Las economías emergentes de América Latina podrían experimentar efectos contractivos en su actividad con arreglo a la depreciación del tipo de cambio, aunque la mayor apertura comercial podría traer beneficios a la hora de dar impulso a las exportaciones de los países.
Esta es una de las principales conclusiones del informe ‘El canal de renta real y las depreciaciones contractivas en un modelo de agentes heterogéneos para América Latina’, publicado por el Banco de España.
Así, a diferencia de la teoría económica convencional que considera que las depreciaciones del tipo de cambio tienen efectos expansivos sobre la actividad económica, en los países emergentes de América Latina podría darse un escenario de «depreciación contractiva», que pasa por reducir la demanda interna del país a causa del incremento del nivel de precios de las importaciones debido al encarecimiento en moneda local. Esta situación puede provocar a su vez una caída de los niveles de empleo.
Sin embargo, en aquellas economías que cuentan con una mayor apertura comercial, las exportaciones ganarán un mayor peso en su cuadro macroeconómico, lo que tendrá un efecto positivo. Esto se debe a la alteración en los precios que trae una depreciación, haciendo más baratos los bienes domésticos.
En lo que se refiere a sus consecuencias sobre el PIB, y suponiendo que las exportaciones e importaciones no responden en el corto plazo al cambio de precios relativos, todos los países experimentan recesiones contractivas ante una depreciación del tipo de cambio, soportando peores consecuencias los países con un mayor grado de apertura comercial.
En todo caso, el impacto de la depreciación para los países de América Latina no es sensible solamente al grado de apertura, sino también a cambios en otros parámetros, como el límite de endeudamiento al que se enfrentan los hogares. Es decir, el traslado de la caída del consumo al PIB depende del límite de endeudamiento, que determina la propensión marginal a consumir promedio en una economía.