Amazon ha puesto en funcionamiento su robot número un millón, que comenzó a operar en uno de sus centros logísticos en Japón. Esta maniobra forma parte de su estrategia de automatización y desarrollo tecnológico en las operaciones de distribución y gestión de inventario.
La incorporación de robots a los almacenes tiene como objetivo principal agilizar y perfeccionar el flujo de trabajo dentro de las instalaciones. Estos sistemas automatizados permiten reducir los tiempos de procesamiento y manejar volúmenes de pedidos cada vez mayores. La presencia de robots no reemplaza completamente a los trabajadores, sino que les permite enfocarse en tareas más complejas, mejorando así la eficiencia general del sistema.
Amazon ha presentado Deep Fleet, un avanzado modelo de inteligencia artificial diseñado para coordinar el tráfico interno de sus robots. Esta tecnología actúa como un sistema de navegación inteligente que determina las rutas más rápidas y seguras para que los robots se desplacen dentro de los centros logísticos. Se prevé que Deep Fleet podría reducir en un 10% el tiempo que tardan los robots en moverse.
La automatización en Amazon comenzó en 2012, tras la adquisición de Kiva Systems, una compañía pionera en robótica logística. Desde entonces, la empresa ha ampliado significativamente su equipo robótico, hasta construir un ecosistema de máquinas altamente especializadas.
Entre los modelos más destacados se encuentran Hércules, utilizado para transportar cargas pesadas; Pegasus, centrado en la manipulación de paquetes individuales; y Proteus, que se desplaza de forma autónoma en espacios compartidos con humanos. Esta variedad permite que los sistemas trabajen en conjunto, acelerando los procesos de empaquetado y envío.