El océano podría proporcionar hasta 3.000 millones de toneladas de los 5.000 millones de toneladas de eliminación de emisiones necesarias para alcanzar el cero neto. Sin embargo, en el último año se han batido récords de calor oceánico todos los días, y existe una necesidad urgente de comprender los riesgos y oportunidades de la función oceánica y financiar su protección.

Reino Unido cree que los mercados de capital natural son la forma de conseguirlo, y acaba de lanzarse un proyecto sobre cómo establecerlos. Mercados de capital natural marino de alta integridad en el Reino Unido: Una hoja de ruta para la acción pretende crear un mecanismo para que los inversores y las empresas inviertan en proyectos que proporcionen un flujo de beneficios –desde comunidades resilientes, agua limpia, recuperación de la naturaleza y biodiversidad, así como secuestro de carbono– basado en un flujo constante de financiación para la protección de la naturaleza marina.

El papel económico de los ecosistemas oceánicos

La salud del medio marino, ya sea en las profundidades oceánicas, en la plataforma continental o en las zonas costeras, puede tener un enorme impacto económico. La economía oceánica mundial fue valorada por WWF en 2015 en unos 1,5 billones de dólares anuales, lo que la convierte en la séptima mayor economía del mundo, y se espera que su valor se duplique en 2030 hasta alcanzar los 3 billones de dólares. Al mismo tiempo, el valor total de los activos oceánicos (capital natural) se estimó en 24 billones de dólares.

Sin embargo, los ecosistemas marinos y costeros se ven cada vez más amenazados por presiones crecientes como el aumento de las temperaturas, el desarrollo, determinadas prácticas pesqueras y acuícolas, la contaminación del agua y otros impactos antropogénicos. El hecho de no comprender el impacto sobre el valor de externalidades no atribuidas como la contaminación, la extracción excesiva y la creciente acidez del agua marina, significa que no se están tomando medidas para proteger ese valor.

Ese valor también puede atribuirse a nivel nacional. Caroline Price, responsable de naturaleza y medio ambiente de The Crown Estate, declaró: «Los ecosistemas marinos naturales y costeros del Reino Unido desempeñan un papel fundamental en el sostenimiento de nuestra economía, salud y bienestar. Se calcula que nuestras costas, estuarios y aguas marinas aportan 47.000 millones de libras a la economía y sustentan más de 500.000 puestos de trabajo».

Parte del reto a la hora de abordar la destrucción y degradación del medio marino y oceánico es que los océanos no están específicamente contemplados en los tratados internacionales sobre medio ambiente, como el Acuerdo de París centrado en el clima o el Marco Mundial para la Biodiversidad, cuyo objetivo es ayudar a proteger y restaurar los ecosistemas. De hecho, hoy en día sólo el 1% de la financiación mundial para el clima se destina al océano.

Si el océano ha quedado excluido de los tratados medioambientales, muchos, entre ellos Annick Paradis, directora ejecutiva de la empresa de inversión y asesoramiento Pollination, piensan que se necesitan mercados sólidos para aumentar el flujo de capital destinado a apoyar los objetivos mundiales en materia de clima y naturaleza.

El Reino Unido centrará la inversión en los mercados de capital natural

El Reino Unido avanza ahora hacia el establecimiento de esos mercados de capital natural marino de alta integridad. Una asociación entre The Crown Estate, Blue Marine Foundation, Crown Estate Scotland, Esmée Fairbairn Foundation, Finance Earth y Pollination, ha esbozado una serie de recomendaciones que proporcionan un plan para desbloquear la inversión en la protección y restauración de los ecosistemas marinos y costeros.

El objetivo es encontrar nuevas formas de canalizar la financiación y aumentar la resiliencia en el Reino Unido, y Paradis sostiene que los mercados de capital natural ofrecen una vía para aprovechar los pagos por los servicios de los ecosistemas y desbloquear la tan necesaria financiación privada allí donde la financiación pública y filantrópica suele ser escasa.

Según ella, «en todo el Reino Unido, esos mercados pueden construir cadenas de suministro más resistentes, reforzar la seguridad alimentaria y crear empleo en las comunidades costeras británicas». Para hacer realidad esta visión, diversas partes interesadas tendrán que colaborar para impulsar la confianza de los inversores demostrando que los proyectos sobre el terreno funcionan en la práctica. Esto requerirá un esfuerzo sostenido, pero si se hace bien, ayudará a dar escala a los mercados de capital natural marino en el Reino Unido y en el extranjero».

