Una vez más, la muerte de una persona cercana, a la que he conocido y tratado, me afecta personalmente en estos últimos meses. La sorpresa y la estupefacción son las principales reacciones con las que el sector teatral español en pleno se ha despertado esta mañana, al hacerse público el fallecimiento del productor y gestor teatral guipuzcoano Enrique Salaberría (Pasajes, 1961), a través de un comunicado de la empresa de la que era presidente, SMedia, que anunciaba su repentina muerte, producida ayer por la tarde, debida a complicaciones surgidas en una operación de cadera de la que ya se estaba recuperando.

Pese a no ser empresario “de paredes”, como se dice en el sector teatral del dueño de los recintos escénicos, Enrique Salaberría era el empresario teatral que más salas gestionaba en Madrid, a través de su empresa, Plural Multimedia y Ocio, conocida por la marca SMedia, con la que programaba los teatros madrileños Cofidis Alcázar, Gran Vía (y Pequeño Gran Vía), Galileo, Infanta Isabel, Fígaro y Lara, y el Real Carlos III de Aranjuez. Su amigo Lope García Tamarit, consejero delegado de Servicios Especializados en Distribución Artística (SEDA), recordaba para Forbes que le había conocido tarde, en 2013, “el año en el que me independicé laboralmente y monté mi empresa”. Para García Tamarit, Salaberría fue siempre un “apoyo”. “Era extremadamente generoso con todos los compañeros de profesión y especialmente con las compañías que estábamos empezando”.

Salaberría era un defensor a ultranza del teatro privado. Le enervaba la dependencia que muchos proyectos teatrales tenían de los fondos públicos y de su programación en teatros municipales. “La política no deja de ser un instrumento para canalizar los recursos creativos y a eso antes se le llamaba censura. Ahora se le llama ‘canalizar los recursos creativos’… De una manera u otra es censura y obedece a los gustos del poder”, me dijo en una ocasión, en una entrevista que me concedió para la revista profesional de artes escénicas El Espectáculo Teatral, que yo dirigí como editor y propietario hasta 2013. “Enrique amaba el teatro –explica, por su parte, Lope García– y era muy conocedor del sector. Siempre peleaba por dignificar el teatro privado y era muy fiel a la calidad y la belleza”.

El cuerpo de Enrique Salaberría ha sido trasladado esta mañana al Tanatorio Municipal de Pozuelo de Alarcón, donde será velado, en la sala dos, hasta las 20:00 horas, momento en el que se celebrará un responso en su recuerdo.