenciar sus marcas y monetizar sus relaciones con sus fans, ha visto cómo se unían a sus filas estrellas del mainstream, como Bella Thorne, Denise Richards y DJ Khaled. Amber Rose, otra celebridad en OnlyFans y antigua stripper, ha descrito la plataforma como «un club de striptease digital». Así que sólo tiene sentido que Azalea, una rapera australiana que ha proclamado que ella es, de hecho, el club de striptease, se inscribiera también.

Pero el OnlyFans de Azalea no es un OnlyFans cualquiera. Es un proyecto multimedia colaborativo de un año de duración titulado Hotter Than Hell que incluirá música, fotografía, vídeo, arte y, según un comunicado de prensa, contenido de «su próximo cuarto álbum de estudio». Por 25 dólares al mes, los suscriptores podrán ver el proyecto en primera fila, antes de que lo vea el resto del mundo. El concepto se inspira en Pamela Anderson, las supermodelos de los 90 y el polémico libro Sex de Madonna, y culmina con un libro de sobremesa que saldrá a la venta en diciembre de 2023.

Curiosa por conocer el proyecto de Azalea, me registré en OnlyFans y pagué 25 dólares para suscribirme a su flujo de contenidos. En la parte superior de su feed, apareció un pequeño círculo verde junto a su avatar (que era una imagen de Azalea lamiendo una cereza): «Disponible ahora». ¿Estaba Azalea realmente en directo en el sitio? ¿Estaba más cerca de ella que antes de entregar mi dinero? Parecía posible.

El primer mensaje era la mencionada foto lamiendo cerezas y las palabras: «El ángel más dulce»; debajo, se indicaba cuántos «me gusta» tenía la publicación y el importe en dólares de las propinas que había recibido de sus fans. (Las propinas son otra forma que tienen los creadores de OnlyFans de generar ingresos). En el momento de escribir este artículo, la publicación tenía 2.501 «me gusta» y 233,20 dólares en propinas.

Hubo más imágenes: Azalea en lencería verde, Azalea maquillándose, Azalea posando aparentemente desnuda junto a una piscina mientras come una cereza con el pezón discretamente oculto a la vista. Uno de los post incluía un clip de audio de nueve segundos de Azalea –»Hola, nena», nos ronroneaba a sus fans anónimos, ¿a mí?– ofreciendo un aliciente para ser «parte de mi VIP durante un año dando una propina de 250 dólares y recibirás un enlace de suscripción de un año y una foto gratis sólo para mis VIPS». Ese post tuvo 685 likes y la asombrosa cifra de 15.690 dólares en propinas. (OnlyFans se lleva una parte del 20% de los ingresos de sus creadores).

Y así siguió durante los días siguientes. Hubo más imágenes. Más clips de audio. Había un videoclip de Azalea con poca ropa grabado a través de una ventana como si el espectador (yo) la estuviera espiando: «Trabajando mis ángulos [emoji de mariposa, emoji de fuego]». Cuando no comprobaba el flujo de contenido de Azalea, recibía correos electrónicos de OnlyFans diciéndome que tenía mensajes suyos sin leer, como si la hubiera dejado en leído. Cuando volví a entrar en OnlyFans, descubrí que esos mensajes contenían contenido bloqueado, otra forma que tienen los creadores del sitio de ganar dinero. Con la función de pago por visión, los miembros deben pagar más para acceder al contenido bloqueado. Uno costaba 40 dólares. Otro costaba 28 dólares y otro 35. Cada mensaje tenía una nota de «ven aquí», pero el contenido visual estaba detrás de la imagen de un candado.

Pensé en desbloquear el resto del contenido de Azalea, pero no lo hice. Para entonces ya había leído que «vendió su catálogo de grabaciones y publicaciones a Domain Capital por una suma de ocho cifras» a finales del año pasado. Pensé que no necesitaba el dinero.