El presidente del Consejo de Supervisión del Banco Central Europeo (BCE), Andrea Enria, ha alertado este miércoles de que algunos bancos europeos siguen afrontando «deficiencias estructurales en sus modelos de negocio» y muchos están lidiando con los retos que plantean los riesgos relacionados con el clima, el medio ambiente y la transformación digital.
«Una planificación estratégica deficiente, la concentración de ingresos o deficiencias en la capacidad de dirección de los órganos de gestión siguen planteando una clara amenaza para la sostenibilidad general de los modelos de negocio de los bancos», ha explicado Enria en una comparecencia ante la comisión de Asuntos Económicos y Monetarios del Parlamento Europeo.
Enria ha advertido de que los avances en este ámbito siguen siendo «insuficientes», razón por la que sigue presionando a los bancos para que aborden activamente estas deficiencias estructurales persistentes.
«Lo peor es cuando los bancos no atienden de forma proactiva los retrasos en los pagos o no ofrecen facilidades de reembolso para aquellos clientes que contratan hipotecas», ha apostillado el italiano, que ha insistido en que cuando más se ofrece al cliente, menos «amontonamiento» de préstamos de reembolso dudoso se genera.
En referencia a las recientes «turbulencias» que ha sufrido el sector bancario, con la quiebra del Silicon Valley Bank en Estados Unidos o el rescate del Credit Suisse, el encargado de supervisión bancaria del BCE ha apuntado que esas debilidades «deben abordarse mediante una supervisión eficaz, intrusiva y basada en el riesgo».
«Los supervisores deben estar facultados y dispuestos a aumentar la presión sobre los bancos para asegurarse de que subsanan rápidamente sus deficiencias y esta es posiblemente la lección más importante que cabe extraer de los informes de las autoridades estadounidenses sobre las recientes quiebras», ha agregado.
A raíz de esas «turbulencias» el BCE también ha intensificado su escrutinio de las pérdidas no realizadas. Así, las entidades de crédito significativas supervisadas directamente por el BCE registran pérdidas no realizadas, netas de coberturas, en títulos de deuda mantenidos a coste amortizado por valor de unos 70.000 millones de euros.
«Aunque no son importantes en términos agregados, estas pérdidas pueden llegar a ser problemáticas cuando se combinan con deficiencias en la gestión de activos y pasivos de los bancos», ha advertido Enria, que ha recordado, no obstante, que los bancos que supervisa el BCE «no tienen una exposición extrema al riesgo de tipos de interés ni una dependencia predominante de una base de depósitos concentrada y no asegurada».
También ha aclarado que el BCE, por su lado, ha realizado esfuerzos para mejorar su eficiencia, transparencia y previsibilidad, y ha agradecido los informes de la Comisión Europea y el Tribunal de Cuentas al respecto.
Sin embargo, ha señalado, «con el debido respeto y consideración por las observaciones formuladas» por parte de los auditores de la UE, que el BCE sigue «convencido» de que su enfoque adaptado a la situación específica de cada banco era «la mejor línea de actuación disponible» y ha contribuido «significativamente» a la disminución de los préstamos morosos en la unión bancaria en los últimos años.
«Tenemos billones de préstamos de reembolso dudoso que inhiben la economía, pero el BCE ha hecho todo lo que podía hacer, que era dar incentivos a los bancos para que limpien sus balances y puedan volver a prestar dinero de nuevo», ha asegurado, al tiempo que ha recordado que «apoya cualquier política de protección al consumidor para evitar que el escudo para los bancos afecte negativamente a los clientes».
Consciente de la necesidad de concebir una política que evite este tipo de situaciones, ha insistido en que cree que la única forma es que el banco contacte con el cliente cuando este no está en condiciones de reembolsar un préstamo y ofrecerle un cambio del tipo de interés o un aumento de los plazos porque esto «sanea la insolvencia antes de que se plantee el problema».
«Lo malo es cuando el banco espera demasiado y eso es lo que ha causado el principal daño», ha admitido, aunque reconoce que el contexto actual hace que los bancos sean «más receptivos» a este tipo de procedimiento.