El yogur helado no tiene secretos para él. En pocos años ha hecho madurar una compañía que ya cuenta con franquicias en más de 30 países. La idea para el negocio surgió de manera natural pues ya contaba con un precursor muy cercano: la empresa familiar se dedicaba a la producción de helado tradicional en España y conocía muy bien el sector. Solo les faltó viajar por algunos países, en especial EE UU, para conocer de primera mano el producto. “Fue entonces cuando nos dimos cuenta de que podíamos incorporar nuestros conocimientos para crear un yogur helado mucho mejor e introducirlo por primera vez en nuestro país”. Buscaban aportar algo nuevo y muy fresco en el anclado panorama nacional, una oferta diferente y sana que permitiese disfrutar al consumidor de un producto totalmente novedoso y atractivo.

Espinosa marca claramente la distinción de su producto: “No es un helado, sino un yogur cremoso con una temperatura muy agradable al paladar; no consideramos que estemos dentro del mundo de los helados, somos Llaollao frozen yogurt”. El reto fundamental que Llaollao se planteó como empresa desde sus comienzos operativos era introducir la marca en el mercado y “conseguir que el público español conociera un producto totalmente diferente y alternativo al helado, sano y muy bajo en calorías, el cual se puede combinar sobre todo con fruta fresca”. Los objetivos nacionales se han ido cumpliendo con creces, pero la gran sorpresa se les presentó, y fue aún mayor, cuando saltaron al mercado internacional.

La franquicia es eje central en torno al que gira el crecimiento del negocio: “El sistema se fundamenta sobre todo en la formación continuada de nuestros franquiciados, ayudándoles día a día en sus necesidades y acompañándolos para que su negocio se vaya haciendo cada vez más rentable”, afirma Espinosa. “En Llaollao contamos con un departamento de Expansión desde el que se plantean objetivos y estrategias para conseguir llegar a los puntos donde queremos estar presentes”. Además, participan en las ferias internacionales más importantes del mundo para dar a conocer su producto y franquicia en otros países, precisamente en aquellos donde pretenden implantar su modelo de negocio. “Las aportaciones de todo el equipo de Llaollao y la ilusión y esfuerzo con el que trabajamos a diario es lo que ha hecho posible llegar hasta donde estamos ahora”, enfatiza el directivo como si en esas palabras radicase básicamente el secreto de un éxito empresarial tan rápido como vasto, y al que aún le quedase mucho por avanzar.

Continua expansión
Aunque su planta de fabricación está en Murcia, concretamente en Cieza, donde manufacturan gran parte de sus productos, el capítulo dedicado a la logística y distribución del producto por los diferentes comercios franquiciados lo tienen bien resuelto: “Contamos con una empresa logística de dilatada experiencia en el sector de la distribución que consigue que nuestros productos lleguen a cualquier parte del mundo”. Actualmente están presentes en 32 países con una red que supera los 220 locales, pero sus planes de expansión a corto y medio plazo apuntan alto: quieren consolidarse en los países donde ya tienen presencia y seguir ampliando el negocio, aún más, tanto a nivel nacional como internacional. “Llaollao sigue creciendo en España y en otros países del mundo pero cada vez somos más selectivos: exigimos ubicaciones premium y un buen perfil del candidato”.

Pedro Espinosa puede jactarse de ser pionero en el sector: “Llaollao fue la primera empresa que introdujo en el país el frozen yogurt consiguiendo que el público español conociese este nuevo concepto. Podemos decir con orgullo que nuestro yogur está fabricado en España utilizando ingredientes de máxima calidad”. Reitera una circunstancia clave que afecta al producto: el de no ser un helado. Esto hace que no se vea tan afectado por la estacionalidad habitualmente ligada al mismo. Independientemente de la fecha, “¿quién se ha tomado un yogur natural que no esté frío?, éste siempre se consume a una baja temperatura”. Además, desde el punto de vista nutricional y a la hora de incorporar cualquier avance, novedad o mejora, en Llallao cuentan con un departamento de I+D+i desde el que buscan estar siempre subidos al carro de la innovación y el progreso.

Los problemas que Espinosa ha tenido que afrontar en siete años de historia ahora parecen quedar en segundo plano. Para él lo más complicado ha sido, en líneas generales, “crear una empresa bien consolidada con un gran equipo humano que posibilitase hacer frente a un crecimiento tan rápido como el vivido”. Emprender un negocio, de éxito, y siendo tan joven, podría llevar a pensar que el camino ya está allanado, pero nada más lejos de la realidad: todavía queda mucho por hacer. “La meta nunca se alcanza, consigues cumplir retos y es lo que te hace seguir con ilusión un proyecto”.