«¿Sabes que yo ya he dormido aquí?». Como iba a saberlo, me digo para mis adentros, enseñando dientes y con las manos recogidas para intentar salir lo mejor posible, ante el paredón de fotógrafos (más de una docena) que disparaban a los invitados en la entrega de Forbes Best CEO 2020 a Francisco Reynés.
Dos grandes consejeros delegados, uno que ayuda a las empresas en su estrategia y uno de los grandes del retail me preguntaron lo mismo. No he dormido en el Ritz. En el paredón de flashes es conveniente desarrollar la técnica de ventrílocuo de José Luis Moreno (la evasora no, claro). Boca fija y susurros exagerando dientes.
El primer CEO. «A las 12 de la mañana hicimos la maleta y nos vinimos al Ritz. Cena en el Champagne Bar y a dormir. Desayuno pantagruélico al día siguiente y cena en el Deessa. Felices. Enhorabuena, Andrés. Haber conseguido que este premio sea el primero que se entrega aquí desde que se abrió el hotel es la leche». El Museo del Prado parecía celarse del glamour de los invitados y pandillas de chavalas olvidaban el movil por unos minutos para pegar sus naricillas a los ventanales a ver si divisaban a alguna estrella que hiciera Tick o Tock.
El segundo CEO. «¿Sabes que nosotros ya hemos dormido aquí? Tenía consejo, se alargó la reunión y le dije a mi mujer: ‘¿Nos vamos a cenar al Ritz y nos quedamos a dormir?’ No sería justo olvidar que era nuestro aniversario de boda». Las confesiones del photocall merecen un libro de memorias que titularía Entre flash y flash.
«A mí ya solo me llama Francisco mi madre», fue la primera frase de Paco Reynés tras mi discurso en el que recordé la historia del galardón: Maria Dolores Dancausa, Willie Walsh, Iñigo Meiras, Florentino Pérez, Josu Jon Imaz y Pablo Isla tras ser nombrado Presidente de Inditex, ya en plena pandemia china.
Tras mi bienvenida continuó la laudatio de Antonio Garamendi. Los dos «abusamos» del Paco porque es como se le conoce, con cariño, en el planeta gestor. Garamendi es navegante, elegante, mediático y prudente. Creo que los empresarios tenemos en Antonio el mejor embajador. Hay que tener buenas espaldas para no achicharrarse con el foco siempre encima. Si la política americana le echara el ojo -que no puede porque más vasco no puede ser- descubriría un filón. Le espera un verano Cantábrico y ojalá le dejen descansar un poco del anonimato mediático que merece. En los corrillos es un gran contador de chistes. Otro día los reproduzco.
Reynés, con su magnífico porte de presidente americano, y su retranca mallorquina, no leyó su discurso, sino que lo explicó sobre un pequeño guion. Es un gran orador, muy convincente, porque, como dice: «Entiendo el liderazgo como la capacidad de convencer».
Desde el estrado nos acordamos los tres de Isidro Fainé. Yo le recordé como ganador del Premio Forbes al Mejor Filántropo 2018 (de la cuenta de resultados de Naturgy casi 400 millones de euros marchan cada año al presupuesto de la Fundación La Caixa para obra social. Impresionante). Garamendi lo citó como responsable también del éxito de Reynés. Y el premiado, con la discreción que siempre hace gala, en un agradecimiento profundo que intuí personal.
Desde la platea, Cristina Valls, en la mesa de la familia, lo grababa todo con su iPhone. Su orgullo flotaba en el ambiente del hotel que Alfonso XIII mandó construir en Madrid tras una visita a París porque le pareció que la ciudad necesitaba recibir a la altura de la ciudad de la luz. Paco Reynés no dejó ni un momento de mirar por el reojo a ver si los suyos estaban cómodos.
«Seremos la última generación que cite a Churchill», contó Pedro J en la mesa 1. EL ESPAÑOL es el líder digital de este país, y el tercero si lo medimos con la prensa impresa (tras La Vanguardia y El Mundo), pero se sabe poco. Los cuatro vientos digitales nos ayudarán a que se sepa.
En la mesa dos, el vitalista Oliver Lechére, director general de Chanel -su mujer es la Directora de la Casa Mejico-al lado del Forbes Brand Manager, Cristiano Badoch, que aún sufre las puyas cariñosas de habernos eliminado Italia en los penaltis. Chanel abrió tienda en Marbella este fin de semana, así que el dinero dicen que vuelve.
