Puig acaparará todas las miradas la próxima primavera por protagonizar la mayor salida a bolsa en España de los últimos diez años. La empresa familiar busca captar en torno a 3.000 millones de euros, lo que supondría el mayor estreno bursátil que acontece en España desde Aena, en el que el Estado recaudó 4.263 millones con la colocación del 49% del capital del operador de los aeropuertos españoles a principios de 2015.

La operación de la compañía de perfumes, moda y cosmética combinará una oferta pública de venta (OPV), que servirá a los Puig para dar liquidez y poner precio a la acción de cara a que las futuras generaciones puedan comprar o vender sus títulos libremente, y una oferta pública de suscripción (OPS), que permitirá a la firma obtener recursos con los que hacer frente a los compromisos de compra del 100% de Charlotte Tilbury, Loto del Sur y Kama Ayurveda, entre otras compañías, según publica Expansión.

Está previsto que, siempre que la situación de los mercados lo permita, la dueña de marcas como Carolina Herrera y Paco Rabanne comunique ante la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) su intención de cotizar (intention to float / ITF) en abril, un hito con el que arrancará formalmente la operación, según explican las fuentes consultadas por el medio económico.

No obstante, todavía está por determinar el porcentaje del capital que Puig busca colocar en el mercado. La cuantía final dependerá de la valoración, que, dada la buena evolución del negocio y el excepcional rendimiento en bolsa de las compañías vinculadas al lujo, se estima que podría alcanzar los 15.000 millones de euros. El máximo que estaría dispuesto a ceder la familia propietaria, publica Expansión, sería el 49%, pues su intención es mantener el control de la empresa.

La firma ha completado el sindicato bancario que estará al frente de la oferta pública de venta (OPV): Goldman Sachs y JPMorgan son los bancos que lideran la colocación como coordinadores globales, en el segundo escalafón figuran Bank of America, BNP Paribas, CaixaBank y Santander, con un papel que tradicionalmente se conoce como joint bookrunners, y la tercera fila de la operación está reservada para BBVA y Banco Sabadell con el rol de colead arrengers, según publica Expansión. Linklaters y Cuatrecasas trabajan en los aspectos legales.