La petrolera británica BP ha enfriado sus perspectivas a largo plazo para la actividad de la economía mundial y la demanda de energía, como consecuencia en parte del impacto de la guerra entre Rusia y Ucrania, que podría contribuir a acelerar la transición energética de los países hacia fuentes de energía renovables y de combustibles no fósiles.
«El mayor enfoque en la seguridad energética como resultado de la guerra entre Rusia y Ucrania tiene el potencial de acelerar la transición energética», ha advertido el economista jefe de BP, Spencer Dale. En su análisis, BP examina tres escenarios: Acelerado y Cero neto y Nuevo Impulso.
En los dos primeros, se explora cómo los diferentes elementos del sistema energético podrían cambiar en caminos que logren reducciones sustanciales en las emisiones de carbono para 2050: alrededor del 75% en Acelerado y más del 95% en Cero neto.
«Ambos escenarios suponen un endurecimiento significativo de las políticas climáticas a nivel mundial», ha apuntado la empresa, añadiendo que el escenario Cero Neto también incluye un cambio en el comportamiento y las preferencias de la sociedad para respaldar aún más las ganancias en eficiencia energética y la adopción de energía baja en carbono.
De su lado, el escenario de Nuevo Impulso está diseñado para reflejar la trayectoria actual del sistema energético mundial, poniendo peso en el marcado aumento de las ambiciones gubernamentales y las promesas de descarbonización que se han visto en los últimos años.
En este escenario, las emisiones globales de carbono alcanzan su punto máximo en la década de 2020 y para alrededor de 2050 están alrededor de un 30% por debajo de los niveles de 2019.
ECONOMÍA Y DEMANDA MÁS DÉBILES
De este modo, el nivel del PIB mundial que subyace en los tres escenarios contemplados por la petrolera en su análisis es alrededor de un 3% más bajo en 2025 y 2035 que hace un año y alrededor de un 6% más bajo para 2050.
«El perfil más débil de la actividad económica a corto plazo se debe principalmente al impacto de los precios de las materias primas asociado con la guerra entre Rusia y Ucrania», ha explicado BP, para la que el impacto directo del ‘shock’ de precios de las materias primas se desvanece en gran medida para 2030.
Más allá de 2030, el nivel más bajo del PIB esperado refleja el impacto creciente de un crecimiento económico promedio más lento asociado con las trayectorias estimadas más bajas del comercio internacional, por lo que el impacto de esta reducción en el crecimiento es mayor en aquellas regiones que más se benefician del comercio internacional y las transferencias de productividad.
De este modo, en 2050, el PIB en China es un 7% más bajo que en las perspectivas de BP del año pasado y es un 12% más bajo en África, pero es solo un 1% más bajo en el caso de Estados Unidos.
Asimismo, la petrolera también ha advertido de una evolución más débil de la demanda de energía de lo que anticipaba hace un año, con alrededor de un 3,5% menos en 2035 en todos los escenarios y entre un 5,5% y un 6% menos en 2050.
En 2035, poco más de la mitad de la revisión a la baja del consumo de energía refleja el perfil más débil del PIB, mientras que el resto está impulsado por mayores ganancias en la eficiencia energética que reflejan tanto el mayor enfoque en la seguridad energética como el impacto de los precios más altos de la energía. No obstante, para 2050, el nivel más bajo del PIB representa alrededor de las tres cuartas partes de la revisión del consumo de energía.
De este modo, la demanda de petróleo global, que en 2019 la petrolera estima en 98 millones de barriles al día, se limitaría en 2050 a 21 mb/d en el escenario Cero Neto, mientras que en el Acelerado estima una demanda de 42 mb/d y de 73 mb/d en el escenario Nuevo Impulso.