Quimidroga, el distribuidor químico propiedad de las familias Sisquellas, Punter Blanqué y Doménech Garay, ha cerrado 2021 superando por primera vez los 1.000 millones de ingresos, alcanzando así su mejor resultado desde 2008.
La mejora de este resultado, según apunta Expansión, se debe al aumento de precios de venta de producto final y a la reducción de costes.
En concreto, la compañía ha registrado unos ingresos de 1.072 millones de euros, lo que supone un 38,3% más de facturación que el ejercicio anterior, y los volúmenes se incrementaron un 1,6%, hasta las 600.000 toneladas, incrementos registrados tanto en el mercado nacional como a nivel internacional.
En este sentido, el CEO de la compañía, Vicenç Muñoz, recuerda que durante la crisis de 2008 optaron por expandirse, lo que cataloga como «estrategia de éxito», debido a que en la actualidad el 37% de los ingresos de la empresa proceden de fuera del territorio nacional.
Así pues, por volumen, el principal mercado internacional es Portugal, con 90 millones de facturación, seguido de Francia (50 millones), Italia (42 millones), Egipto (25 millones) y Turquía (25 millones).
El resultado de explotación alcanzó los 45 millones de euros, un 188% más que un año antes, y el resultado neto registrado fue de 32,9 millones de ganancias, lo que también supone triplicar la cifra de 2020.
Apuesta por la especialización y los servicios de valor añadido
Quimidroga, además de apostar por la internacionalización, también lo ha hecho por la especialización y los servicios de valor añadido.
La compañía con sede en Barcelona adquirió BDN, laboratorio especializado en química para la alimentación, en 2020; mientras que el año pasado invirtió en unos nuevos laboratorios de especialización cosmética en sus instalaciones del Puerto de Barcelona.