Gracias a sus 300 caballos este aparato podrá pasar de posición horizontal a vertical en segundos. Funciona mediante un motor eléctrico de 90 grados con una autonomía de 805 kilómetros y será propulsado por un ventilador de flujo guiado que permitirá ver e paisaje desde las alturas.
Su función pretende ser igual que la de un automóvil normal, aunque tendrá ciertas diferencias. Uno de ellos es el manejo semiautomático, se podrá introducir el destino y el ordenador de control se encargará de todo menos de la confirmación de la posibilidad de aterrizaje.
Ya existe un modelo a escala del vehículo que está siendo probado en el túnel del viento del Instituto de Tecnología de Massachusetts. Aunque no se prevé que este dispositivo esté en el mercado hasta 2024, aseguran que para 2018 existirá un prototipo real que se pondrá a prueba.