La economista María Peña ha impulsado el comercio exterior español en países como Costa de Marfil, Uruguay, Marruecos o Senegal y desde hace cuatro años está al frente del organismo público encargado de promover y apoyar al sector de la exportación. La consejera delegada de ICEX celebra cómo el comercio de bienes se ha recuperado de forma exponencial tras la pandemia. El sector exportador español hizo bien los deberes tras la última crisis. En materia de igualdad, sin embargo, queda camino por recorrer.
Pregunta: Nos estamos quitando las mascarillas. Hagamos balance. ¿Cómo afectó la pandemia a la internacionalización de empresas españolas?
María Peña: El 2020 tiene un impacto muy fuerte en el comercio internacional. Se suspende toda la actividad presencial internacional, el mercado de ferias, de grandes convenciones. Los dos elementos de la internacionalización, la movilidad y el networking, se paralizan totalmente. Hay una fuerte caída del comercio de exportaciones de bienes, pero en España hay sobre todo una brutal caída del comercio de servicios, precisamente por el impacto que tiene el turismo, que cae totalmente. Nuestra balanza comercial está muy afectada por la balanza de servicios, que cayó al 90% (y el 10% que se salvó correspondió a enero y febrero antes del confinamiento). Y el turismo local ahí no cuenta, pues se considera comercio interior. Si yo me voy de vacaciones a Asturias, eso cuenta para el bar de Asturias, pero no para la balanza comercial. No son divisas alemanas.
P: ¿Y en qué momento estamos ahora?
MP: El comercio de bienes se ha recuperado de una forma exponencial. Los últimos datos de la balanza, de febrero de 2022, nos dicen que estamos no ya por encima de 2021 o de 2020, que es normal, sino por encima de los datos de 2019, que fue un año récord. Las exportaciones españolas hasta febrero crecen un 28%, alcanzando un máximo histórico.
P: ¿Qué nos dicen esos datos del comportamiento del sector exportador español?
MP: La exportación española ha demostrado unos grados de madurez abismales en comparación con la crisis de 2008. Por lo tanto, los deberes después de la crisis financiera se hicieron y se hicieron bien. Con el COVID, las empresas paralizaron sus actividades comerciales, pero mantuvieron los contactos. En cuanto la demanda se recuperó, se volvieron otra vez a poner en marcha de forma creciente. Y evidentemente el mundo hoy es distinto y el impacto de la digitalización también ha influido. Hoy puedes gestionar tus redes de clientes de una forma muy distinta. Por ello, el comercio exterior de exportación se ha recuperado de forma significativa, pese a que el mundo sigue al revés.
P: ¿Al revés?
MP: Sí, nosotros nos quitamos mascarillas, pero seguimos en un mundo al revés. El año pasado los mercados empezaron a cooperar muy tímidamente, pero tuvimos la mitad de los mercados todavía paralizados presencialmente. Asia todavía está cerrado presencialmente. La crisis de suministro, la crisis energética, la crisis logística se ha agravado con la crisis ruso-ucrana, con lo cual…
P: ¿Ha afectado la pandemia a las empresarias exportadoras de forma diferente?
MP: No hay análisis todavía en España de cómo ha afectado la pandemia a las empresas lideradas por mujeres. Pero el estudio de Closing Gap de 2022 confirmó que la pandemia tuvo un efecto claro en la conciliación y se ha visto que el número de mujeres con tasas de trabajo a tiempo parcial por razones de conciliación ha aumentado en mayor medida que el de los hombres. Por otro lado, las mujeres se dedican fundamentalmente a empresas en el ámbito de los servicios sociales, menos internacionalizadas y en gran parte presenciales. Claramente, el COVID afectó muy duramente a los sectores de servicios que necesitaban de la presencia física.
P: ¿Tenemos un perfil de la empresaria exportadora española?
MP: Empezamos a tener una foto. Piensa que la incorporación de la perspectiva de género al análisis del comercio internacional ha sido enormemente tardía. Sobre todo desde el punto de vista de las empresas exportadoras lideradas por mujeres o de las mujeres que nos dedicamos al ámbito internacional. Las estadísticas de comercio internacional tradicionales han tenido solamente dos marcos de segregación: geográficos y sectoriales. Y el género era algo a lo que se era completamente ciego. Nadie se preocupaba de analizar si una empresa liderada por mujeres era más propensa a internacionalizarse o no, tomaba o no decisiones distintas, tenía mejores o peores resultados en el mercado internacional o qué tipo de patrón de internacionalización utilizaba.
P: ¿Cuándo cambia esto?
MP: La Organización Mundial del Comercio, con la Declaración de Buenos Aires en Diciembre de 2017, empieza a incluir el vínculo entre comercio y mujer. Ese mismo año, la Unión Europea empieza a introducir la perspectiva de género dentro de sus acuerdos comerciales. España la incorpora por primera vez en el Plan de Acción de Internacionalización de la Economía Española 2019-20 y se crea el grupo informal Mujer e Internacionalización con distintos organismos y actores implicados. La primera constatación que se hace es que no hay datos, no hay análisis. A partir de ahí, todos empezamos a hacer una inversión en análisis y en datos desagregados por sexo. Es uno de los guantes que toma ICEX a la hora de ponerse a analizar, a través de registro, con la información que nos aporta INFORMA y también con datos de Aduanas.
P: Y tras esos análisis, ¿qué sabemos ahora que no sabíamos en 2017?
MP: Primera conclusión: una quinta parte de las empresas exportadoras son lideradas o con titularidad de mujeres. Un porcentaje pequeñito. Si analizas datos de direcciones comerciales, direcciones de internacionalización, para ver cuál es el peso de la mujer a la hora de tomar decisiones en una empresa exportadora (independientemente de si es titular o no de empresa), estamos en torno a un 13-15%, es decir: el porcentaje de empresas exportadoras lideradas por mujeres es mucho menor y el porcentaje de mujeres que ocupan puestos decisorios vinculados con la internacionalización es menor.
