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La economía por proyectos: un fenómeno imparable en las profesiones de alto nivel

La manera en la que trabajamos está sufriendo una transformación sin precedentes. Ahora los profesionales exigen más a sus carreras en términos de flexibilidad, libertad y equilibrio entre su vida profesional y personal.
Teletrabajo. Hombre. Calle. Foto: Andrea Piacquadio (Pexels)
Foto: Andrea Piacquadio (Pexels)

La “Gran Dimisión”, de la que tanto se habla últimamente, está alcanzando niveles insospechados, produciendo cambios estructurales en el mercado laboral. Aunque la pandemia ha acelerado este proceso, la exigencia de mayor libertad y flexibilidad en el trabajo comenzó hace más de una década, cuando surgió la economía colaborativa en Estados Unidos a raíz de la crisis de 2008. Esto representó una verdadera transformación del mercado laboral, que tuvo como consecuencia el nacimiento de nuevas formas de relación profesional distintas a la contratación tradicional, una visión en la que el profesional recupera el pleno control de su vida, dándole libertad para estructurar los proyectos profesionales en los que participa, así como su duración, destinatario, alcance, intensidad y modalidad profesional concreta.

La economía colaborativa ha dado lugar al nacimiento de nuevas profesiones configuradas por proyectos, de duración determinada, de mayor especialización y más adecuados a las capacidades y preferencias concretas de cada profesional, especialmente en las profesiones más cualificadas y de alto nivel.

Son varias las razones por las que surgen estos nuevos modelos de desarrollo profesional. Una de ellas, es el cambio de mentalidad generalizada en la población: las personas tienen nuevas prioridades profesionales, buscan una mayor flexibilidad, libertad, y tener más control, equilibrio y autonomía sobre sus trayectorias profesionales. Por otro lado, los profesionales que desarrollan trabajos de mayor capacitación buscan el reto intelectual y control que proporciona la flexibilidad de trabajar en proyectos simultáneos, más sofisticados y especializados, que se ajusten mejor a sus capacidades y prioridades.

A lo anterior hay que añadir que la forma de ver la vida de las nuevas generaciones ha cambiado, no perciben el trabajo como el centro de su vida y dan más importancia a la flexibilidad y a su libertad.

Asimismo, con carácter general, las tareas desarrolladas en los empleos actuales se ajustan cada vez menos a las capacitaciones y habilidades de los profesionales en nuestro mercado laboral, y a medida que se acelere la innovación digital, esta brecha de talento sin precedentes no hará más que aumentar.

Para hacer frente a esta situación, una buena opción para la mayoría de las empresas será invertir en formación y sustituir el trabajo más rutinario por sistemas automatizados, lo que mejorará la rentabilidad y dará lugar a una mayor motivación y fidelidad de sus empleados. Adicionalmente, muchas empresas seguirán la tendencia, ya consolidada en países como EE UU y España, y apostarán por firmas que les proporcionen el acceso a redes o comunidades de profesionales externos y que certifiquen su condición de experto, así como sus habilidades concretas y especializadas, ahorrando tiempo a la empresa en la identificación del mejor profesional para cada proyecto complejo.

Si las empresas afrontan esta nueva forma de trabajar contando con verdaderos expertos de área o industria centrándose sólo en las cualidades inherentes de cada profesional y no en su localización concreta, podrán multiplicar las posibilidades de contar con profesionales de alto nivel y especialización que aporten un mayor valor a sus organizaciones y tendrán una clara ventaja competitiva frente al resto, adaptándose mejor a esta nueva realidad profesional.

*Manuel Deó, CO-CEO de AMBAR PARTNERS