Los océanos de la Tierra desempeñan un papel fundamental en la configuración de la existencia humana, ya que dependemos de estas vastas extensiones de agua para todo, desde el oxígeno que respiramos y el agua que bebemos hasta los alimentos que comemos. Sin embargo, nuestra relación con los océanos se enfrenta hoy a grandes desafíos, ya que amenazas como el aumento de la temperatura del agua y la desoxigenación están afectando a la salud de nuestros mares a un ritmo alarmante.

A medida que la sociedad se enfrenta a estas preocupaciones medioambientales, es fundamental comprender las consecuencias económicas de no abordar estos problemas. El 90% de la economía mundial se desplaza por los océanos. Si los océanos constituyeran una economía independiente, se situarían como la séptima del mundo, lo que subraya aún más el papel vital que desempeñan en el comercio mundial.

Navegar por la economía azul

Las industrias relacionadas con los océanos generan 24 billones de dólares de valor económico en todo el mundo y sostienen el sustento de 3.000 millones de personas en industrias como el marisco, la construcción de puertos y el turismo costero.

Sin embargo, dado el coste de actividades humanas como la quema de combustibles fósiles, la sobrepesca, la contaminación por plásticos y la minería submarina, es necesaria una mayor atención para ayudar a preservar el ecosistema marino. El aumento de los niveles de dióxido de carbono en la atmósfera está provocando un incremento de los niveles de acidez en el océano, lo que repercute negativamente en el medio ambiente de los océanos. Esto, a su vez, está causando un efecto dominó en las industrias relacionadas con el océano y en las economías locales que dependen de la salud de los océanos para sobrevivir.

En 2012, nació la idea de la «economía azul» en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Desarrollo Sostenible Río+20. El Banco Mundial define la economía azul como el uso sostenible de los recursos oceánicos para el crecimiento económico, la mejora de los medios de subsistencia y el empleo, preservando al mismo tiempo la salud del ecosistema oceánico. Una misión fundamental de la economía azul es comprender y gestionar mejor los diversos aspectos de la sostenibilidad de los océanos mediante la colaboración mundial para abordar la viabilidad medioambiental de los océanos.

Abordar los numerosos e importantes retos a los que se enfrentan nuestros océanos requiere un enfoque holístico que equilibre tanto las consideraciones económicas como la sostenibilidad medioambiental. Al comprender cómo funcionan los océanos, los beneficios que proporcionan a la humanidad y cómo protegerlos, es más fácil reconocer que las cuestiones medioambientales relacionadas con los océanos no son únicamente problemas económicos, sino que son fundamentales para la salud futura de nuestro planeta.

Invertir en la economía azul

Los inversores desempeñan un papel importante en la economía azul, ya que poseen el poder económico para proporcionar el capital esencial para financiar inversiones respetuosas con los océanos. A lo largo de la historia, la financiación se ha destinado de forma agresiva a las industrias extractivas basadas en los océanos (lo que sacamos de ellos), como el turismo costero y la pesca.

Pero más recientemente, las oportunidades basadas en el mercado han aumentado para los inversores. Este tipo de inversiones pueden ofrecer importantes beneficios tanto para los inversores como para los océanos, como la pesca ética, la gestión de la contaminación y las energías renovables marinas.

En los últimos años, las empresas de capital riesgo y otros asignadores de fondos en fase inicial han mostrado un mayor interés en invertir en empresas emergentes y tecnologías tecnológicas para la conservación de los océanos en ámbitos como la aportación de soluciones innovadoras para la reducción de los residuos plásticos y la búsqueda de usos alternativos para las algas marinas y su mayor subgrupo, las algas kelp.

Al mismo tiempo, los llamados bonos azules –instrumentos de deuda emitidos por gobiernos, bancos de desarrollo y otros– han surgido como una herramienta vital para financiar iniciativas oceánicas sostenibles y apoyar la transición hacia la economía azul. El auge de las estrategias de inversión centradas en el medio ambiente ofrece una vía prometedora para la salud futura de los ecosistemas marinos.

Oportunidades para apoyar el crecimiento sostenible

Varios sectores de inversión diversos ofrecen oportunidades financieras a los inversores para apoyar el crecimiento sostenible y la conservación marina. Algunos de ellos son:

  • Producción acuícola sostenible. El proceso de cría y recolección de vida marina y organismos acuáticos para satisfacer la demanda mundial de productos del mar de una manera que tenga un impacto mínimo en el medio ambiente.
  • Biotecnología azul. Una forma nueva y sostenible de desarrollar productos como fármacos, cosméticos y biocombustibles a partir de organismos marinos.
  • Energía renovable azul. La energía limpia y renovable –incluida la eólica marina, la undimotriz y la mareomotriz– reduce la dependencia de los combustibles fósiles que contribuyen al aumento de los niveles de dióxido de carbono.
  • Protección y regeneración del medio ambiente. La protección y regeneración de los ecosistemas marinos mediante actividades que eviten la contaminación de los océanos y restauren la biodiversidad en las zonas costeras.
  • Pesca sostenible. Recolección de plantas y animales acuáticos de forma que se minimice el impacto negativo que la sobrepesca puede tener en el medio marino.

La aparición de estos sectores de inversión significa una transformación sustancial hacia una economía azul más responsable y sostenible.

Cómo pueden las organizaciones apoyar la transición

Las organizaciones de todos los tamaños, tanto a escala mundial como local, pueden apoyar la transición necesaria para alimentar una economía azul próspera. Fomentando políticas y marcos normativos que promuevan prácticas sostenibles, las organizaciones y los gobiernos pueden colaborar para alcanzar objetivos ecológicos.

Las asociaciones estratégicas entre partes interesadas con ideas afines pueden ayudar a aprovechar la experiencia y amplificar el impacto de las iniciativas sostenibles, especialmente a través de la investigación y el desarrollo. Estas mismas organizaciones pueden marcar la diferencia dando prioridad a la educación de inversores y clientes sobre la importancia de la economía azul y las oportunidades de inversión que creará.

El equilibrio entre la salud de nuestros océanos y la economía mundial exige un enfoque reflexivo por parte de los responsables políticos, los líderes empresariales y los inversores. A medida que el mundo navega por los retos que plantea el cambio climático, cada vez está más claro que las prácticas responsables relacionadas con el medio marino no sólo pueden garantizar la salud de los océanos, sino también impulsar las economías que dependen de ellos.

La salud de nuestros océanos depende de las medidas que se tomen ahora, por lo que es hora de que todas las partes interesadas acepten sus responsabilidades compartidas y realicen cambios para contribuir a un futuro próspero.