Puig ha dado un paso más en sus planes de saltar al parqué esta primavera y ha elegido un tipo de estructura accionarial que utilizan referentes internacionales de origen familiar como la estadounidense Estée Lauder o la suiza Richemont. La empresa propietaria de marcas de renombre mundial como Carolina Herrera, Paco Rabanne y Jean Paul Gaultier ha decidido acotar la colocación a acciones de clase B, una serie de títulos que contarán con menos derechos políticos que las acciones de clase A, pero con los mismos derechos económicos, para que la familia fundadora retenga el control absoluto de la compañía en el futuro.

En concreto, las acciones de clase A –restringidas a la familia Puig– tendrán cinco derechos de voto cada una, mientras que los títulos de clase B –los que se venderán en su salto al parqué– contarán con un sólo derecho de voto. Ambos tipos estarán equiparadas en derechos económicos con una proporción de uno a uno, según publica Expansión.

Este tipo de estructura accionarial permitirá a los miembros de la familia Puig retener el control político de la compañía durante las próximas generaciones en caso de que se realicen ventas adicionales de acciones en los próximos años.

En la actualidad, la gestión del grupo se encuentra en manos de la tercera generación de la familia Puig, con Marc Puig como presidente y consejero delegado y, según el medio económico, se estima que el accionariado está repartido al 25% entre las cuatro ramas de la familia, que tiene además intereses en Colonial y Flamasats, fabricante de los encendedores Clipper. Por otro lado, a título personal, Manuel Puig, vicepresidente del grupo, controla el 7% de Fluidra.

Salto al parqué esta primavera

Está previsto que, siempre que la situación de los mercados lo permita, la dueña de marcas como Carolina Herrera y Paco Rabanne comunique ante la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) su intención de cotizar (intention to float / ITF) entre finales abril y comienzos de mayo, un hito con el que arrancará formalmente la operación, según explican las fuentes consultadas por el medio económico.

La empresa familiar busca captar en torno a 3.000 millones de euros y sacar al mercado aproximadamente el 25% de su capital únicamente mediante las ya citadas acciones de clase B. La cuantía final dependerá de la valoración, que se estima que podría alcanzar los 15.000 millones de euros.

La operación, dirigida únicamente a inversores institucionales, combinará una oferta pública de venta (OPV), que servirá a los Puig para dar liquidez y poner precio a la acción de cara a que las futuras generaciones puedan comprar o vender sus títulos libremente, y una oferta pública de suscripción (OPS), que permitirá a la firma obtener recursos con los que hacer frente a los compromisos de compra del 100% de Charlotte Tilbury, Loto del Sur y Kama Ayurveda, entre otras compañías.

La firma completó el sindicato bancario que estará al frente de la OPV hace unas semanas: Goldman Sachs y JPMorgan son los bancos que lideran la colocación como coordinadores globales, en el segundo escalafón figuran Bank of America, BNP Paribas, CaixaBank y Santander, con un papel que tradicionalmente se conoce como joint bookrunners, y la tercera fila de la operación está reservada para BBVA y Banco Sabadell con el rol de colead arrengers.

Linklaters es el bufete de abogados que asesora en los aspectos legales a Puig y los bancos colocadores, a su vez, cuentan con el asesoramiento legal de Davis Polk y de Cuatrecasas, según publica Expansión.