Cerca de medio centenar de agricultores, escoltados por varias decenas de tractores, se ha manifestado este miércoles por el centro de Madrid hasta desembocar ante las puertas del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, para exigir más medidas frente a la sequía, al considerar que las ayudas concedidas por el Ejecutivo solo alcanzan a un 3% de las pérdidas que están registrando.
A su llegada a las puertas del Ministerio, el coordinador de Unión de Uniones, Luis Cortés, ha señalado que este acto de protesta motorizado «es una llamada de atención a los ciudadanos de Madrid, porque con sequía, con los costes de producción y con el desprecio de los políticos, va a ser casi imposible reducir el aumento de precios de compra del aceite».
La Unión de Uniones de Agricultores y Ganaderos había informado previo a la marcha que se congregarían en Madrid al menos 150 tractores venidos desde Castilla-La Mancha, Castilla y León, Extremadura, Comunidad Valenciana y Cataluña. No obstante, Cortés ha acusado a las delegaciones del Gobierno de no permitirles el paso. «Hay tractores que vienen de 900 kilómetros por carreteras comarcales, atravesando pueblos… hemos tenido accidentes porque a las delegaciones del Gobierno les ha dado la gana de no permitirnos pisar las autovías para que no llegásemos a Madrid», ha lamentado.
Sobre el inicio por parte del Ministerio de Agricultura del procedimiento para pagar 712,7 millones de euros en ayudas extraordinarias a agricultores y ganaderos afectados por la sequía en España, Cortés ha tildado de «vergüenza» el decreto aprobado por el Gobierno.
«A agricultores que van a perder 900.000 euros por hectárea le van a dar una ayuda de 25 euros por hectárea. Esto es una vergüenza. Es una vergüenza las condiciones que nos han puesto este año», ha espetado.
También se ha quejado de que la política del Gobierno frente a la sequía no está beneficiando de forma correcta a las poblaciones y agricultores en distintas comunidades de España.
«Que los pantanos de Portugal están llenos… vemos cómo pasa el agua por el Ebro y no somos capaces de regar. Hay una política hidráulica que no tiene en cuenta la prioridad, que es primero el consumo humano, segundo producir alimentos y tercero hacemos kilovatios, no en sentido contrario».
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