Víctor Bañares tiene entre manos el «aterrizaje» de Por fin eres libre (ILSA), el nuevo operador de ferrocarriles (a mí me parece que es una palabra que describe mejor la magia del tren). Me apetece mucho acompañarle en este viaje. Juan Pedro Moreno, con su elegante mascarilla del Teatro Real, presumió de su nuevo proyecto, Floripondio, la floristeria de moda en la ciudad, y de su abanico de planes.
Pronto se escuchará hablar de ellos. Muy cerca está Julio Iranzo, alma máter de Avellanar Inversiones, cuya apuesta por el lujo inmobiliario va a terminar de consolidar el sector. Tiene las ideas muy claras y la oportunidad, como se dice en el foro: «La pintan calva».
En la mesa de Idoia Sota, subdirectora de Forbes, Edmundo Bal, de Ciudadanos. «¿Sabes que yo concursé en el Un, Dos, Tres y gané 125.000 pesetas?». Hay que tirar de Youtube porque el vídeo promete ser viral. Nunca se imagina uno lo que se puede aprender en estas cenas.
Hablamos de Barcelona, claro, no en un corro sino en todos. Con cierta tristeza, y espero que sin acritud. Me cuentan que el turismo ya ha regresado, pero que la ciudad sigue adormecida. Todos coincidieron que la ciudad ha perdido una oportunidad de oro. Forbes organizará allí este otoño sus primeros Forbes Summit Sostenibilidad y Forbes Woman Summit para contribuir a la recuperación.
Ayuso tira de demagogia cuando dice que Madrid vivirá una nueva movida madrileña. Aquella movida de rockers y mods la apuntilló el PSOE y ahora el PP se la quiere echar al hombro como mantón de manila. Pero lo cierto es que si las Olimpiadas fueron el detonador de la internacionalización de Barcelona, la gestión de Ayuso de la hostelería durante la pandemia ha colocado a Madrid en el mapa internacional.
Madrid ya está en el circuito de las ciudades a las que hay que venir cuando un americano se toma su año sabático y recorre Europa. Significa que la ciudad es más Milán que Roma. Significa que aquí se pueden hacer negocios y que la política no pone trabas. Y significa que parte de este rédito (que, ojo, ¡no dura siempre!), revertirá en el bolsillo de los vecinos, que lo sufrirán también porque sufrirán el precio de la vivienda, la gentifricación de sus barrios y las hordas de turistas con maleta de ruedas deambulando frente a Doña Manolita.
La crónica en negrita sería extensa y quedar mal olvidando a alguien es muy probable. Rafael Anson celebraba esa noche su aniversario de boda, pero no quiso faltar. Quique Dacosta no estaba en Madrid. Andaba por Barcelona en Casa Corberó, la excentricidad arquitectónica que no debes dejar de ver si pasas por la ciudad.
Lo de Quique con el Mandarín es como una boda real. Debutó en sociedad Philippe Boisseau, Consejero Delegado de Cepsa, «este fin de semana me quedo en Madrid, en París sigue siendo invierno». Paco Caro siempre tan alegre, tan andaluz, padrino de una de las hijas de Reynés, merendaba en el Ritz algo antes de cenar. No se entiende el estilo de vida de este país, ni la comunicación de empresa, sin la sabiduría de este hombre «singular». El que no lo conozca que se lo haga mirar.
Y a riesgo de quedar mal olvidando a alguien apunten Ramón Galcerán, de Grant Thorton; Héctor Flórez, de Deloitte; Domingo Mirón, de Accenture; Fede Linares de EY; Juan Llobel, dircom de Cepsa; Blas Herrero, presidente de Kiss Media; Jaume Miquel, de Tendam; el nuevo director general de Bulgari en España; Raphael Gantchoula-Kanoui; Pablo Abeniacar (Farlabo), Baihas Baghdadi, de TWC, que patrocinó el acto, y así hasta 74, que es el aforo que el Ritz nos permitió para cumplir con las normas.
Se habló mucho en los corrillos del patinazo del gobierno por no asistir al evento.
¿Por qué no vino Nadia Calviño a la entrega del Best CEO 2020? ¿Tuvo algo que ver que el Gobierno aún no se ha pronunciado sobre la OPA del fondo australiano IFM a Naturgy? ¿Consideró que su presencia al lado de Reynés la hubiera interpretado Europa como una señal? ¿Hay una agenda pactada al respecto?
Tampoco estuvo Almeida al que la vacuna dejó «tocadillo». Los que si estuvieron, y sin ellos no habría sido posible, fueron Ignacio Quintana, Director General de Spainmedia, y Marga Herrán, directora de comunicación. Su cruce de miradas es la varita mágica de eventos como este, ya un referente en la vida social empresarial de este país.