En conjunto, algunas de las mayores empresas tecnológicas del mundo han despedido a más de 150.000 trabajadores en los últimos meses. Las compañías implicadas han presentado diversas razones para justificar que esto era necesario, y en su mayoría se reducen a la necesidad de disminuir costes a medida que el crecimiento económico se ralentiza en todo el mundo.
En realidad, no es probable que se deba a que las empresas implicadas necesiten dinero. Microsoft, que al parecer ha despedido a unos 10.000 empleados, anunció prácticamente al mismo tiempo que planea invertir 10.000 millones de dólares en OpenAI, los creadores de la aplicación viral ChatGPT. Parece probable que haya una razón empresarial en el fondo de la decisión de invertir una suma que equivaldría a un millón de dólares por empleado despedido en una empresa de IA.
Del mismo modo, la empresa matriz de Google, Alphabet, anunció planes para reducir su plantilla global en 12.000 personas, un recorte de alrededor del 6%. El CEO Sundar Pichai ha descrito previamente la IA como la tecnología más transformadora de todos los tiempos, y al llevar a cabo los despidos, declaró que la estrategia será «dirigir nuestro talento y capital a nuestras más altas prioridades.» Se cree ampliamente que Google está trabajando en su propia respuesta impulsada por IA a ChatGPT que se anunciará pronto.
En conjunto, cuatro de las mayores empresas tecnológicas (Meta, Alphabet, Amazon y Microsoft) han recortado 50.000 puestos de trabajo. Mientras tanto, se dice que Elon Musk, el nuevo dueño de Twitter, despidió a la mitad de los empleados de la empresa cuando asumió el cargo a finales del año pasado.
Entonces, ¿cuál es la verdadera razón de estos recortes masivos que han dejado sin trabajo a decenas de miles de personas (el 80% de ellas en Estados Unidos)? Esto es lo que intentaron averiguar los expertos en datos de 365 Data Science, que decidieron llevar a cabo su propio análisis de las cifras.
Algunas de las conclusiones quizá no fueran tan sorprendentes. Es sabido que las empresas tecnológicas, animadas por unos ingresos récord, emprendieron una oleada de contrataciones durante la pandemia del virus Covid-19. Los salarios alcanzaron niveles récord, ya que la competencia se disparó. Los sueldos alcanzaron niveles sin precedentes mientras la competencia por los mejores talentos se recrudecía y los medios de comunicación se llenaban de historias de lujosos beneficios. Por eso, no es sorprendente que la media de tiempo que un empleado recién despedido lleva en su puesto sea de unos dos años. Esto podría sugerir que, en cierto modo, estos recortes representan un retroceso en las políticas de contratación aplicadas desde la pandemia.
Pero lo más sorprendente es que el nivel medio de experiencia de los despedidos es de 11,5 años. Por tanto, no es necesariamente cierto que se trate de trabajadores subalternos con poca experiencia a los que se podría sustituir rápidamente o incluso automatizar sus funciones. Una posible razón de esta estadística podría ser que los empleados con más antigüedad suelen percibir salarios más elevados, y prescindir de ellos podría ayudar a las empresas a cumplir sus objetivos financieros.
Sin embargo, es interesante observar que los puestos y funciones más afectados fueron los de Recursos Humanos (RR HH), que representaron el 28% de todos los despidos. Hay dos posibles razones para ello: en primer lugar, si las empresas despiden personal, también reducirán la contratación, y menos contratación significa menos necesidad de personal de RR HH.
Una segunda razón, aunque quizá igual de relevante, es que RR HH es un área en la que algunas funciones están siendo sustituidas por la automatización. Ya existen plataformas que pretenden automatizar las tareas rutinarias relacionadas con las entrevistas y la incorporación de nuevos empleados, como la comprobación de referencias, la verificación de identidades y la realización de evaluaciones de salud y seguridad. En los últimos años, incluso se ha informado de que empresas como Amazon han utilizado la IA para identificar al personal de bajo rendimiento y despedirlo.
También obtenemos una idea de cómo los roles que se vieron afectados diferían entre cada empresa. Mientras que RR HH y la búsqueda de talento fueron los más afectados en Microsoft y Meta; en Google y Twitter fueron los ingenieros de software los que se llevaron la peor parte de los recortes.
Los datos recogidos por 365 Data Science también muestran que una estrecha mayoría del personal despedido (56%) eran mujeres. Esto es preocupante, dado que la industria tecnológica ha pasado gran parte de la última década tratando de abordar el desequilibrio de género ya presente en el campo –en particular dentro de los roles técnicos y de ingeniería–. No es precisamente un buen mensaje para las potenciales nuevas contrataciones femeninas que, además de una diferencia salarial y una menor probabilidad de ascender a puestos directivos, tengan que conformarse con una mayor probabilidad de ser despedidas.
Por último, otra estadística preocupante que me llamó la atención del informe fue el hecho de que sólo el 10% de los despedidos han indicado hasta ahora un nuevo empleo en sus perfiles de LinkedIn. Por supuesto, es demasiado pronto para saber si se trata de una transición hacia el desempleo de larga duración: muchos pueden estar simplemente disfrutando de un descanso antes de lanzarse a la búsqueda de empleo. O puede que simplemente no se hayan molestado aún en actualizar sus perfiles. Sin embargo, el seguimiento de la evolución de esta estadística en los próximos meses debería proporcionar información interesante sobre si sigue siendo fácil o no para los trabajadores cualificados del sector tecnológico cambiar de empleo. Es perfectamente posible que un número considerable de ellos opte por el autoempleo o el trabajo freelance.
Entonces, ¿es cierto que los gigantes tecnológicos se han expandido demasiado, demasiado rápido? ¿O es que las innovaciones en IA y automatización han creado una situación en la que la forma más rápida de ahorrar dinero es sustituir a las personas por máquinas? En realidad, es probable que sea un poco de ambas cosas. Ninguna de las empresas ha especificado que la automatización sea la fuerza motriz de sus movimientos, pero dados los puestos de trabajo afectados y leyendo entre líneas, es tentador llegar a la conclusión de que es un factor contribuyente.