Hoy ha habido muchísima presencia de asiáticos en la feria de relojería de lujo Watches & Wonders de Ginebra, después de años sin poder acercarse a Suiza por los confinamientos derivados de la pandemia. Orientales y occidentales hemos podido rastrear algunas de las tendencias que se han abocetado, como la profusión del verde en las esferas, un color que hace dos o tres años se instaló en incontables relojes y que llegó para quedarse. Pero en 2023 se aprecian tonos de verde nunca antes vistos.
Sin duda, el más llamativo ha sido el del Kermit Edition de Oris, basado en el ProPilot de titanio de 39 mm de la casa. Es un verde ácido, tipo rana Gustavo, que para eso es la protagonista del modelo (en los países anglosajones le llaman Kermit). Un divertido reloj de 4.400 euros cuyas características iremos desgranando en próximos artículos.
El verde menta se lleva, como han dejado claro uno de los nuevos PRX de Tissot (que no está presente en Watches & Wonders), un Happy Sport automático inédito de Chopard y el Série Atelier IV que Laurent Ferrier presentó a finales del año pasado.
También se está introduciendo con fuerza el burdeos. Por ahora lo hemos detectado en un cronógrafo de Chopard, el Mille Miglia Chronograph de acero, y en un Aquis Date Diamonds de Oris. Pero mucho nos tememos que habrá más.
Porque el sempiterno negro está desaparecido. Y no es que vayamos a guardarle luto, porque nos congratulamos de que haya más alegría y más opciones en la alta relojería. Lo mismo sucede con el blanco. Exceptuando la del nuevo 1908 de Rolex y alguno más, qué difícil resulta encontrar una esfera blanca entre las novedades.
El negro y el blanco antaño omnipresentes se han cambiado este año por el azul. Está en todas partes y en todas las gamas. Azul cobalto, cian, bebé, Klein, noche, cielo… Ni una marca sin su nuevo azul. No es que sea mucho arriesgar. Con el azul se aseguran llegar a un público enorme. Pero el que se queda con todo el mundo, al final, es el Kermit.
