La banca de inversión podría llegar a registrar una caída de ingresos hasta 2025 debido al entorno de tipos de interés y el entorno económico desfavorable, según se desprende de una encuesta realizada por la consultora Bain & Company.
La firma prevé que el periodo de crecimiento tan alto observado entre 2019 y 2022 –con una tasa de crecimiento anual compuesto del 8% o más– se ralentizará hasta 2025 con una tasa del 2% (un 75% menos). Las previsiones menos optimistas indican que los ingresos podrían disminuir considerablemente, con una tasa de caída del 2%.
«Lograr un crecimiento adicional y sostenible frente a los competidores será más difícil en el futuro, pero será posible para aquellas entidades que dediquen recursos suficientes y tomen buenas decisiones en torno a la inteligencia artificial, la tecnología, el talento y los productos relacionados con el clima y las emisiones de carbono», ha indicado el socio de la consultora Ibon García.
En concreto, el 52% de los ejecutivos encuestados por Bain considera que las perspectivas de ingreso se encuentran en la media, al tiempo que los desafíos macro afectarán a sus resultados. Asimismo, el 76% de los directivos encuestados considera que la tecnología actual de sus entidades «no ofrece una calidad-precio satisfactoria».
A futuro, Bain señala a la transición climática como una fuente de negocio para el sector, ya que se necesitarían 1,4 billones de dólares (1,287 billones de euros) de financiación adicional anual hasta 2030. De este volumen, 550.000 millones de dólares (505.800 millones de euros) podrían ser asumidos por la banca corporativa o de inversión. Esto podría aportar al sector unos ingresos anuales de 37.000 millones de dólares (34.030 millones de euros), de los que aproximadamente el 80% procedería de préstamos a empresas.
Los directivos también esperaban que la IA generativa transforme el modelo empresarial de sus entidades, con casos de uso que irán desde la generación de oportunidades para clientes sobre temas como la optimización de la liquidez –incluida la mejora de procesos clave en el proceso de financiación– hasta la gestión de los requerimientos regulatorios.