Los analistas del Banco de España prevén que el Producto Interior Bruto (PIB) de América Latina crezca un 1,5% en el año 2023 frente a la expansión del 3,6% experimentada en 2022, lo que supone «una fuerte desaceleración» de la actividad en la región durante el presente año.
Pese a que la economía de América Latina se sigue mostrando más dinámica y resiliente de lo que se esperaba unos meses atrás, las previsiones de crecimiento para 2023 apenas se han revisado unas décimas al alza, lo que apunta a que se sigue proyectando un reducido dinamismo de la actividad en la segunda mitad de 2023 y en 2024.
Uno de los factores explicativos, y que ha sido recogido en el ‘Informe de economía latinoamericana’ correspondiente al primer semestre de 2023 del Banco de España, es el entorno internacional algo más desfavorable al que se enfrenta Latinoamérica, con un ligero menor crecimiento global y una caída del precio de las materias primas energéticas y alimenticias, de las que varias economías de la región son exportadoras netas.
Además, este panorama está acompañado de una elevada incertidumbre y de unas perspectivas desalentadoras a medio plazo. Estas previsiones solo son parcialmente compensadas por las expectativas de una política monetaria algo menos restrictiva en Estados Unidos y en los países de la región con respecto a lo esperado hace seis meses.
Del mismo modo, el actual contexto de fragmentación geopolítica a escala mundial podría ser beneficioso para el producto potencial de algunos países latinoamericanos por ‘friendshoring’. Este concepto hace referencia a la posibilidad de que los países dirijan sus inversiones y el comercio internacional a países en los cuales los riesgos geopolíticos son menores.
Tanto la posición de neutralidad geopolítica de la región como su abundancia de materias primas estratégicas podrían ayudar a incrementar el comercio de América Latina con los demás grandes bloques geopolíticos.
Mientras, en el lado negativo de la balanza se encuentran las cuentas públicas, como una de las principales vulnerabilidades de la región. Teniendo en cuenta que la ratio de deuda pública sobre PIB se mantiene elevada, la probabilidad de que, en un horizonte de diez años, la ratio se siga situando por encima de su nivel prepandemia ha aumentado de manera notable para algunos países, como es el caso de Colombia.
TONO ADECUADO DE LOS BANCOS CENTRALES
Para el Banco de España, la política monetaria en los distintos países de América Latina presenta un tono «claramente restrictivo». A su juicio, este es «el adecuado» para afrontar el actual episodio inflacionista
En esta línea, la entidad señala que los mercados financieros descuentan un ciclo de relajación monetaria lento y poco intenso, a pesar de los elevados tipos de interés. No obstante, la evolución de las políticas monetarias de la región se verá muy condicionada por la evolución de la política monetaria en las economías avanzadas, especialmente en Estados Unidos.
La reducción de los tipos también dependerá del escenario inflacionario de cada países, que resulta bastante heterogéneo y no se presentan indicadores «claros» que lleven el índice a la baja en algunos sectores como servicios.
Tal y como anticipa el Banco de España, la inflación se situará en los intervalos objetivo de los principales bancos centrales a finales de 2024. El retardo en el retroceso de la inflación subyacente, de distinta magnitud y duración en cada país de la región, también influirá en el proceso de normalización de la política monetaria.
Este incremento de los precios ha provocado una pérdida de poder adquisitivo entre la población que, sin embargo, ha quedado atenuada en parte por el buen comportamiento de los mercados de trabajo. Cabe mencionar que se habrían superado los niveles de empleo previos a la pandemia a nivel general.
COMPORTAMIENTO FAVORABLE DE LAS FINANZAS
Frente a los episodios de inestabilidad financiera en los sistemas bancarios de Estados Unidos o de Suiza, las condiciones financieras de la región se mantuvieron relativamente estables en la primera mitad de 2023. De hecho, el comportamiento de los mercados financieros latinoamericanos fue más favorable que el de otras economías emergentes.
En consecuencia, el Banco de España considera que los indicadores de rentabilidad de los sistemas bancarios de estos países no muestran señales significativas de deterioro, a pesar de la desaceleración generalizada del crédito al sector privado y del aumento de los préstamos dudosos.