Hace unas semanas, Dani Martín publicó un profundo mensaje en Instagram que algunos medios de tecla rápida se lanzaron apresuradamente a considerar como su despedida.
Unos días después, el mismo cantante desmentía esa información y la tachaba de clickbait. Debo reconocer que la noticia, a posteriori equivocada, me dejó devastado, especialmente cuando leí su mensaje en redes sociales, que en un punto decía: “No soy un gran cantante, tampoco sé si lo hago bien y la verdad que hay algo que me sorprende: que 22 años después siga pasando todo esto con el síndrome del impostor tan grande que tengo; la verdad, me asombra”. Leer estas líneas me empujó a escribir esta columna, que tan sólo pretende hacerle llegar a Dani Martín un mensaje: Has sido mucho más que un gran cantante, has sido el icono de una generación pre crisis.
Supongo que con el paso del tiempo, cuando vemos todo como una foto en blanco y negro, tendemos a idealizar lo que vivimos, pero Dani Martín y su banda El Canto del Loco tienen algo de emblema generacional para todos aquellos que éramos adolescentes en la primera década del milenio, que empezó con el acné de la ESO y terminó con unas dificultades terribles para encontrar un trabajo digno. Hoy nos daríamos con un canto en los dientes si encontrásemos un grupo que supiese crear dos puñados de temas que te sabes de memoria desde el día uno, como logró Dani Martín con El Canto del Loco. Vale que no eran Nirvana u Oasis, pero con un Brugal Cola en un bar de medio pelo estaba genial. Igual es que voy a contracorriente, pero veinte años después yo sigo sintiendo cositas cuando suena una canción de este grupo, aunque ya nada vuelva a ser como era antes. No sé si eran brillantes, yo el análisis técnico se lo dejo a otro, pero para mí refulgían.
Cuando pienso en Dani Martín y El Canto del Loco lo hago con una sonrisa. Estoy convencido de que supieron entender y aprovechar el contexto como pocos. Lo que diré parece poco ortodoxo, pero a principios de siglo, después de American Pie 1 (1999), los adolescentes empleábamos eso de MQMF con frecuencia. Sólo un par de años después, El Canto del Loco sacaba uno de sus ‘hits’, La madre de José. Recuerdo que, cuando cantábamos la canción, cambiábamos el nombre de José por el de un amigo. Aún sigo tarareando el estribillo equivocadamente, lo que para alguno será insoportable.
También era una época en la que calzar Nike, New Balance o Adidas para salir de fiesta a discotecas no era habitual, especialmente en ciudades como Madrid. Era muy de provinciano, como yo era, estar al borde del colapso al hacer la maleta cada vez que visitabas Madrid para salir de fiesta. Hoy el calzado es más democrático en la noche pija, no así hace veinte años. El Canto del Loco lo captó con Zapatillas, temazo para los fetichistas, pero también para los que creíamos que se podía entrar a los garitos de otra manera, sin que te miraran mal al pasar.
En unos tiempos en los que la cresta de Beckham era tendencia y el concepto de metrosexual habría sido la palabra del año para la Fundeu, Dani Martín aprovechaba para darnos también consejos, como cuando nos decía eso de que lo bueno y lo que importaba estaba en los “Besos”, muy por encima de lo accesorio, asesoramiento gratis que sigue siendo muy válido en 2023. Y mira que Dani Martín también tuvo impacto en lo estético. Estoy convencido de que aumentó el porcentaje de piercings en la ceja en España, sin ir más lejos. Ese look de canallita que aún conserva, un poco Peter Pan, es muy de esos gloriosos años.
Ahora que Dani Martín para un tiempo, es bueno recordar cómo también fue capaz de demostrarnos que se puede volver a empezar de cero cuando parece que lo hemos perdido todo o que ya no volveremos a triunfar. Si ese mensaje que nos invita a volver a disfrutar no es suficiente, apaga y vámonos.
Puede ser que Dani Martín vuelva, puede ser que no. Personalmente, estoy convencido de que volverá, seguro que volverá. Hoy sólo quería aprovechar esta columna para decirle que, cuando se sienta como un impostor, sepa que hay a muchos que nos ha hecho vivir y disfrutar cosas muy reales.
Feliz lunes y que tengáis una gran semana.