Ni siquiera resulta fácil explicar por qué una firma mítica de capital riesgo como Andreessen Horowitz ha decidido cerrar su oficina de Londres, apenas año y medio después de abrirla. En enero, se atribuía la causa de su repliegue a la buena disposición de Donald Trump hacia el mundo cripto. Hoy se habla de que a16z sigue la pauta de contención del capital norteamericano en Europa: en el primer trimestre de 2025, sólo el 46,9% del valor total de las operaciones europeas ha incluido dinero estadounidense, según Pitchbook, casi cuatro puntos porcentuales menos que en el trimestre anterior. En el caso de China, ha sido solo el 5%.
El abracadabra de Trump con los aranceles ha logrado sembrar el mundo de confusión, que es algo muy distinto de la incertidumbre. La primera es enemiga ancestral de la innovación. Uno de los mayores expertos mundiales en cadenas de suministro, español y afincado en EEUU, me anima a no dejarme llevar por las luces estroboscópicas que emanan de la Casa Blanca. Las grandes corporaciones chinas producen ya en la mayoría de países del Sudeste asiático y de Sudamérica, se les puede comprar en Vietnam, en Chile o donde mejor resulte en cada caso. De hecho, conviene que España presente sus credenciales en Beijing como destino de los centros de producción que recalarán en Europa, en competencia con Turquía, Polonia o Alemania.
Muchas compañías norteamericanas están aprovechando el momento para encargar grandes lotes, seis meses de mercancía por adelantado, si hace falta. Eso eleva los costes de inventario y va contra la innovación, que necesita ciclos de producto más largos, pero en el mercado rige hoy una norma: “speed over precision”. La directora ejecutiva de Levi Strauss, Michelle Gass, ha dicho a los inversores que cualquier aumento de precios debido a los aranceles sería «quirúrgico». La mayor naviera del mundo, Maersk, firma su primer contrato de cada año con el gigante de la distribución norteamericano Walmart. Así ha sido también en 2025. Lo demás son espectáculos en redes sociales. “Claro que no volverá nada a la normalidad, ¿quién se va a fiar del presidente de EEUU?”.
La confusión ha obrado la esperada corrección en unos mercados bursátiles recalentados desde finales de 2022, especialmente en el caso del sector tecnológico, como llevamos tiempo diciendo. Pero hay efectos colaterales poco deseados. Compañías como StubHub, Klarna, Chime, la plataforma de trading eToro (casi cuatro años intentándolo) o la startup de energía limpia 1Komma5 han anunciado que retrasan su salida a Bolsa. El capital privado europeo ha iniciado 2025 con una caída trimestral del 24,6% en el valor de las operaciones. Mucho cuidado cuando se sigue el rastro del dinero, no olvides que siempre gana. Lo esencial es que el producto en venta no seas tú.
Santosh Sankar, de Dynamo Ventures, una firma de capital riesgo especializada en cadena de suministro y movilidad, da probablemente en el clavo: «Tal vez, lo que ha sucedido obligará a las startups de consumo a preguntarse: ‘¿Realmente merezco existir o no?'». Fíjate en lo que está sucediendo con Meta, Amazon y Google en Europa.
La presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, acaba de declarar al Financial Times que una de las represalias contra los aranceles estadounidenses podría consistir en un impuesto sobre los ingresos por publicidad digital. El caso es que los anunciantes llevan tiempo quejándose de que los gigantes tecnológicos norteamericanos son caros, pero aquellos que están reconsiderando sus planes de gasto son menos propensos a recortar en Meta, Amazon y Google. ¿Por qué? Son las plataformas más eficaces.
El Gobierno francés ha optado por una vía lateral y ha respaldado a Mistral AI, con sede en París, adjudicándole una serie de contratos para intentar impulsarla como alternativa europea en el vertiginoso mundo de la inteligencia artificial. Desde el 15 de enero, las visitas a la web European Alternatives han aumentado más del 1.200%. El sitio ofrece una lista completa de opciones a los gigantes tecnológicos, desde servicios de streaming de música hasta buscadores de internet, proveedores de correo electrónico o protección contra DDoS. Es una puerta abierta a los innovadores.
Leah Hodgson propone otra gran pregunta que deberían formularse las startups, viendo el impacto que la confusión de los aranceles está generando en la inversión: ¿Deben dejar de pensar en estrategias de global-first y centrarse en la creación de ventajas competitivas duraderas a nivel local y regional, antes de aventurarse en el extranjero? Puede que los inversores, advierte, ya no crean tanto en los unicornios globales y prefieran buscar campeones regionales con las bases mejor asentadas.
Quizás la lección de todo este maremágnum de confusión es que la innovación tecnológica y la política de Trump discurren, sin ninguna duda, por planos completamente distintos. El discurso de Sundar Pichai en la reciente Google Cloud Next resulta inspirador en ese sentido. “Necesitamos que nuestra infraestructura global se mueva a la velocidad de Google, con una latencia casi nula, para dar soporte a servicios destinados a miles de millones de usuarios en todo el mundo”, dice aparentemente ajeno al desbarajuste creado por la Casa Blanca.
La red desplegada por la compañía es “incomparable: abarca más de 200 países y territorios, con más de tres millones de kilómetros de fibra óptica”. Y anuncia que su Red de Área Amplia en la Nube (WAN) se pone a disposición de empresas de todo el mundo. ¿Sigue viva la globalización entonces? “Empresas como Nestlé (una suiza siempre va bien en estos casos) y Citadel Securities (EEUU) ya la utilizan”, asegura.
E Insiste Pichai: “Actualmente, nuestros 15 productos con 500 millones de usuarios, incluidos siete con 2.000 millones, utilizan nuestros modelos Gemini”, la IA de Google. La versión 2.5, que incorpora razonamiento, es “el mejor modelo del mundo, según la clasificación de Chatbot Arena”, ha recibido “la puntuación más alta jamás obtenida en el Último Examen de la Humanidad, una de las pruebas más difíciles de la industria”. No hay aranceles en su discurso post Liberation Day.
Con tanto ruido, ha pasado casi desapercibida la Hannover Messe, la principal feria industrial de Europa, en la que el presidente de Siemens, Roland Busch, ha pedido “un nuevo sistema operativo para Alemania”. En la planta de la cervecera Stella Artois, un perro Spot de Boston Dynamics da vueltas sin parar alrededor de la cadena que transporta las botellas de cerveza. Un micrófono le permite escuchar el sonido que hacen al chocar entre sí, con eso le basta para alertar de cualquier incidencia. No estaría mal un Spot en los jardines de la Casa Blanca.