Economía

Imaz ofrece un decálogo basado en «menos ideología y más tecnología» y no ve en 2035 el fin de la combustión

El consejero delegado de Repsol, Josu Jon Imaz, ha ofrecido a todos los partidos y gobiernos un decálogo basado en «menos ideología y más tecnología» y en impulsar «la transición energética bajo el principio de neutralidad tecnológica». En este sentido, no cree que en 2035 se vaya a prohibir en Europa el motor de combustión.

En un encuentro de El Correo, bajo el título «La Industria, motor de Europa», Imaz ha subrayado que la industria es la que permite tener una sociedad «que avanza y económicamente competitiva».

En este sentido, ha advertido de que muchas de las políticas desrrolladas en Europa han supuesto «un debilitamiento del tejido industrial» y, si eso ocurre, no habrá «posibilidad de pagar buenos salarios y tener empleos de calidad».

Imaz ha asegurado que el crecimiento de la industria tiene que ser «un objetivo del país». En su opinión, muchas veces se han aplicado políticas económicas, sociales, medioambientales, sin haber evaluado su incidencia sobre el tejido industrial y la consecuencia ha sido, en muchos casos, «la destrucción de la industria».

En este sentido, cree que hacen falta políticas industriales «ambiciosas y valientes» y ello requiere, por una parte, de un clima social y político «atractivo» que anime a los personas «a invertir, arriesgar y crear un proyecto empresarial, que crezca y genere empleo».

Por otra parte, cree que son necesarios «mecanismos legales, regulatorios que favorezcan la inversión» y considera también que la fiscalidad es también un «elemento clave» de una política industrial.
«Y necesitamos políticas fiscales que creen y generen riqueza. No solo destinadas a recaudar», ha dicho.

«NO PERONISMOS FISCALES»

«No necesitamos peronismos fiscales con ataques continuos a las empresas, favoreciendo al que no arriesga, al que importa sus productos de China o la India y penalizando al que invierte en Cartagena, en Huelva o en Castellón para crear empleo industrial. Menos populismo y más compromiso con la empresa y con el empleo industrial», ha pedido.

Por otra parte, ha apuntado que una de las políticas horizontales que más impacto tienen en la competitividad industrial es la energética. A su juicio, se han cometido «graves errores» en política energética y el más importante es «someterla totalmente a las políticas ecológicas, así sin matices».

Imaz, que no cree que se pueda vivir sin CO2, aunque es «pernicioso», cree que nos hacemos «trampas en el solitario», y no solo se está «fracasando en materia de competitividad o de seguridad de suministro», sino también en «descarbonización» al aumentar las emisiones.

Josu Jon Imaz ha afirmado que política energética no es sólo descarbonizar sino que es, en primer lugar, garantizar la seguridad de suministro y para ello hay que invertir en renovables, pero hay que invertir también en las energías que se van necesitar en los próximos años para esa seguridad de suministro.

Según ha manifestado, existe un «sistema energético caro en nombre de la sostenibilidad» y se pierde competitividad y empleo industrial por los altos precios de la energía.

DECÁLOGO DE PROPUESTAS

En esta coyuntura, ha lanzado un decálogo de propuestas para recuperar una política energética que busque la sostenibilidad y la reducción de emisiones, pero que a su vez garantice la seguridad de suministro y la competitividad de la industria europea.

Imaz, tras indicar que desconoce si con un Gobierno del PP habría cambios en política energética, ha puesto a disposición de todos lo partidos y de todos los gobiernos este decalógo para que «traten de aplicarlo».

Imaz ha señalado que ese decálogo se resume en dos grandes principios, el de «menos ideología y más tecnología» e impulsar «la transición energética bajo el principio de neutralidad tecnológica», de manera que cualquier tecnología que ayude a reducir CO2 sea utilizada. «No podemos permitirnos el lujo de despreciar tecnologías porque no casan con nuestras orejeras ideológicas», ha indicado.

Dentro de ese decálogo, ha planteado, en primer lugar, que las políticas de industria y energía no deben seguir «supeditadas a políticas climáticas».

Una segunda medida debe ser frenar ese «afán prohibicionista de las tecnologías energéticas» porque supone «una arrogancia tremenda por parte de los decisores políticos» que deben «dejar competir a las tecnologías».

Tras indicar que no se puede jugar todo «a una sola carta», Imaz ha asegurado que se necesitan todas las tecnologías. En este sentido, ve «hipócrita, antieconómico y antisocial» que, por la Ley del Cambio Climático, esté prohibido explorar y producir gas natural en España pero «al mismo tiempo se anima a las empresa a traer gas de EEUU porque se necesita».

También cree que hay que acabar con el «mantra» de que hay que electrificar más la economía y ha añadido que el mayor emisor de CO2 en el mundo es la generación eléctrica.

Dentro de su decálogo, también ha asegurado que hay que evitar la redundancia en las infraestructuras porque «son caras». Ha defendido aprovechar «al máximo» las que ya existen como las centrales nucleares.
En relación al hidrógeno cree que debe ser una tecnología del presente, para lo que debe bajar el precio de la energía.

Asimismo, otras reflexiones son las de evitar «la especulación financiera» con los precios del CO2 y la «movilidad para los ricos». A su juicio, la «cerrazón ideológica» en materia de movilidad provoca «daño al empleo industrial, políticas sociales regresivas y aumenta las emisiones».

Imaz ha manifestado que el motor de combustión es «parte de la solución» y prohibirlo «daña» al sector de automoción, a las clases más desfavorecidas e incrementa las emisiones de CO2 porque los fabricantes de coches hace tiempo que «han dejado de invertir en la eficiencia del motor de combustión, porque no tienen ningún incentivo», ya que se está diciendo que en 2035 ese motor desaparece.

En todo caso, no cree que se vaya a prohibir el motor de combustión en Europa en 2035 porque sería «tal barbaridad» y podría provocar «tal daño económico a la sociedad». Además, no ve «madurez tecnológica» para que esto suceda.

Imaz ha indicado que ya hay gobiernos «responsables» como el alemán o el italiano que empiezan a poner encima de la mesa que los combustibles renovables, gasolinas y diésel sostenibles «posiblemente van a emitir menos CO2 en su ciclo de vida que algunos coches eléctricos».

«Creo que en 2035 va a seguir el motor de combustión y, además, con unas emisiones de CO2 dramáticamente inferiores a las que tenemos al día de hoy», ha añadido.

Asimismo, cree que hay que «aprender de los demás» y tener humildad porque en EEUU van a descarbonizar «con la zanahoria» y en Europa se está haciendo con «el palo». «El incentivo americano frente al prohibicionismo europeo», ha indicado Imaz que ha destacado que en EEUU la normativa es «previsible, simple y estable» y aplican el «principio e la neutralidad».

Otra reflexión es que, pese a las dificultades, no están «para llorar» y las empresas deben poner «su vision» y trabajar. En este sentido, ha destacado que Petronor, a la que ha calificado de «buque insignia y bandera» de Repsol, está invertiendo en una planta pionera a nivel mundial de combustibles sintéticos. Ha añadido que en los próximos días iniciará la producción de hidrógeno electrolítico verde con un electrolizador de 2,5 megavatios (MW).

Imaz ha indicado también, en relación a Repsol, que pone todas sus capacidades tecnológicas e industriales «al servicio de una transición energética competitiva, socialmente justa y comprometida con el empleo industrial». Ha subrayado que Repsol va a seguir teniendo la sede en España. «El compromiso es absoluto en términos industriales y de compromiso con el país», ha añadido.