Cambiar la manera en que los niños aprenden y hacer crecer las mentes más curiosas y seguras del mundo fue el propósito que se marcaron, hace una década, cinco educadores internacionales al fundar International Schools Partnership (ISP). Hoy, las necesidades de los estudiantes continúan estando en el centro de todas sus decisiones. Por eso, en el último año han invertido unos catorce millones de euros en la renovación y expansión de sus espacios educativos, así como en la mejora de la eficiencia energética de los mismos, adoptando medidas como la instalación de paneles solares o atomizadores de agua. “Medidas que refrendan nuestro compromiso con los valores medioambientales que indiscutiblemente deben ser un pilar en la educación del siglo XXI”, explica Miguel A. Garrán, director adjunto en España.
Curiosidad y confianza
En estos diez años, ISP ha crecido hasta convertirse en uno de los mayores grupos educativos del mundo, con más de ochenta colegios y 70.000 alumnos en más de veinte países. Incluido España, donde cuenta con una red de doce centros privados especialistas en educación británica e internacional.
Cada colegio posee su propia identidad, pero trabajan juntos, traspasando fronteras, culturas e idiomas, para ofrecer un modelo de aprendizaje que busca generar curiosidad y fomentar la autoconfianza de los alumnos. La fuerza de su proyecto educativo reside en la rigurosa observación de cómo aprenden los niños dentro y fuera del aula y en un profundo conocimiento de los programas educativos internacionales, lo que le permite ofrecer planes de estudio que engloban desde el currículo internacional de primaria, el currículum británico con los GCSE y A-Levels, hasta el Bachillerato Internacional en todas sus etapas. El objetivo es dotar a los estudiantes de las capacidades necesarias que les ayuden a afrontar los retos del futuro y desenvolverse en un mundo que, hoy en día, es más global que nunca.
