El nombre ‘Pelayo’ viene del griego Pelagius, que significa “el que tiene voluntad de escoger”. Y eso hizo Pelayo Díaz cuando abandonó Oviedo y se marchó a Londres para estudiar diseño de moda en la prestigiosa Central Saint Martins: escoger (y luchar) por su futuro. En ese momento, tan solo contaba con su blog Katelovesme y su carrera en la industria de la moda no había hecho más que empezar. 2011 fue el punto de inflexión para este joven asturiano. Se graduó y comenzó a trabajar con firmas de lujo como Alexander McQueen, Giles Deacon, David Delfín o Louis Vuitton, lo que hizo que su blog aumentara de manera exponencial su influencia. Y también su fama.

A partir de entonces, Pelayo Díaz (más conocido como Prince Pelayo) se hizo hueco en la sociedad madrileña y no había desfile ni ‘photocall’ que no contase con su presencia. Ha publicado su autobiografía, Indomable; ha desfilado para Dolce&Gabanna en Milán e incluso se ha convertido en una nueva estrella televisiva ejerciendo como estilista.

Ahora retoma su faceta como diseñador de la mano de la marca Shaheko. PRINCE PELAYO x SHAHEKO es una colección de 10 prendas que tanto hombres como mujeres pueden usar y que reflejan a la perfección el tipo de diseñador que lleva dentro y que ha tomado forma con los años y la experiencia. Este es su último gran proyecto con el que ha querido contribuir a la revolución de los cánones cada vez menos establecidos.

Has diseñado una colección de 10 prendas para Shaheko, pero anteriormente también colaboraste con David Delfín diseñando accesorios para sus colecciones. ¿Te has planteado crear tu propia marca de ropa?

Sí, me lo he planteado muchas veces. Estudié diseño de moda porque quería tener mi propio mundo, pero con el paso del tiempo, a parte de cambiar mi idea de ese mundo, han cambiado también mis intereses y mi concepto de la moda. Ha cambiado todo el esquema que parece que te enseñan en la universidad para llegar a ser diseñador. Al trabajar con David Delfín o Alexander McQueen he ido viendo lo mucho que cuesta crear una marca que realmente refleje tu sueño. Cuesta mucho y compensa muy poco. Hay que hacer mucho trabajo que no es creativo y el tiempo que dedicas a crear una colección se limita a una hora al día. Creo que lo que hoy por hoy querría hacer, si finalmente inicio mi marca, sería más funcional como lo que he hecho para Shaheko. Sería algo que sé que la gente quiere, porque al final la moda es la única industria a la que todos recurrimos cada día. Mi concepto de qué diseñador quiero ser ha cambiado mucho con el paso de los años, y al final estas 10 prendas son las que más reflejan qué diseñador quiero ser.

Quizá en un principio querías ser más un diseñador de pasarela.

Quería trabajar en el lujo, hacer desfiles glamurosos y grandes fiestas. Pero cuando empiezas a trabajar te das cuenta que el mundo de la moda no es tan glamuroso como parece, no es todo el rato fiestas, revistas y champán. Al final son muchas horas, muchas piezas que no encajan… Hay muchos genios que se dedican a ese tipo de moda y que son maravillosos a un nivel que yo nunca podré llegar, pero sin embargo sí creo que puedo ser muy competitivo y ganar a muchos la partida dedicándome al diseño del día a día, de prendas funcionales.

Por eso te decantaste por Shaheko para hacer la colección…

Sí, de hecho fue un interés mutuo. Yo soy cliente de la marca, y eso generó un interés reciproco del que surgió esta idea de una forma muy natural. Al final, supone un reto muchísimo mayor diseñar para un cliente que sabe lo que quiere y va a invertir su dinero en algo que se quiere poner en el día a día, que para otro que va a gastar muchísimo dinero en hacer una fantasía que solo se va a poner una vez. Fue muy interesante llevar a lo creativo esa parte de cómo hacer algo diferente pero funcional, que gustase pero fuese novedoso.

¿Cómo ha sido la vuelta al mundo del diseño?

En verdad no ha sido una vuelta, pero entiendo que para la gente lo sea pues no había vuelto a vender aquello que había diseñado. Pero me he encontrado muchas veces en salón de mi casa dibujando y diseñando las ideas que me venían. En casa tengo una carpeta llena de cosas que voy creando pero que no ven la luz porque no tengo mi marca, pero que al final es como un archivo al que puedo recurrir cuando tengo proyectos como este que, además, me ha hecho mucha ilusión llevar a cabo porque es la primera colección de ropa que hago desde mi graduación, hasta ahora solo había diseñado bolsos.

Diseñador, estilista e incluso presentador y escritor. ¿Hay alguna otra faceta en la que te gustaría probar?

Me quedan muchísimas, pero dentro de lo creativo me gustaría entrar en un mundo en el que converge lo digital, lo etéreo de las prendas y mi propia fantasía. Te podría hablar de una ‘concept store’ o ser director de un estudio en el que se mezclen facetas como la pintura, el diseño de moda y la estrategia ‘online’.

Cuando abriste tu blog o iniciaste tu carrera como diseñado, ¿tenías en mente un referente?

Para mí John Galliano y Alexander McQueen han sido siempre los que más me inspiraron y más capturaron mi atención a la hora de interesarme por la moda. No es que los admirara o su trabajo fuese mi favorito, pero fueron los que se encargaron de llamar mi atención por el trabajo que siempre han hecho.

A lo largo de estos años en los que has crecido como persona, y sobre todo, como profesional, ¿los has mantenido?

No, porque a medida que he estado en el mundo de la moda he encontrado otros referentes y he conocido a gente que te lleva por nuevos caminos. No necesariamente tiene que ser la persona del inicio, de hecho cualquier cosa te puede inspirar, desde las redes sociales a un coche.

¿Qué crees que necesita un emprendedor para atreverse a poner en marcha su proyecto/idea?

Valor, creatividad e interés. También creer en sí mismo, porque a lo largo de un proyecto vas a escuchar a muchas personas diciéndote que no puedes, y aunque sea una idea loca hay que encontrar la manera de darle vida.

Escribías en tu blog, al poco de presentar la colección, que se está viviendo una revolución a varios niveles en el mundo de la moda. Mencionabas la pérdida de estacionalidad de los diseños y las cada vez más presentes colecciones genderless’. ¿Consideras que esa revolución, como tú dices, también llegará a la moda como industria, como negocio?

Yo creo, de hecho, que ya ha llegado. Es un problema que en el mundo de la moda se lleva hablando mucho tiempo. Es raro que algo que tú pones sobre el papel tarde seis meses en presentarse y otros seis en llegar a la tienda, porque cuando el producto está en la tienda ya ha perdido toda la frescura. Yo hablaba con David (Delfín) de por qué no saltarse una temporada para que así llegase al público en la temporada adecuada, porque comprar abrigos en julio y bañadores en diciembre es un poco extraño y es algo que siempre se ha discutido. Al igual que el tema de hacer dos pasarelas. Nos creemos muy modernos y estamos tan por encima del género y de las orientaciones, pero al final tenemos una semana de la moda de hombre y otra de mujer. Yo porque lo he vivido de una manera muy natural, pero tú vas a una tienda y es chocante que en 2018 haya planta de hombre y planta de mujer. Es cierto que se hace de forma funcional para que lo que necesitas lo compres, pero no está hecho desde un punto de vista creativo y creo que favorecería al consumo y a la industria porque de esta forma pierdes posibles consumidores que ven un producto que sí se pondrían si estuviera su planta.