Este año hay dos noticias, como en el chiste, una buena y una mala. La buena es muy buena, somos más ricos. España es un país con más riqueza. Y eso es obviamente bueno para la colectividad, porque si esa riqueza se invierte generará más trabajo y más riqueza. La mala es tan mala como la buena, en rotunda demostración de que en economía el ying tiene su yang. La mala es que hay gente más pobre. Que las desigualdades se acrecientan, y eso es una catástrofe. ¿Qué tenemos que hacer? Tenemos que exigir a la riqueza española que invierta el capital, que lo invierta bien y que genere más puestos de trabajo, y dejar de culpabilizarla por los beneficios que genere por ello.
A nuestra clase política, que legisle mejor para ayudar a las pequeñas empresas y a los emprendedores a sacar su negocio adelante. Y a los que se están quedando descolocados en el mercado laboral y a los recién llegados, que asuman rápido que las reglas del juego han cambiado, que ya no hay empleadores de por vida y que somos y nuestro futuro será, lo que seamos capaces de autoemplearnos y crear.
Andrés Rodríguez
Director y editor de Forbes España
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