Extremadura tiene una estructura económica sin grandes ricos, aunque hay fortunas de otras provincias con intereses agrarios. Este año ha habido un tsunami empresarial: Alfonso Gallardo, el empresario de origen jerezano que alcanzó el primer puesto en riqueza de la autonomía e incluso planificó la construcción de una refinería de petróleo en Tierra de Baños, ha sucumbido a las deudas.
Las acciones de su imperio pasaron primero a fondo KKR, que ejecutó la pignoración de deudas, y después las vendió a Ricardo Leal, que se consolida así como la primera fortuna extremeña. El grupo Lay se basa en la fabricación de bisutería de calidad, con su marca Cristian Lay, pero también ha diversificado sus inversiones a otras actividades como el gas.
Por su parte, la familia Carranza, de origen andaluz, controla el holding Gonferja, con activos en Badajoz.