H&M está pagando un precio muy alto por su compromiso ético y prácticamente ha dejado de existir en la red a la que se puede acceder en China. El año pasado, el grupo de retail sueco emitió un comunicado en el que anunciaba que dejaría de comprar algodón de la región de Xinjiang, en China, ante la sospecha de que pudiera proceder de trabajos forzados. Según el comunicado, varias organizaciones civiles habrían denunciado la existencia de campos de trabajo en la región, en la que se explotaba a ciudadanos de la minoría musulmana uigur.
La reacción en las redes sociales chinas fue furibunda, con miles de mensajes animando al boicot contra la marca. Un año después H&M ha desaparecido de las aplicaciones de venta más populares en el país asiático entre ella Alibaba, de acuerdo con Associated Press. Además, Weibo maps (el servicio de mapas y buscadores más popular de China) ha borrado las ubicaciones de sus más de 500 tiendas en el país. Sin la posibilidad de acceder a otros portales como Google o Bing, que tienen su entrada prohibida en el país, es virtualmente imposible encontrar una tienda física de H&M a través de internet.
El problema no es pequeño para H&M, que cuenta a China como su cuarto mercado en orden de facturación, según Reuters. La compañía facturó 950 millones de euros en el país asiático en 2020, a pesar del cierre durante meses debido a la pandemia.
El grupo sueco ha intentado salir al paso de la situación con un nuevo comunicado este miércoles, en el que señala que están “dedicados a recuperar la confianza de nuestros clientes, colegas y socios comerciales en China”.
Aunque rebaja notablemente el tono de las acusaciones, la compañía se reafirma en parte en las sospechas, afirmando que quieren ser “un comprador responsable, en China y en otros lugares, y ahora estamos construyendo estrategias de cara al futuro y trabajando activamente en los próximos pasos con respecto al abastecimiento de materiales”.
La marca no es la única que afronta las consecuencias de haber opinado en público contra el gobierno chino. Al menos 11 marcas europeas más, entre ella Adidas, Nike o Burberry están sufriendo boicots similares por su postura en la crisis de los refugiados uigures.