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«Para tener ciudades habitables, hay que eliminar los coches de las calles»

Pep Gómez: "El pequeño comercio muere por culpa del coche"
El joven empresario posa ante la cámara en la redacción de Forbes. Foto: Pablo Tribello

La carrera de Pep Gómez comenzó a los 14 años y, con 28 años, ya ha fundado dos empresas de éxito. De la mano de Bernardo Hernández, cofundador de Idealista, viajó a San Francisco nada más acabar la Selectividad para colaborar en un proyecto que estaba desarrollando el ex de Google. Fue en Silicon Valley donde entró en contacto con el mundo de las startups y las aplicaciones, y justo un año después de cumplir la mayoría de edad, Pep Gómez fundó Fever, una plataforma líder a nivel mundial de descubrimiento de ocio. El éxito de la empresa despertó el interés del alcalde de Nueva York quien le otorgó la beca NYC Venture Fellows años para gestionar los espectáculos y eventos de la Gran Manzana.

Su trayectoria le ha conducido a invertir en distintas compañías y convertirse en asesor de otras, como la firma ASICS o PRISA. El joven empresario fue nombrado presidente de NUMA Growth, un programa de inversión en startups y empresas tecnológicas del Barcelona Mobile World Capital y también cofundador de la incubadora de negocios The Collider’ un venture builder que impulsa proyectos de transferencia de tecnología de las universidades españolas.

En 2018, Pep se dispuso a lanzar un nuevo proyecto en el campo de la movilidad y fundaba Reby con la inversión de uno de los primeros potenciadores de Tesla y con la mirada puesta en transformar la movilidad urbana hacia un modelo sostenible.

El pasado mes de agosto, el joven empresario castellonense publicó su primer libro, Redondea, donde analiza los desafíos de la movilidad urbana sostenible.

En su libro, ‘Redondea’, habla de un futuro con ciudades más habitables y eficientes. ¿A qué hace referencia el término “ciudades más habitables”?

Yo creo que en los últimos años por la irrupción del coche en las ciudades se ha ido perdiendo espacio, y zonas que antes eran peatonales ahora no lo son. Antes la gente caminaba por la calle y ahora hay muy poca acera. Creo que de aquí en adelante, por la tendencia que estamos viendo, que hay muchísimas ciudades que lo que están haciendo, es volver a dar esa prioridad al peatón. El comercio local se ha perdido mucho porque por culpa de esta situación la gente tiende a irse a centros comerciales, con lo cual unas ciudades más habitables son fundamentales para que el comercio local exista y para que no estén las ciudades tan contaminadas. 

Por dónde deben empezar los cambios para llegar a conseguir este modelo de urbes?

Yo creo que el objetivo prioritario debe ser eliminar los coches de las calles. Al final es una reflexión que puede sonar muy radical pero si lo piensas fríamente, poca gente utiliza el coche para ir a trabajar. Si vives fuera de la ciudad, tiene sentido que utilices el coche para ir a trabajar, pero si vives dentro de la ciudad, desplazarte en coche a tu puesto de trabajo no tiene sentido. 

Realmente no encuentro el sentido a tener un coche dentro de la ciudad si existiese un transporte público muy eficiente. Habiendo movilidad compartida y un transporte público que funciona bien, el coche está de más. 

“Si vives dentro de la ciudad, desplazarte en coche a tu puesto de trabajo no tiene sentido”

¿Quién tiene que orquestar el cambio para conseguir ciudades más sostenibles?

Yo soy un empresario, y no soy un súper defensor de la libertad de mercado entendida como la libertad total frente a la empresa privada y la no colaboración de las instituciones públicas en este tipo de cosas, es decir, yo creo que la colaboración público-privada en esto es clave. Creo en la tarea de ordenar el espacio urbano, de regular, de estructurar las reglas y las normas del juego para las empresas privadas.

Sobre el cómo deben funcionar las empresas de sharing, de movilidad compartida, esas reglas del juego, ese manual de instrucciones de la ciudad creo que debe estar definido por técnicos que sean totalmente objetivos y piensen en el interés de ciudadano, por tanto, para mí tiene que haber algún tipo de intervencionismo por parte de los organismos públicos.

¿Se puede entender el futuro del transporte con la propiedad privada?

Yo creo que habrá compañías privadas y habrá compañías públicas. La línea que divide lo que es la colaboración pública de la colaboración privada cada vez será más colaboración público-privada, y eso es bueno. Es muy importante que esto pase de una manera transparente y ordenada. Creo que es necesario que una empresa privada cuando piensa en trabajar el transporte de uso público, tenga en cuenta la opinión de los organismos públicos.

Por tanto yo entiendo que el futuro de la movilidad será público-privada. Desde luego, lo que no será seguro es vehículos carísimos invadiendo como depredadores de espacio urbano. Será un punto medio en el cual yo lo veo más accesible a nivel económico para los usuarios, y quizás el modelo de negocio ya no será ‘te cobro x por minuto’, sino que se permita tener una sola aplicación que incluya toda la movilidad.

Uno de los cambios para el futuro que menciona en el libro es la necesidad de tener varios vehículos pero interconectados entre sí. ¿Cómo se pueden interconectar los vehículos a día de hoy?