Elizabeth Beall, directora gerente de Finance Earth, añade: «Hay una serie de acciones necesarias –y muchas ya en marcha–, desde el desarrollo de nuevos códigos centrados en el medio marino para aportar rigor y garantizar que se consigue un impacto de alta integridad, hasta el pilotaje de enfoques de paisaje marino para restaurar y proteger nuestros vitales ecosistemas marinos y costeros. La hoja de ruta reúne todas las acciones necesarias para esbozar un plan cohesionado que garantice que todos remamos juntos en la misma dirección, que es la única forma de cumplir nuestros objetivos para 2030».

Se necesita una investigación sólida para apuntalar los mercados

Si los mercados de capital natural van a formar parte de la solución, es imperativo que se desplieguen de la forma adecuada. Price afirma: «Entendemos que para hacer realidad el potencial de los mercados de capital natural en el Reino Unido y superar los obstáculos que se oponen a su implantación, necesitamos presentar una vía coherente hacia la consecución de las siete recomendaciones expuestas en el informe». Uno de los puntales más importantes va a ser una comprensión sólida y profunda de cómo el medio marino secuestra el carbono y de cómo el cambio climático afectará a sus funciones en lo que respecta al almacenamiento de carbono y calor, la biodiversidad marina y la generación de oxígeno.

La comprensión de los procesos oceánicos es un proceso relativamente nuevo. Uno de los programas de investigación oceánica de más larga duración, Ocean Seascape, sólo lleva en funcionamiento desde 2002. Utiliza un conjunto de instrumentos oceanográficos y meteorológicos, situados a bordo de los barcos del Grupo Royal Caribbean, para seguir la estructura de las corrientes, la temperatura de la superficie del mar, las concentraciones de dióxido de carbono y la salinidad tomadas a lo largo de las repetitivas rutas de los barcos. Todo ello permite a los científicos controlar los cambios a escalas de estaciones, años e incluso décadas. El programa ayudó a verificar por primera vez que la acidificación de los océanos –una reducción del pH a lo largo de un periodo prolongado de tiempo causada principalmente por la absorción de dióxido de carbono de la atmósfera– se estaba produciendo en el mar Caribe pero a ritmos variables.

Se necesita mucha más información para que los mercados de capital natural sean eficaces. Se ha valorado que el secuestro y almacenamiento de carbono por parte de los ecosistemas de manglares, marismas y praderas marinas tiene un valor de hasta 190.000 millones de dólares al año, pero esto es la punta del iceberg en términos de investigación efectiva. Los hábitats de los fondos marinos de las plataformas continentales comprenden casi el 8% de los fondos oceánicos y, sin embargo, apenas se conoce la capacidad de secuestro de carbono de estas vastas zonas, que podrían ofrecer oportunidades de secuestro de hasta diez veces el tamaño del Amazonas.

Gabriella Gilkes, directora del programa Convex Seascape Survey –un proyecto de investigación global de cinco años para generar datos y conocimientos sobre cómo gestionar el océano de forma sostenible para maximizar su capacidad de almacenamiento de carbono– afirma: «El océano cubre el 70% de la superficie terrestre y constituye el 95% de la biosfera del planeta, lo que lo convierte en la mayor superficie capaz de capturar y almacenar carbono. Pero, ¿dónde está ese carbono? ¿Cómo ha llegado hasta allí? ¿De dónde procede? ¿Y cuál es el papel de la vida y la biodiversidad en el almacenamiento de carbono oceánico? Éstas son las preguntas que esperamos poder responder con nuestra investigación».

En diciembre de 2023, el estudio Convex Seascape informó de las primeras investigaciones que demostraban que los distintos tipos de criaturas que viven en y sobre los lodos del fondo marino desempeñan todas ellas un papel esencial a la hora de extraer carbono del agua y enterrarlo en el lecho marino: un nivel de información sin precedentes sobre el potencial de estos animales para almacenar carbono. El trabajo de campo más reciente realizado en Escocia cartografió cómo el comportamiento excavador de criaturas marinas poco conocidas altera el sedimento, lo que se conoce como «bioturbación». Críticamente, la investigación mostró que la cantidad de carbono había aumentado respecto a esfuerzos anteriores en un 150%. ¿Se debe esto al aumento de los niveles o de carbono, o simplemente a que antes no sabíamos lo suficiente?

Una ciencia marina correctamente gestionada va a desempeñar un papel fundamental en el apuntalamiento de cualquier mercado de capital natural para los servicios de los ecosistemas marinos. Y está claro que queda mucho por aprender sobre el océano, por no hablar de su potencial de secuestro de carbono. Lo que está claro es que los beneficios del océano, desde sustentar la vida a través del aire y los alimentos, hasta atrapar el calor y absorber el CO2, no se están teniendo en cuenta en ninguno de nuestros conocimientos sobre el funcionamiento del mundo. Y si queremos tener éxito a la hora de afrontar los retos del clima y la sostenibilidad, eso va a tener que cambiar.