Esta semana, hablamos de ‘Las aventuras de Simbad el Marino’ (Editorial Zenda-Edhasa), un magistral libro que cuenta con la ilustración de Augusto Ferrer-Dalmau y el prólogo del escritor Arturo Pérez-Reverte. «Siete fueron los viajes de Simbad, y siete también los naufragios que padeció», arranca el prólogo.
Simbad el Marino, el explorador, el aventurero de Bagdad, se ha convertido en el arquetipo de todas las novelas de aventuras posteriores y el Ulises de Oriente. A partir de los antiguos manuscritos, Khawam nos descubre al verdadero Simbad, aquel que nunca perteneció a Las mil y una noches: uno infinitamente más cercano, aunque la aventura, con su cortejo de monstruos y magos, de mundo real e imaginario, sigue acudiendo a la cita.
Son los tiempos en que los marinos árabes se lanzan al descubrimiento de las desconocidas tierras del océano Índico, llegan a Madagascar y se adentran en el mar de la China. De regreso al hogar, el deseo más acuciante es ir a las tabernas a contar sus andanzas.
Y, entretanto, el lector se convierte en asombrado espectador de lo mágico, exótico y desconocido. Por todo ello, Simbad es, por méritos propios, un personaje que forma parte de la memoria colectiva y de la literatura universal.
En el prólogo, Pérez-Reverte recalca: «Lo que verdaderamente anima el espíritu imbatible de Simbad es dirigir una contundente interpelación al mundo, los peligros y las gentes que lo pueblan. Algo que puede resumirse de modo perfecto en una sola palabra: ‘Asombradme’. Estoy seguro de que, como a mi cuando leí por primera vez, este libro portentoso, Las aventuras de Simbad el Marino, también asombrarán al lector».