En el año 2000, el 47% de la población vivía en áreas urbanas, unas 3,2 mil millones de personas. En 2050 será el 68% de la población mundial. Unas 6,6 mil millones de personas. En apenas 50 años se habrá incrementado la población urbana mundial en 3,4 mil millones de personas.
Se avecina el caos en muchas ciudades. Sobre todo en Africa, América latina y Asia. La ONU predice que en el mundo habrá 43 megapolis con más de 10 millones de habitantes. La India tendrá más de 1.6 mil millones de habitantes. El equivalente al 22% de la población mundial actual.
Sin embargo, la Union Europea apenas crecerá la población autóctona, pero sí que envejecerá enormemente. Se estima que pueden perderse 49 millones de personas de edad laboral (20-64). Esta descompensación demográfica dará lugar a movimientos migratorios sin precedentes.
Y todo esto sucederá en un mundo cada vez más digitalizado, y donde los consumidores consumirán cada vez más digitalmente, en consecuencia, donde las compras online y las entregas de paquetes a los domicilios particulares serán cada vez más comunes.
En 2030 seguramente estemos cerca de los 400 mil millones de paquetes entregados. En 2020 entregamos 131 mil millones de paquetes. En esta década habremos triplicado los paquetes de las compras online que enviamos a domicilios particulares. Lo cual supondrá un impacto sin precedente, tanto desde el punto de vista medioambiental, como urbanístico y logístico.
Y además, asistiremos a una lucha contra el reloj por ser cada vez más rápidos. Los consumidores se han acostumbradosa recibir cada vez más rápidamente las cosas que compran. Y no sabemos a dónde llegará el límite de la demanda de velocidad. Por ejemplo, hoy retailers como Currys, el minorista de electrónica de consumo del Reino Unido, está entregando a través de Uber Eats, productos como cargadores de teléfonos, cartuchos de impresora y otros artículos en tan solo 30 minutos.
Los consumidores han sido “educados” para no esperar mucho sus pedidos digitales. Y esto hace que las cadenas de suministro tengan que acercarse cada vez más a ellos, e incluso lleva a una geografía de minialmacenes urbanos, y dark stores (tiendas físicas, o locales comerciales, que no están abiertos al público, solo son un espacio físico utilizado para las operaciones de eLogística y administrativas del negocio. Es decir, tienen productos almacenados, pero los clientes no tienen acceso directo comprarlos, si no es a través de compras desde una página web o aplicación móvil). Rappi, compañía colombiana, por ejemplo, en su servicio de comercio rápido Turbo-Fresh, en 2021, la compañía abrió 60 tiendas oscuras en Colombia para facilitar el cumplimiento ultrarrápido de pedidos, la mayoría en Bogotá y Medellín.
Los gastos relativos a costes logísticos (fulfillment cost + shipping cost) de Amazon, alcanzaron los 151,8 mil millones de dólares (138,18 mil millones de euros), según informó Virtualcapital. Sólo Walmart, en occidente, ha vendido más de 152 mil millones de dólares (138,36 mil millones de euros).
Ese gasto, básicamente, está en hacer llegar las cosas rápidamente, prestar servicios logísticos a terceros, así como desarrollar una enorme estructura logística, incluida flota de aviones, camiones y demás. La conveniencia es cara de desarrollar. Y cada vez está acercando más su huella logística a las grandes urbes en los países donde opera.
En resumen, tenemos en el guion del futuro. Ciudades cada vez más pobladas, la urgencia de la conveniencia online, y la necesidad no negociable de reinventar el escenario logístico: buscar nuevas opciones mucho más sostenibles para entregar paquetes a los consumidores. La logística urbana sostenible será un capítulo esencial de nuestro futuro.
En las zonas urbanas, el mercado logístico se está adaptando a esta nuevo escenario. Los operadores logísticos se están especializando con urgencia en la “última milla”, en una batalla contra el tiempo y el espacio.
Y las ciudades deben adaptarse a este nuevo escenario, pero sobre todo las propuestas de las empresas deben adaptarse a las cotidianidades de las ciudades, no violentarlas, deben construir una logística más respetuosa con la vida de las ciudades, con sus sociedades y con el medio ambiente. Esta logística eco-social es necesaria para cumplir con los requisitos de desarrollo sostenible y hacer que la vida de los residentes sea lo más placentera posible.
Y dentro de estas propuestas, estamos viendo algunas excelentes. Permitidme que os cite dos: Hace un tiempo, Zalando llevó a cabo un proyecto muy interesante, ya que la legislación postal danesa lo permitía. Zalando implantó 50 nuevos puntos de recogida y devolución gestionados por particulares en áreas residenciales de Aarhus y Copenhague. Objetivo: crear una experiencia de compra más humana y conveniente en la recogida y devolución de los productos comprados Online. Ya saben, el buen vecino que recoge las cartas cuando no estás. Algo tan viejo, pero tan vigente y efectivo.
La comunidad de Vecinos apuntados son conocidos como “Din Nabo” (en castellano, ‘su vecino’). Se apuntaron estudiantes, autónomos, padres y madres y jubilados que podían ofrecer su casa como punto de recogida.
El nuevo concepto también ayudaba a reducir el impacto ambiental en 50 gramos de CO2 por paquete, ya que los paquetes de Zalando se entregaban en paquetes a menos direcciones y se eliminaba el porcentaje de entregas fallidas por no estar los consumidores en sus domicilios. Lo mismo para las devoluciones. Los Din Nabo recibían un pago por cada paquete que entregue y reciba.
Otro caso brillante es DingDone, aquí en España, ubicados en Barcelona (aunque próximamente ya han anunciado que se expandirán a Madrid) es la mayor red de microalmacenes urbanos para la custodia y entrega de paquetería. Se definen como logística cívica. Y apenas tienen unos meses de vida. En el primer trimestre de 2022, han recibido más de 1.000 peticiones de personas que querían convertirse en “hubbers” (personas que usan espacios sobrantes de sus domicilios para convertirlos en microalmacenes). A marzo de 2022, habían cubierto más del 50% de los códigos postales de la ciudad de Barcelona.
DingDone diferencia entre «Súper Hubbers» y “Hubbers», hay un «Súper Hubber» por código postal que coordina a todos los Hubbers de su mismo barrio. Los Hubbers también ayudan en servicios de logística de la última milla: llevando los paquetes a los hogares de sus vecinos. Los datos que manejan en estos meses, es una eficiencia del 98´18% de eficiencia en las entregas, reduciendo la huella ecológica de las entregas fallidas y la logística inversa, ofreciendo la posibilidad de custodiar la paquetería más de 48h y así poder hacer las entregas hasta los 15 días posteriores a la llegada del artículo, desde los locales de cada uno de sus Súper Hubbers, por código postal.
Y no usan ningún medio de locomoción, ya que realizan los servicios caminando. Su finalidad es conseguir atomizar los almacenes de última milla, en las áreas metropolitanas de las ciudades más importantes, en miles de “microalmecenes” repartidos por código postal, en locales comerciales (Súper Hubbers), e incluso en las propias viviendas de sus “Hubbers”. Sin duda una de las propuestas más interesantes en la logistica del retail en el mundo actual, y más en el mundo futuro.