Hemos lanzado una aplicación móvil que lo que hace es unificar muchas empresas de transporte privado de uso compartido, y además estamos hablando con instituciones públicas para tratar de agregar también el transporte público a la app, para que, con una sola aplicación, por ejemplo te puedas despertar en Coslada, ir en patinete hasta la estación de tren, llegar a Atocha, coger una moto y llegar a tu destino. No es un Google Maps, la diferencia es que te permite pagar. La idea es que, a partir de la app, puedas pagar todo tipo de transporte: transporte público, de cualquier empresa… Entonces así no hace falta que lleves 50 aplicaciones, tendrás una, con la que pagas y ya está. Y así evitas tener que registrarte un montón de veces en diferentes apps.

De esta manera, además, utilizarás siempre la vía más óptima. Vemos que el mundo va a ser cada vez más interconectado y por tanto vemos que esta interglobalidad será la clave para la eficiencia del tráfico de las ciudades.

Además del impacto medioambiental, ¿qué otros efectos tiene el actual modelo de movilidad urbana en la salud de los habitantes de las ciudades?

Creo que existe el problema de la contaminación, y además el problema de la seguridad, de no poder ir tranquilo por la calle. Esto es un factor muy importante. Otro factor negativo es la repercusión en el pequeño comercio. El pequeño comercio muere por culpa del coche, yo lo creo.

Hace apenas dos años creó Reby, la empresa de patinetes 100% sostenibles. ¿Cómo ha cambiado la demanda de este medio de transporte en las ciudades durante estos dos años de vida de Reby?

Fabricamos patinetes, bicicletas, motos, y ahora vamos a hacer coches eléctricos también. Fabricamos y distribuimos vehículos eléctricos para uso compartido, y lo hacemos en dos modalidades: para nosotros, cuando nos sale una licitación pública en un ayuntamiento aplicamos y como tenemos la mejor tecnología, por ahora, somos los líderes en España e Italia, porque nadie más hace su propia tecnología, y el otro formato que trabajamos es cuando hay un modelo de licencias, hablamos con los que han pedido licencias y les licenciamos nuestra tecnología haciendo franquicias.

“El comercio local se ve afectado por culpa del coche”

Creo que el vehículo compartido tiene que ser un sustituto del vehículo privado, pero de aquel vehículo privado que tú no puedas utilizar por ti mismo, es decir, para mí la bicicleta compartida pierde sentido cuando aparecen las bicicletas plegables, y los patinetes compartidos igual no tienen sentido si tú tienes tu propio patinete porque pesa 8 kilos y lo puedes llevar a cualquier parte. Creo que las bicicletas y los patinetes probablemente, los de uso privado, sí que tienen mucho sentido, los de uso compartido probablemente son para turistas, porque el turista no se va a traer esos vehículos aquí, pero también son necesarios en la ciudad, y el tema de las motos y coches sí tiene mucho uso para el ciudadano, para el peatón, para la persona local.

Con lo cual sí, en estos años hemos visto un mercado que crece a lo bestia, sobre todo después de la Covid-19, a la gente le da miedo ir en autobús y en metro, prefieren ir en transporte individual.

¿Cómo se han adaptado los vehículos compartidos a las nuevas sanitarias para evitar el contagio de coronavirus?

Nosotros desinfectamos todos los vehículos cada día, y cuando se utilizan, estamos repartiendo un kit sanitario con guantes y gorro para evitar contagios.

¿Qué diferencia a Reby de la competencia?

Hay una diferencia fundamental: ninguno de nuestros competidores fabrica sus propios vehículos y ninguno de estos competidores tiene vehículos que estén pensados desde el día uno para ser reutilizados y para uso compartido. Es decir, todos los competidores utilizan vehículos que compran en china, o si son motos en fábricas de motos normales, y los manipulan y los modifican para hacerlos se sharing, pero eso no hace que ese vehículo sea de sharing, lo que hace es que el vehículo, que es de plástico, que está pensado para hacer un número x de viajes en total, y si en ese vehículo vas a hacer 300 veces más viajes de su uso normal, no puede ser un vehículo de plástico con los mismo mecanismos de seguridad que tiene un vehículo de uso privado. Tiene que ser un vehículo de aluminio, mucho menos plástico, que no se pueda doblar, que esté muy equipado en cuanto a seguridad… tiene que ser un vehículo pensado para esto, pensado para aguantar mucho, para que no te lo roben, y para que te aporte seguridad.

Lo que el usuario busca es que funcione, que no se rompa, que haya muchos, que lo pueda coger rápido, que lo pueda desbloquear rápido, bloquear rápido y aparcar rápido. No busca que pueda correr demasiado o que tenga bluetooth para la radio, su el usuario buscase eso se compraría una moto o un coche propio.

Somos los únicos que desde el día uno hemos apostado por un modelo Apple, o sea, un modelo verticalizado donde nosotros fabricamos tanto el hardware del vehículo como la aplicación que conecta el vehículo con el software, de forma que nosotros lo hacemos todo y por lo tanto somos capaces de adaptarnos.

Si por ejemplo detectamos que en una zona, en mil viajes ha habido dos accidentes y coinciden los dos en la misma curva, por remoto controlamos que ningún usuario pueda circular por ese punto a más de 8 kilómetros por hora, por ejemplo. Estamos haciendo más proyectos de I+D, como radares anticolisión, que si te vas a chocar con alguien, se frena el vehículo automáticamente. Lo que querríamos hacer ahora es controlar que el usuario no pueda circular por la acera. Si quieres ir por la acera el vehículo no te va a funcionar.

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