La apelación de las empresas en España a los mercados de capitales sufrió un «verdadero hundimiento» en 2022 acompañado de un «muy fuerte» incremento de los tipos de interés negociados en dicho mercado, hasta niveles medios superiores al 4%, según las conclusiones que se extraen del artículo ‘Banca y mercado de capitales en la financiación empresarial’ publicado en el número 292 de los Cuadernos de Información Económica de Funcas.
El artículo, elaborado por Marta Alberni, Ángel Berges y María Rodríguez, expone que tradicionalmente la financiación empresarial en España y en Europa tenía un «excesivo» sesgo bancario, en detrimento de los mercados de capitales y en contra del modelo anglosajón, donde prima más la apelación a los mercados. «Con el objetivo de corregir dicho sesgo, la Comisión Europea puso en marcha en 2015 su proyecto de Capital Markets Union (CMU), tras el que un elevado número de empresas españolas y europeas se estrenaron como emisores», explican los autores.
Sin embargo, el artículo expone que la tendencia a una mayor apelación a mercados, en detrimento de la financiación bancaria, «no está exenta de riesgos, especialmente en periodos de crisis», de tal manera que, en esos momento, se hace más patente que nunca el papel de la banca como soporte «cuando se seca el mercado».
Este papel de soporte se ha puesto de manifiesto con «especial intensidad» en el último año, en el contexto de la crisis en los mercados de bonos provocada por el repunte de inflación y acelerada por la guerra en Ucrania. En esta situación, la banca «ha retomado su protagonismo» como financiador empresarial, especialmente en aquellos segmentos –el de grandes empresas– cuya presencia habitual en los mercados «les hacía pensar que ya no era necesaria», sostienen los autores.
Este retorno a la financiación bancaria se ha observado «con bastante generalidad» en las diferentes geografías, incluyendo la economía estadounidense, con un repunte del 19% de la financiación bancaria a empresas, pero también en la eurozona.
El artículo explica que el mantenimiento del coste de los préstamos bancarios en niveles reducidos, y «muy inferiores» al de los bonos en mercado, se produce en un contexto en el que la banca también ha sufrido una «muy importante» elevación en el coste de sus propias emisiones, prácticamente en la misma magnitud en que lo han hecho los bonos corporativos.
«Frente a ello, la menor volatilidad en el coste de financiación asociado a los depósitos bancarios ha permitido que los tipos de concesión a empresas hayan reaccionado de manera más controlada al contexto de tensionamiento de tipos de interés, posicionándose el sector bancario como una opción de financiación atractiva para el tejido empresarial», expone el artículo.
BANCOS COMO COLOCADORES
Por otro lado, los autores explican que, aunque una mayor apelación a los mercados financieros no implica necesariamente una menor exposición de la banca a la financiación empresarial, sino que sería «simplemente un cambio en el vehículo mediante el cual esa exposición se materializa».
«De hecho, es muy habitual que las emisiones de bonos por parte de empresas «novatas», se haga con el acompañamiento bancario como colocador, que también mantiene en su propia cartera un porcentaje importante de la emisión», indica el artículo.