P: ¿Sabemos por qué?
MP: Las empresas lideradas por mujeres son menos propensas a exportar por el sector donde actúan y por su capacidad de crecimiento. La mujer tiende a crear empresas en ámbitos normalmente vinculados con servicios sociales, educación, salud, con una menor propensión a la internacionalización. No hablamos de startups tecnológicas, sino de empresas de tamaño mucho más pequeño, con funciones de producción más convencionales. Esas empresas, por su naturaleza, tienen una menor capacidad de crecimiento. No hablo de rentabilidad, que es distinto, sino de capacidad de crecimiento. Con lo cual hay un círculo vicioso. Si tú no tienes una capacidad de crecimiento, tampoco vas a acceder a determinadas fuentes de financiación que te van a permitir ser más competitiva y salir al mercado internacional.
P: ¿Qué obstáculos impiden que haya más mujeres en puestos de internacionalización?
MP: Claramente influyen temas de movilidad y conciliación. Tenemos que considerar que la internacionalización ha sido -hasta antes del COVID- un ámbito cien por cien presencial. Además, necesitas un huso horario muy amplio, porque igual estás haciendo negocios con China que con Los Ángeles. Eso exige una plena disponibilidad y mucha movilidad. Y se va a traducir también en brecha salarial, porque evidentemente la disponibilidad se paga.
El último Gender Monitor de ESADE, el 22% de las mujeres consideraba que el mayor obstáculo para que las mujeres alcancen la alta dirección es que la mujer opta por puestos medios que le permiten un mejor balance de vida personal y profesional. Otra investigación de 2020 analizó cuáles son las variables que afectan a mujeres y hombres a la hora de tomar un trabajo. La primera variable para los dos era el sueldo. La conciliación era la segunda variable para ellas. Para ellos era la cuarta.
P: ¿Qué necesidades expresan las empresarias españolas internacionalizadas?
MP: Buscan referencias, visibilidad de casos que han tenido éxito. Qué ha funcionado, cómo se hizo, qué barreras se han roto. Quieren ganar confianza. También piden formación, pero una oferta formativa adaptada a sus condicionantes de tiempo.
“Hemos incorporado la perspectiva de género en todos los análisis de evaluación. Nos interesa saber no solamente qué patrones de exportación están tomando las empresas lideradas por mujeres, sino qué tipo de servicios nos demandan”
P: ¿Qué acciones se han tomado en el ICEX para introducir la perspectiva de género?
MP: Ampliar la base exportadora y diversificar es siempre uno de nuestros objetivos estratégicos, pero en el Plan Estratégico 2021-22 hacemos mención explícita a más mujeres en el mercado internacional. Es decir, ya aparece como un objetivo explícito de ICEX con indicadores que tenemos que medir. Es un cambio conceptual bastante importante.
Luego tenemos varias líneas de trabajo: mejora de la formación, análisis y evaluación, visibilidad, creación de redes, asesoramiento, acompañamiento y acceso a nuestros programas.
P: Deme algún ejemplo.
MP: Hemos incorporado la perspectiva de género en todos los análisis de evaluación. Nos interesa saber no solamente qué patrones de exportación están tomando las empresas lideradas por mujeres, sino qué tipo de servicios nos demandan.
Hemos creado redes para compartir experiencias y hemos adaptado nuestra oferta de formación, apostando por todo lo que permita flexibilidad, que es lo que nos demandan. También estamos llegando a acuerdos con universidades y escuelas de negocios para aportar nuestra experiencia en el ámbito de internacionalización en sus masters de liderazgo femenino. ¿Cómo se negocia en ámbitos hostiles?¿Qué haces cuando entras a una mesa de negociación y todos son señores? Son situaciones que nos ocurren continuamente.
Otro ejemplo es la guía de cláusulas responsables que hemos publicado hace dos meses. Incluye un manual sobre cómo se pueden introducir cláusulas de género, sostenibilidad medioambiental o inclusión social en contratos, programas y convenios, respetando toda la legalidad vigente.
P: Los datos que se han recabado, ¿qué mitos diría que desmontan?
MP: Los análisis rompen bastante un prejuicio que tenemos y es que nosotras somos más adversas al riesgo, que arriesgamos menos. No es verdad. En las empresas lideradas por mujeres, no es que ellas tomen la decisión de no internacionalizar, sino que tienden a crear negocios en sectores donde hay menos internacionalización. Pero cuando ella lidera o toma decisiones en una empresa en un sector externalizable, las decisiones son las mismas, el patrón de internacionalización es el mismo.
Por tanto, nosotras no somos ni más ni menos adversas al riesgo que ellos. Pero sí es cierto que ellos siempre tienen un posicionamiento de confianza mucho mayor que nosotras. Recuerdo una charla TED de una empresaria que cofundó una startup con un empresario. Contaba que cuando ella iba a buscar financiación a un business angel o financiador, la pregunta que recibía siempre era de respuesta defensiva, mientras que las preguntas que recibía él eran para responder a la ofensiva. Y eso pese a que hablaban de la misma empresa.
P: La percepción cambiaba según con quien hablaban…
MP: Totalmente. Si era él quien iba a buscar financiación, la pregunta iba orientada a ‘¿Cómo me vas a hacer ganar más dinero?’ Si iba ella, la pregunta giraba en torno a ‘¿Cómo me garantizas que no voy a perder mi dinero?’
P: ¿Y qué hizo ella?
MP: Dejó la startup y se puso a formar a mujeres en materia de asertividad y confianza.