Los números son abrumadores. La UE exige recortar las emisiones de CO2 un 40% para 2030 tomando como referencia las del año 1990. Además, la nueva presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ha confirmado que Europa debe ser “climáticamente neutro” a mediados del presente siglo, y tiene un ambicioso plan, llamado Pacto Verde, que puede provocar la restructuración del sector de la automoción tal y como lo conocemos.
El renting, con millones de coches matriculados en toda Europa, ha empezado a movilizarse para que sus flotas se ajusten a los duros requisitos del regulador y a las nuevas prioridades que tienen los consumidores. La industria del alquiler concentró el 20% de los coches matriculados en España el año pasado.
Para Manuel Orejas, director de Marketing y Desarrollo de Negocio de Arval, “el sector del renting está en la vanguardia del mercado en movilidad sostenible y las empresas cada vez demandan más soluciones de este tipo, por responsabilidad social corporativa”. Según el informe sectorial Arval Mobility Observatory, apunta Orejas, “la mitad de las compañías españolas declaran que ya han tomado medidas para reducir las emisiones de su flota de vehículos, un dato cinco puntos más alto que la media europea”. Esta proporción, admite, varía mucho “del 44% para las pequeñas empresas (menos de 10 empleados) al 74% para las empresas muy grandes (más de 500 empleados)”.
Estas medidas ya se han traducido en que, según la Asociación Española Renting de Vehículos (AER), las emisiones medias de CO2 de los coches del sector son inferiores a las del mercado. Uno de los principales motivos es que las marcas han comprado miles de modelos híbridos y eléctricos en los últimos años.
Según la AER, en 2019 casi el 25% de los automóviles de bajas emisiones vendidos en España fueron de renting. El sector del alquiler matriculó alrededor de un 80% más de coches híbridos y un 50% más de eléctricos que en 2018. En total, hablamos de 30.000 coches nuevos. Según datos de Arval, los eléctricos suponen un 1,25% de su flota total frente al 0,18% que representan del parque automovilístico español. La apuesta por el carsharing es una de las vías por las que las multinacionales del renting están incorporando los coches de cero emisiones a sus flotas.
Joan Cavallé, managing director de Automoción de Accenture, recuerda que, incluso si las empresas de renting no incluyen en su menú el carsharing, “las flotas de coches compartidos son potenciales clientes suyos, por lo que el impacto final es en el volumen y no en el uso, y aquí debería radicar la acción comercial de las empresas de renting, enfocadas a ganar terreno en este nuevo modelo de negocio”.
Buyback
Cavallé también señala que el principal impacto de la transición ecológica sobre el sector del renting pasará por el compromiso de recompra. Según él, “en la medida que se introduzcan los nuevos modelos (con nuevas tecnologías) el coste de la recompra puede variar y afectar en el resultado final del negocio”. Adicionalmente, sigue, el sector “tendrá que redefinir la oferta de servicios tanto en la compra (por ejemplo, en todo lo relacionado con las estaciones de carga) como en los programas de mantenimiento”. Cavallé destaca que también surgirán oportunidades como la posibilidad de ofrecer nuevos servicios operativos (por ejemplo, la carga) y de valor añadido (asociados al coche conectado).
Rocío Carrascosa, CEO de Alphabet España, recuerda que ellos ofrecen “productos que promueven la electrificación de las flotas como AlphaElectric, el carsharing corporativo como AlphaCity y soluciones de consultoría como Mobility Consulting Tool, que proponen la gestión más eficiente en términos como el coste y la sostenibilidad de los movimientos de las flotas”.
Una de las incógnitas que plantea esta transición ecológica es cómo afectará a la llamada democratización del renting en España, es decir, a la fuerte expansión que ha experimentado la proporción de autónomos, particulares y pequeñas empresas en la base de clientes. El año pasado fue la primera vez que la gran empresa concentró menos de la mitad del parque de vehículos, mientras que los particulares, los autónomos y las pequeñas corporaciones acumularon algo más de un tercio. En teoría, estos ‘recién llegados’ deberían acusar más que las empresas grandes y medianas los precios elevados que suelen caracterizar a los modelos de bajas emisiones.
El managing director de Automoción de Accenture advierte, en este sentido, que “la nueva oferta de coches eléctricos, en todas sus variantes, por un lado, es corta y por otro todavía no está en fase de industrialización madura como el resto de las tecnologías, por lo que el impacto en los costes de adquisición es alto”. También es verdad, apunta, que surgirán oportunidades para “aquellas empresas de renting que tengan una buena oferta para la transición ecológica”.
Manuel Orejas, de Arval, reconoce que “esta transición podría acelerar la renovación del parque”. Además, espera que el coste total de propiedad de los eléctricos y el resto (que ronda los 1.800 euros anuales) tienda a converger por “la combinación de la evolución tecnológica, el entorno fiscal, y la intención de los fabricantes de promover los eléctricos, el menor mantenimiento requerido, el coste del seguro potencialmente inferior, y la eficiencia energética de los sistemas de propulsión”.
Después de siete años apostando por la implantación de los vehículos eléctricos, Rocío Carrascosa, de Alphabet España, cree que, más allá del progresivo atractivo de los costes, son las empresas de renting las que deben dar facilidades a sus clientes para que empiecen a probar este tipo de movilidad sin compromiso. Así, asegura, es como verán el renting “como una fórmula ideal” para integrar los coches de cero emisiones en su garajes y flotas.
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