El impacto de la pandemia del covid-19 en el mercado laboral es muy amplio y afecta a todas las personas en diversos grados. El teletrabajo es una de las circunstancias laborales que ha definido el año 2020 y lo que llevamos de este 2021: lo que empezó como una medida forzosa debido a los meses de confinamiento a nivel nacional y global, se ha mantenido en mayor o menor grado en una gran mayoría de empresas y entidades públicas.
Antes de la pandemia, solo una pequeña parte de la fuerza laboral trabajaba ocasionalmente desde casa. En la Unión Europea (UE), la incidencia del teletrabajo variaba enormemente según el país: del 30% o más de los trabajadores en Dinamarca y Países Bajos, al 10% o menos en Italia, Grecia o Polonia, según los datos de la Organización Internacional del Trabajo (OIT). En España, el año de la pandemia ha elevado el número de teletrabajadores en 1,2 millones, un 74%, alcanzando la cifra récord de 2,86 millones, según los datos de Adecco Group Institute. Esta cifra supone un 14,7% del total de los trabajadores, muy por debajo de la media europea (21,5%).
Trabajadores y empresarios están divididos en su postura sobre el teletrabajo. A la flexibilidad y el ahorro en desplazamientos que supone, se suman otras desventajas como la pérdida de contacto con compañeros, el exceso de horas conectados o la falta del estímulo de la innovación que se logra en grupo.
¿Cuál es el futuro del teletrabajo tras la pandemia?
Un 36% de los directivos de las grandes empresas y un tercio de las pymes apuestan por una jornada dividida entre la oficina y el domicilio, apunta un estudio reciente de Vodafone. Un porcentaje mayor, tanto entre directivos (72%) como entre pymes (61%) ve más factible trabajar solo algunos días desde casa y el resto en la oficina.
¿Y los ciudadanos qué opinan? Una amplia mayoría de los españoles (81%) apuesta por un modelo híbrido que combine oficina y hogar, recoge un informe de Actiu. Además, un 62,3%, de hecho, prefiere esta fórmula mixta, frente a quienes prefieren el modelo prepandemia (21,3%) o solo teletrabajar (7,8%).
Sin embargo, mantener un modelo híbrido o con mayor proporción de teletrabajadores no es igual de sencillo para todas las empresas e instituciones. Mientras que la Administración se muestra partidaria del teletrabajo, las microempresas lo ven imposible.
El teletrabajo no es una opción para todos
Los planes de empleo a distancia no son aplicables a todos los sectores: solo un 18% de las microempresas continuará trabajando a distancia durante la pandemia, una cifra muy similar al 14% que ya teletrabajaba antes de la irrupción del coronavirus.
Pero en el caso de sectores como la restauración y la hotelería el dato cae drásticamente: solo un 4% de los consultados creen que podrán seguir trabajando a distancia. En el caso del comercio minorista o la logística y transporte, menos de un 10% de los microempresarios apostaría por esta modalidad.
En sentido contrario, la Administración Pública ha sido uno de los segmentos que el estudio de Vodafone identifica como más propenso a mantener el teletrabajo que ha traído la pandemia.
Antes del confinamiento, solo teletrabaja el 18% del personal de la Administración, una cifra solo ligeramente superior a las microempresas y muy por debajo de pymes y grandes empresas, mientras que el 55% de los directivos espera teletrabajar cuando termine la pandemia.
No obstante, existen grandes diferencias entre las distintas ramas de la Administración: mientras que apenas un tercio de los gestores de la administración central (32%) apuesta por el teletrabajo, en los gobiernos autonómicos esta cifra asciende al 82%.
Asimismo, el 79% de los gestores apuesta por trabajar únicamente unos días a la semana a distancia, mientras que el 27% considera adecuado trabajar a tiempo completo y el 26% parte de la jornada. De hecho, los mandos de la Administración consultados tienen a la digitalización como la principal preocupación (7,8), solo por detrás de la pandemia y la economía.